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FÉNIX

FÉNIX

Status: En proceso
Genre:Maltrato Emocional / Elección equivocada / Mujer despreciada
Popularitas:155.8k
Nilai: 5
nombre de autor: JHOHANNA PEREZ

⚠️✋🔞

"¿Qué pasa cuando la fachada de galán encantador se transforma en un infierno de maltrato y abuso? Karina Sotomayor, una joven hermosa y fuerte, creció en un hogar tóxico donde el machismo y el maltrato doméstico eran la norma. Su padre, un hombre controlador y abusivo, le exige que se case con Juan Diego Morales, un hombre adinerado y atractivo que parece ser el príncipe encantador perfecto. Pero detrás de su fachada de galán, Juan Diego es un lobo vestido de oveja que hará de la vida de Karina un verdadero infierno.

Después de años de maltrato y sufrimiento, Karina encuentra la oportunidad de escapar y huir de su pasado. Con la ayuda de un desconocido que se convierte en su ángel guardián y salvavidas, Karina comienza un nuevo capítulo en su vida. Acompáñame en este viaje de dolor, resiliencia y nuevas oportunidades donde nuestra protagonista renacerá como el ave fénix.

¿Será capaz Karina de superar su pasado y encontrar el amor y la felicidad que merece?...

NovelToon tiene autorización de JHOHANNA PEREZ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Decisiones apresuradas...

Paso a paso, punto por punto, el narcisista magnate había planeado su siguiente estocada. Haría que Karina se sintiera tan culpable por haber rechazado sus claras intenciones de controlarla, que sería ella la que, en menos tiempo del que él mismo esperaba, estaría rogando su atención y su afecto.

Karina tenía la necesidad de verlo, de hablar con él, de aclarar el malentendido. Por eso, volvió a marcar su número y le envió varios mensajes, que llegaron a su destino, pero no fueron contestados.

Una revista muy reconocida en la ciudad llegó estratégicamente a las manos de Karina. La portada mostraba al magnate de la industria mercantil luciendo a su bella acompañante, Oriana, en la gala del estreno de las dos sucursales de la compañía al interior del país.

"Al parecer, el magnate ha encontrado su media naranja", decía el titular. "Durante el evento, lucieron como una gran pareja."

Karina sintió el filo de la decepción, los celos y la rabia cortando su pecho. Se sintió traicionada y utilizada. ¿Cómo podía él hacerle esto después de todo lo que habían compartido?

La revista cayó de sus manos, y Karina se dejó caer en el sofá, sintiendo que su mundo se derrumbaba a su alrededor.

La maldita necesidad de buscarlo y saber de él, de encararlo y preguntarle por qué estaba saliendo con otra chica, la invadieron. Por lo que, después de ponerse guapa, salió hasta el penthouse de Juan Diego.

Durante el camino, frotaba y movía sus piernas producto de la ansiedad que sentía.

Al llegar al penthouse, los vigilantes la dejaron ingresar, sabiendo que era la novia del magnate.

Al tocar el timbre del penthouse, abrió Juan Diego, el cual tenía el cuerpo sudado, el cabello desordenado y la respiración agitada.

Las inseguridades de Karina se hicieron presentes.

— ¡Hola, cielo! Necesitamos hablar, por favor, escúchame —suplicó la joven.

Juan Diego la miró con un dejo de desdén.

— Karina, no sé qué haces aquí, pero llegaste en muy mal momento —dijo él.

Karina arqueó una ceja, imaginando lo peor.

— Ya veo, entonces me iré —dijo en tono bajo, mostrando la tristeza que la embargaba.

— Estás justo donde quiero que estés —pensó para sí mismo Juan Diego, mientras cerraba la puerta tras sí.

Karina miró la puerta y sintió un vacío en su pecho, esa incomodidad que se siente cuando estás frustrado y quieres respuestas.

A paso lento, frotando sus brazos, caminó hasta la salida, donde la esperaba el auto con el chófer.

Juan Diego esperaba que ella suplicara un poco más, y justo cuando creyó que ella no lo haría, la bella pelinegra se regresó y tocó la puerta con insistencia.

Juan Diego esperó a que sus toques se intensificaran y entonces abrió, antes de que ella se diera por vencida.

— Karina, ¿qué estás dispuesta a hacer para que arreglemos las cosas? —preguntó Juan Diego.

Karina, sin dudar, contestó:

— ¡Lo que me pidas, mi cielo!

El hombre sonrió para sus adentros, se hizo a un lado para que ella ingresara.

Karina entró y le fue inevitable recorrer con sus ojos el interior del penthouse. El miedo latente a que él estuviera con esa mujer de la revista la atosigaba.

Juan Diego sabía exactamente lo que estaba pasando por la cabeza de Karina, por lo que se aprovecharía de su inseguridad para dar una estocada que reforzara su control y a ella la hiciera más vulnerable.

