Eloisa se encontraba llena de tristeza mirando el cielo rojo que se pintaba con el atardecer, en su mente las imagines de su madre se hacían presente, recordaba con dolor la traición del hombre que le juro amor eterno, sentía que su vida ya no tenía sentido en tan poco tiempo había perdido tanto. No tenía idea por dónde comenzar, mientras caminaba perdida por la arena de la playa, se encontró con un perro, este la siguió por todo la playa, cuando Eloisa estaba apunto de subirse a su auto, el perro le ladro. Ella dejo que el perro entrara a su auto en la parte trasera, cuando llegó a su departamento, acomodo al perro en una esquina del pequeño balcón que tenía, le colocó agua y comida. Desde ese día su vida de Eloisa a cambiaría por completo, descubre que el pequeño perro que adopto es miembro importante de una numerosa familia que llevan semanas buscando al pequeño perro, ya que el dueño es el hijo mayor de la familia quien se encuentra en un viaje.
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Baile
Se sentaron a comer, Ximena le mostraba las fotos que Gonzalo tomó a su madre.
Gonzalo sonreía.
Fabiola estaba un poco seria, Eloisa miró el rostro de Fabiola podía notar que ella estaba molesta.
Eloisa bajo la mirada y comio en silencio con la mirada en su platillo.
Ximena, no dejaba de hablar, Gonzalo miraba a Eloisa.Fabiola miraba a Gonzalo molesta.
- Provecho, voy a ver al capitán, dijo Gonzalo levantándose de la mesa.
Ximena miró a Eloisa y a su madre.
- ¿qué sucede?
- Nada, sonrió su madre.
- ¿No te gustó la comida?, Eloisa.
- No, la comida está genial.
- Puedes ir por el postre Ximena, dijo Fabiola.
- Si mamá.
Fabiola se quedó a solas con Eloisa
- ¿que sucede?, Eloisa
- Nada, todo está bien.
- Te vi coqueteando con mi hijo, ¿te gusta?.
Eloisa no quería mentirle más a Fabiola, tenía que ser sincera.
- si, dijo avergonzada.
- El es un hombre maravilloso, pero muy ocupado, tu mereces a un chico que tenga tiempo para una relación. No quiero que te lastime, es mi hijo y lo adoro, pero últimamente no lo reconozco, mencionaba preocupada Fabiola, ella en realidad estimaba mucho a Eloisa.
- No estoy saliendo con tu hijo, tranquila, respondía Eloisa.
Ximena llegó con el postre, Gonzalo se sentó, tomó su postre y se marchó.
- No lo comerás con nosotras dijo Ximena.
- Tengo trabajo, voy a estar en la habitación.
Gonzalo se marchó, Ximena suspiro.
- Papá no era como el, dijo ella triste.
- Tu papá amaba a su familia, cariño.
Eloisa sonrio y se comió su postre. Las chicas terminaron de disfrutar la comida y se marcharon a los camastros para disfrutar del sol. Eloisa pensaba en las actitudes de Gonzalo y aunque encontraba cosas negativas, su corazón se encendía al pensar en el y ella en una relación.
El yate regresó a tierra, bajaron y Gonzalo hablaba por teléfono con unos clientes.
Se subieron al auto, Eloisa tenía a peludo en sus piernas, Ximena iba abrazando a su mamá, Gonzalo iba escribiendo en su computadora.
Llegaron al hotel y el no se despidió de ellas.
- Vamos a cenar a las diez, le gritó su madre a Gonzalo.
Eloisa no podía creer que el estuviera tan perdido en su trabajo que no estuviera disfrutando de la compañía de ellas.
En su habitación miraba por la ventana y pensó que lo mejor era no ser tan directa con Gonzalo.
Ellas se arreglaron y bajaron a la recepción, Gonzalo estaba parado esperando a que bajarán, cuando su mamá lo vio sonrió.
- Si te escuché madre, decía sonriendo.
