Odiada por sus padres debido a una cicatriz en su frente, Helena es vendida al poderoso director ejecutivo Medina. En un intento extremo por liberarse de un matrimonio por contrato, ve que la única salida es huir.
La fuga no sale como ella imagina y, cuando se mete en problemas, conoce a Vitor, un apuesto joven que está decidido a disfrutar de sus últimos días como soltero, antes de ceder al deseo de su padre de casarse y comenzar una familia.
Como no se conocen, los dos deciden no hablar de los detalles de sus vidas y pronto surge un sentimiento que les hace soñar con un futuro juntos e intentar ser felices...
Pero el pasado regresa, y Helena se verá obligada a cumplir su parte del contrato y Vítor regresará a su destino.
¿Podría ser este el final de una intensa pasión? ¿O es simplemente el destino jugando una mala pasada para poner a prueba este amor?
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Pasaron muchos días, mientras tanto Helena era aún más ignorada por sus padres, pero no es eso lo que le duele el corazón, sino saber que solo faltan 5 días para su boda con el señor Medina.
Durante este tiempo a Helena no le permitían comer absolutamente nada de lo que compraba Elías, Marta sentía lástima por la niña y por eso compraba comida constantemente.
Vítor estuvo fuera todo este tiempo y aunque estaba muy ocupado, siempre le enviaba mensajes a Helena, pero era ignorado la mayor parte del tiempo, porque a Helena no le gustaba la forma dominante de Vítor. Siempre preguntaba dónde estaba, con quién estaba y qué hacía, al parecer Vitor es muy celoso y controlador, por lo que Helena está segura que su vida de casada será un infierno.
Como Vítor se lo pidió, Helena se centró en sus estudios y finalmente terminó el bendito trabajo, durante esos días también decidió algunas cosas de la boda, como elegir el menú, las flores, la tarta y el vestido de novia.
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Helena acababa de despertar, todavía un poco somnolienta, comenzó a mirar su celular, en ese momento se dio cuenta que había varios mensajes de su prometido, Helena sabía que no podía huir de él para siempre, así que de inmediato comenzó a leer. .
Lunes
“Buenos días Helena, espero que tu semana sea de bendición, en unos días estaré aquí, tengo muchas ganas de conocerte” ⁹:⁰⁰am
Miércoles
“Parece que estás bastante ocupado, ¿quieres decirme qué estás haciendo?”¹⁸:⁰⁰pm
Domingo
“Acabo de llegar a casa, quiero conocerte, mañana a las 7:00 pm mando a alguien a recogerte”²²:⁰⁰pm
Al leer este último mensaje, Helena casi lloró de la desesperación, solo respondió con un Ok, se cubrió el rostro con las manos y lloró impotente.
—Dios, necesito tu ayuda, dame fuerzas para afrontar este desafío y no permitas que tenga razón.
Estaba hablando sola, pero sus palabras fueron interrumpidas por unos golpes frenéticos en la puerta, era Marta, Helena la dejó entrar, quien sonriendo pronto dijo:
—¿Vas a faltar a clase hoy, fulano de tal? Ya son las siete – dijo Marta para luego sentarse en la esquina de la cama y empezar a mirar a Helena.
En ese momento Marta notó que la joven estaba llorando, muy preocupada, Marta se acercó a Helena, le tomó la mano y luego le dijo:
—Ay querida, ojalá pudiera cambiar tu historia, llevarte a otro país y juntos podamos buscar un futuro mejor, lamento no poder protegerte – dijo Marta y luego abrazó a Helena.
La joven enterró su rostro en el pecho de Marta y lloró aún más, luego de calmarse un poco, Helena se aclaró la garganta un par de veces y con voz llena de miedo pronto dijo:
—Me retrasé la regla, son solo 13 días, pero eso nunca pasó, por eso tengo mucho miedo, dijo Helena y luego empezó a llorar de nuevo.
Helena teme el embarazo, además de no saber dónde está su padre, también tiene que lidiar con la furia de Elías.
Al escuchar esas palabras, Marta esbozó una débil sonrisa y luego habló:
—Cuando era joven me pasaba esto de vez en cuando, mi mamá siempre me tranquilizaba diciendo que era normal, las mujeres jóvenes tienen muchas hormonas y a veces se descontrolan. Eres virgen y no tienes por qué asustarte, te voy a preparar un té de pimienta y esto se solucionará pronto-dijo Marta, ya planeando levantarse.
—Ya no soy virgen Marta, en mi fuga encontré el amor, era hermoso, amable, divertido, todo lo que alguna vez soñé para mí, fue amor a primera vista y en el calor del momento me entregué a él, pero Vitor se fue Me dolió por mi culpa, le pedí ayuda a papá y lo único que conseguí fue que me capturaran, ni siquiera sé si Vitor está vivo o muerto, sabes que papá es un monstruo - mientras hablaba, Helena lloró aún más.
Al escuchar esas palabras, Marta se tapó la boca con incredulidad y luego dijo:
—Entonces creo que estás embarazada, dijo Marta ya llorando, sabe que Elías es un hombre malvado y hará que Helena se arrepienta de este acto irreflexivo.
En ese momento se abrió bruscamente la puerta y entró Elías, tenía los ojos rojos como un fuego, iba pasando por el pasillo y escuchó parte de la conversación y no le gustó nada.
Helena no sabía el motivo de su repentina llegada, pero de repente sintió un escalofrío recorrer su espalda, era miedo.
-¿Embarazada? ¿Estás embarazada, Helena?, preguntó enojado Elías, caminando ya hacia Helena.
Con cada paso de un hombre, Helena sentía su cuerpo temblar de miedo, se levantó y se acurrucó en un rincón de la habitación, lo único que podía hacer era llorar.
Al ver eso, Elías se enojó mucho y luego volvió a decir:
—¿El gato te comió la lengua, Helena? Dime la verdad…o mato a Marta aquí y ahora-dijo Elías para luego apuntar con su arma dorada a la cabeza de Marta.
En ese momento, Helena se desesperó y pronto dijo:
—No lo sé señor Elías, mi regla está retrasada, pero no me hice ningún examen, deje a Marta fuera de esto por favor, dijo Helena y pronto comenzó a secarse las lágrimas.
Al ver a su padre actuar así, Helena se dio cuenta que si está embarazada no tendrá la oportunidad de conocer a este niño, intentando con todas sus fuerzas no llorar, Helena se quedó allí parada frente a su padre esperando su puesto.
Sorpresivamente Elías simplemente salió de la habitación sin decir palabra, en ese momento Helena abrazó a Marta y llorando reflexionó mentalmente:
“Dios, no permitas que tenga un niño dentro de mí, porque sería otra víctima como yo, ya me di cuenta que no nací para ser feliz, así que dale este bebé a alguien más, alguien que pueda elige su propio destino, quién está a tu lado, al lado de la persona que amas y que tiene una buena familia con la que puedes contar”.