— Karina Sotomayor, quiero que te quede claro que no te estoy exigiendo nada —dijo Juan Diego—. Es más, estaba decidido a dejarte libre, pues creo que no estás preparada para tomar nuestra relación en serio. Eres muy joven para entender que cuando uno se compromete y ama a alguien, se esfuerza por hacerlo feliz.

Sus palabras estaban cargadas de manipulación emocional, solo que ella no lo notaba.

— Lo que sea que hagas de ahora en adelante, quiero que sea por iniciativa tuya —continuó su cruel manipulación—. No que yo te lo tenga que pedir. Yo he hecho muchas cosas por ti, por nosotros, por nuestra relación, y las he hecho por iniciativa propia, porque me nace. No espero a que me pidas nada. Eso es lo que hace un buen novio.

— Lo sé, mi cielo —dijo Karina, arrepentida—. Perdóname, prometo que pensaré más en nosotros, en ti. Por favor, arreglemos lo nuestro. Te extraño mucho.

— Ven acá, siéntate y espérame —dijo Juan Diego—. Iré a darme un baño. Ya regreso.

Sus palabras reflejaban su control absoluto. Sabía que dejarla esperando y no mostrar interés por sus emociones o sus decisiones era una forma de abuso emocional. Estaba invalidando sus emociones, ignorando deliberadamente sus sentimientos.

Después de una larga hora, Juan Diego bajó perfectamente arreglado, como para una cita.

— Vamos a cenar —ordenó sin preguntar si ella quería o no.

Durante la cena, su control fue evidente. Él ordenó lo que ambos comerían, además de hacer algunos comentarios con doble mensaje.

— Karina, me encanta como te queda el vestido —dijo Juan Diego—, pero preferiría que lo uses solo para mí. Llamas mucho la atención de otros hombres y eso me hace sentir incómodo.

Karina miró a todos lados, muy incomoda, y trató de bajarse hasta la rodilla su vestido, que si bien no era corto, sí evidenciaba sus largas piernas.

Los días pasaron y la relación volvió a la normalidad. Juan Diego se seguía disfrazando de caballero indispensable. Karina se mudó al apartamento que él escogió para ella, el cual estaba muy bien equipado, incluyendo un gimnasio, una biblioteca y lo aparentemente indispensable para que no le faltara nada.

Todo era una fachada para cada vez restringir más la libertad y el contacto con el resto del mundo a Karina. Las llamadas eran constantes. Si la chica salía, debía ir con él, móvil o los auriculares, contando segundo a segundo cada una de sus acciones.

Ella pensaba erróneamente que eso era amor, ya que la violencia que ejercía su padre sobre su madre era basada en improperios, maltrato físico y verbal. Por eso, jamás pensó que la violencia de la que ella empezaba a ser víctima era mucho más letal que la física.

El tiempo pasó con rapidez. La joven Sotomayor se había convertido en el reflejo de lo que Juan Diego había ido forjando en ella. A solo seis meses de relación, ya era dependiente de Juan Diego.

Y así, paso a paso, el magnate logró cada uno de los objetivos que se trazó con la bella pelinegra, hasta convertirla en su esposa.

El magnate aguardaba con ansias la consumación de su matrimonio. Sabía que la bella Karina era pura, por lo que se había obligado a ser muy paciente con ella para tenerla por todas las de la ley en aquella noche, que para los dos sería memorable, en contextos distintos.

Juan Diego estaba en la cocina, sirviendo café. Era un hábito consumir café de noche. Había rentado un apartamento de lujo en una isla paradisíaca para la luna de miel. Habían llegado apenas en la mañana, y ya estaba más que listo para dar el siguiente paso.

Al parecer, todo era maravilloso, o al menos así debería ser, pero para Karina era el inicio de años de maltrato de toda índole, abuso, infierno, dominio, control y poder. Entraría en un círculo vicioso del cual le sería muy difícil salir.

— Cariño, ponte el vestido y la lencería que dejé en el vestidor. Ponte crema y perfume. Te espero en la cocina —decía la nota que Juan Diego había dejado sobre el buró.

Karina leyó la nota y sintió un escalofrío recorrer su espalda. Algo dentro de ella le decía que algo no estaba bien, pero no sabía qué.

— Hola, cariño. Buenas noches. ¿Harías algo por mí? —preguntó Karina.

— Hola, cielo. Buenas noches. Por supuesto —respondió Juan Diego.

— Quítate el vestido, quiero ver qué tal se ve la lencería que llevas debajo —dijo Juan Diego, dibujando una sonrisa ladina en sus labios.

Karina se sintió nerviosa, miró a todos lados, preocupada.

— ¿Aquí? —preguntó.

— Sí, cariño, aquí. Tranquila, solo estamos tú y yo. Además, ahora somos esposos. No debes avergonzarte ante mí —dijo Juan Diego.

