Selig pensó que Marisol lo abandonó cuando dejó de responder sus mensajes y llamadas. Se preguntaba qué habría hecho mal para que ella se alejara.
Marisol, por su parte, creía que Selig la había olvidado al no buscarla durante tantos años. Sentía un profundo dolor por haber perdido a quien consideraba el amor de su vida.
Sin embargo, el destino tenía preparada una sorpresa para ambos. Un encuentro inesperado los enfrentó y descubrieron la verdad detrás de su separación: un malentendido que los mantuvo alejados injustamente.
NovelToon tiene autorización de Taycreaciones. para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Entoces no me quieras.
“Marisol”
Me pasé el camino completo llorando, pero no por el dolor que las contracciones me provocaban, sino por el dolor del alma que no cesaba.
Selig me veía de vez en cuando mientras conducía y acariciaba mi vientre, como si con ello podría conseguir que mi dolor desaparezca.
“Quiero que me vuelvas a sonreír, que me mires con amor y me digas que todo pasó. Quiero... que me vuelvas a querer.”
No soportaba la distancia que tomó de mí, pues parecía que aquellos años viéndolo a la distancia volvían.
“Tan cerca, pero a la vez tan lejos.”
—Dijiste que era algo del momento que pasaría —comento y suspire tratando de ahogar un poco mi llanto.
Sin darme cuenta, mi respiración comenzó a entrecortarse y mi voz sonó temblorosa, impidiendo que pueda manejar lo que sucedía en mi interior.
—Ya pasará —volví a decir, sin quitar mi mirada del camino —tiene que pasar.
—Luz, estamos a poco de llegar —añadió y giré mi mirada a la ventanilla, notando la cantidad de carros que habían formando una línea.
—Hay mucho tránsito —dije tratando de cambiar el tema de conversación.
—Es sábado por la noche y muchos suelen visitar la plaza central o algún grupo nuevo que pueda llegar a presentarse en la ciudad —contestó y asentí —. Mar...
—Siento que me ahogo —pronuncié, abriendo la puerta del carro y bajando de este.
Pasé entre todos los vehículos mientras los gritos de Selig llamándome, se me perdían en cada nuevo paso que daba.
“No puedo estar cerca de él, me duele mucho seguir soportando todo esto.”
Sabía que iba a odiarme una vez más, pero no pretendía quedarme a su lado como un objeto que solo servía para decorar la casa, yo valgo más.
Sí, que me culpe esta vez por marcharme y abandonarlo. Que vuelva a recriminarme una vez más el alejarme y permanecer escondida sin dejar ningún rastro, pero no le daré la satisfacción de verme sufrir por un error que ni siquiera fue mío.
Bien, sí.
Fui la responsable de no intervenir el día de su boda, de no llegar y decirle a gritos que no se casara, que estaba de regreso y quería pasar cada uno de mis días a su lado.
También asumo mi responsabilidad en cuanto a ocultarle todo cuando volví a verlo, más aún sabiendo que jamás me olvido y que como antes... quería tenerme a su lado.
Pero jamás voy a aprobar que ponga toda la responsabilidad sobre mis hombros y deje libre de culpas a los que intervinieron entre nosotros.
Era tan culpable como yo. Por tomar poco interés en mí desde un inicio y no importarle ni siquiera de donde venía, a donde podría irme o como era mi verdadera identidad.
Si siquiera hubiera buscado en los hospitales, sabría que no me había marchado como su maldita madrastra se lo dijo y al despertar serían sus ojos los primeros en ver.
‘‘NO FUE COMPLETAMENTE MI CULPA, SELIG!”
Con la respiración agitada y manos temblorosas, tomo el móvil que se encontraba en mi bolsa y rechazo la llamada entrante que llegaba de él, para luego marcar rápidamente el número de mi chofer.
^^^—Señora...^^^
—Timoti, ven a buscarme —pedí, oyendo una respuesta positiva de su parte.
Rapidamente le envié mi ubicación y en menos tiempo del que pensaba, él estaba a unos pasos de mí.
Camino apresuradamente en dirección al carro y justo cuando voy a abrir la puerta, la voz de Selig resuena detrás de mí.
—¡MARISOL!
Lentamente me giro a verlo con mis ojos inundados de lágrimas y el dolor estallando nuevamente en mi interior.
—¿Qué es lo que haces? —preguntó con su ceño fruncido.
—Esta vez lo siento de verdad, Selig —respondí con esa triste sonrisa que acompañaba a mi nublada vista —siento no haberte podido hacer ver que la culpa no fue mía, que como tú, lo que más deseaba era pasar mis años a tu lado —abro la puerta —. Pero en algo si voy a darte la razón, no debí regresar por ti.
Y sin decir una sola palabra más, me monté en el carro y pedí a mi chofer que arrancara mientras los gritos de Selig tratando de detenerme, quedaron muy lejos.
“Dijiste que deseabas nunca haber sabido de mí, pues déjame cumplir tu deseo. Desapareceré de tal manera que vivirás como si jamás hubiera existido.”
Y una vez más mi mirada bajó a mi móvil y las lágrimas llenaron mis ojos mientras la imagen de Selig junto a otra mujer aparecía nuevamente.
Sí, solo hace unas horas me habían enviado esa fotografía y él sabía que podía perdonarle todo, menos una infidelidad.
No estábamos bien, pero no por ello tiene que correr a los brazos de otra mujer. ¡NO NECESITABA TRAICIONARME!
—Jefa, ¿Se encuentra bien? —preguntó Timoti y solo asenti.
—Todo pasará —respondí, bajando mi mirada a los innumerables mensajes que llegaban de Selig y entre ellos... uno de Zachary.
Sabía que quizás ya supo lo sucedido por su hermano y que probablemente me haya enviado unas innumerables maldiciones, pero no podía adivinar lo que diría sin abrir el mensaje.
...“Zachary Cuddyer”:...
Deja que aprenda la lección por sus malas decisiones, sólo mantenme al tanto de como estás y como llevas el embarazo.
Me encargaré de hacerle ver su error para que no vuelva a herirte.
Cuidate.
Y lloré aún más.
Creí que me diría que era alguien sin corazón que por tercera vez abandonó a su hermano. Pero lo cierto es que parece entenderme y no juzgarme, al menos no ahora.
Solo respondí un “Estaremos en contacto” y apague el aparato para desprenderme de todo lo que me rodeaba a él, a mi amado Selig Cuddyer.
—Lamento más que tú que la historia vuelva a repetirse, pero no me dejas más opciones. Tú me querías lejos de tu vida y te demostraré que un hijo no ata jamas a una persona. Si quieres estar con alguien más, tienes el camino libre.
Marisol London.
“mensaje de texto enviado”