Se subieron al auto, Ximena iba hablando con Eloisa, le contaba sobre el lugar donde iban a cenar, también le mostraba los comentarios de sus amigos sobre sus fotos con ella.
Te voy a presentar a mi amigo Otoniel, el tonto ya hasta me llamo para decirme que muere por conocerte, creo que pronto encontrarás un novio, decía Ximena.
- No, gracias, decía Eloisa nerviosa.
Gonzalo miraba por la ventana y sintió celos al escuchar que los amigos de Ximena querían conocer a Eloisa.
Llegaron al restaurante y Gonzalo se sentó a un lado de Eloisa.
Ella se puso nerviosa y sonrió. El le sirvió vino.
- Este lugar le gustaba a mi papá porque podía bailar con mi madre, decía Ximena.
- Me invitarás a bailar, dijo Fabiola a Gonzalo.
- Claro que sí madre.
Después de la cena la música era lenta y habían parejas bailando.
Gonzalo saco a bailar a su mamá.
Eloisa los miraba y sonreía.
- ¿te gusta mi hermano?, dijo Ximena mientras miraba a su hermano bailar con su mamá.
- no, decía nerviosa Eloisa.
- Eloisa se siente la tención sexual entre ustedes.
Eloisa la miró asombrada.
- No digas eso, Ximena.
Ximena se carcajeo.
- No somos unos niños Eloisa, si tanto se gustan, no entiendo por qué no se atreven a salir.
- Tenemos miedo, dijo Eloisa mirando a Gonzalo.
- Pues que tontos, si no se arriesgan jamás sabrán que se siente estar juntos.
Eloisa golpeó a Ximena.
- Eres peor que el diablito que tengo en mi cabeza.
Ambas se reían a carcajadas.
Gonzalo se sentó .
- Hermano, baila con Eloisa ella muere por bailar, me dijo que quería invitar al chico sexi de esa mesa pero creo que es un patán, enséñale a ella que tú eres un caballero.
- ¿quieres bailar?, dijo Gonzalo mirando serio a Eloisa.
- Si, me encantaría.
Fabiola miró molesta a Ximena, ella se reía.
- Ximena, ¿que haces?, decía su madre.
- Mamá, ellos se gustan míralos, son muy lindos juntos.
Fabiola miró a la pareja de jóvenes y sonrió.
- Espero que Gonzalo no lo arruiné, decía Fabiola.
- Sería un idiota si la aleja de su lado.
Eloisa puso su rostro en su hombro.
- Te ves hermosa, con este vestido, dijo Gonzalo nervioso.
- Gracias, tu también te miras muy bien.
- Gracias, aunque el chico sexi con el que querías bailar se ve mejor con ese traje azul.
- Tu hermana solo lo dijo para qué me sacarás a bailar, dice que tú y yo tenemos tensión sexual.
- ¿De eso te reías?
- No, de otras cosas.
- ¿de que?
- De nada importante.
- Yo también siento algo de tensión, entre tú y yo, decía Gonzalo.
- Eso siempre ha existido.
- ¿Sexual?, dijo Gonzalo.
Eloisa miró sonriendo a Gonzalo.
- Yo siento que me deseas, decía Gonzalo sonriendo.
Eloisa comenzó a carcajearse.
- ¿por qué te ríes?, yo sí te deseo Eloisa.
Eloisa lo miró asombrada.
- Pero entiendo que yo no sea tu tipo, dijo Gonzalo sonriendo.
Eloisa puso su rostro de nuevo en su hombro para no verlo.
Eloisa pensaba en todo mientras ellos bailaban.
Cuando iba a terminar la música ella lo miró.
- Tienes razón, no eres mi tipo, pero te deseo, dijo separándose de el y caminando a la mesa.
Gonzalo sonrió y camino detrás de ella.
- Vamos a casa, dijo su madre cuando Gonzalo llegó.
- Si, dijo Gonzalo sacando efectivo para pagar la cuenta.