Las palabras de Juan Diego no lograron darle calma a la joven. Aun así, decidió hacer lo que él pedía. Lentamente, se quitó el vestido, no porque quisiera provocar a su esposo, sino que los nervios que sentía no la dejaban hacerlo a otro ritmo.

La mirada de Juan Diego se oscureció. Sus ojos grises la recorrieron de arriba a abajo. Su boca se secó ante tanta perfección. Su hombría reaccionó al instante, como tantas otras veces, solo que esta vez no lo ocultaría. Esta vez, quería que la pelinegra tuviera presente que él era y sería su único dueño.

Juan Diego se acercó a pasos lentos que, a la vez, eran decididos. Sus manos la tocaron con descaro, y ella sintió todo menos placer. Se sintió vulnerable, expuesta, como si el hombre que estaba frente a ella no fuera su esposo, sino un extraño.

— Eres perfecta, cariño. Hoy, por fin, seré tu dueño —dijo Juan Diego.

La tomó de la cabeza y la besó de manera posesiva. La inexperta joven intentó seguirle el ritmo, pero le costó.

— Relájate, cariño, la pasaremos bien —le habló Juan Diego, besando su cuello al notar la tensión en su cuerpo.

Karina disfrutó por un momento de los besos de su esposo, pero la tensión volvió cuando él le chupeteó el cuello, apretándolo, lo cual le generó dolor.

Sus manos la manosearon con descaro, mientras quitaba sus prendas íntimas. El frío de la noche que se colaba por las grandes ventanas recorrió su piel, haciéndola erizar.

Juan Diego estaba muy excitado, deseaba poseerla ya.

Sin dejar de tocarla la acercó a la encimera de la cocina. Amasó sus senos, tocó su intimidad, con brusquedad, mostrando su verdadera personalidad egoísta.

Se quitó rápidamente su pantalón dejando al descubierto un falo erecto listo para apropiarse de ella.

Date la vuelta cariño. Habló en tono ronco y demandante.

Karina se dió la vuelta temblando, tenía miedo, el frío del borde de la encimera acrecentaba sus miedos.

Ella no estaba preparada para ese momento, su corazón palpitaba por el miedo y se sentía incapaz de expresarlo.

— Mmm te ves deliciosa. — expreso el hombre besándole el cuello.

El egoísta magnate, ni siquiera pensaba en el bienestar de la pelinegra, solo quería saciar sus bajos instintos sin pensar en ella.

Levantó una de sus piernas dejando expuesta su intimidad. La humedeció con una de sus manos untadas de su saliva, rozo su miembro por los pliegues de su intimidad.

Se humedeció su propio miembro y se preparó para entrar, con el frote de su falo, ella intentó relajarse y disfrutar del momento, pero seguía siendo presa del miedo.

Él empezó a empujar queriendo entrar por completo, pero ella tensaba su cuerpo...

1
Olga Ortiz
no creas que Karina es la zorra de Aitana, ella si lo ama de verdad y después de pasar por todo, eso también sabe ser agradecida y no dejará que le hagan nada a ella y a Massimo
Mary Gonzlz
más capítulos autora escritora porfa
Olga Ortiz
que tierno es Massimo con Karina, espero que esté amor los fortalezca y nadie los pueda separar
Olga Ortiz
la novela es muy buena, tiene una buena temática, espero que pronto se recupere que pueda sentirse bien para que pueda hacer lo que quiera en la vida entre esas escribir, porque lo hace muy bien
Olga Ortiz
el infierno está aquí mismo en la tierra y nadie se va sin pagar lo que se debe, haber matado a su propio hijo por celos que solo en su mente sucia había, eso no tiene como pagarlo
Olga Ortiz
eso no es nada más y nada menos lo que merece un monstruo como ese, así debería ser la justicia para todas las mujeres que han tenido que sufrir toda esa violencia por alguien no sólo su esposo, hasta hay algunas que no sobrevivieron a esa furia
Olga Ortiz
que Juan Diego, tu mismo te hechaste la soga al cuello, se te cayó la mascara
Olga Ortiz
no creo que alguien se coma el cuento de ese mal nacido
Olga Ortiz
eso es Massimo, deja en claro todo lo que pasó en la vida de Karina desde que ayudaste a Karina
Olga Ortiz
me alegro que al fin los hermanos abrieron los ojos y se dieron cuenta de lo que hacían
Olga Ortiz
estás acorralado Juan Diego, vas a ir a la cárcel
Olga Ortiz
ese degenerado es un enfermo mental, nadie en su sano juicio hace algo así
Olga Ortiz
quisiera ver la cara de ese bicho cuando supo que ese niño era suyo
Olga Ortiz
ya se dieron cuenta de que juntos son fuertes y que su conexión es muy importante
Olga Ortiz
nooo puede ser que sea tan degenerada de traicionarlo
Olga Ortiz
ya me imagino lo detestable de esa mujer, como para que Massimo haya sufrido por ella
Olga Ortiz
Massimo no hace sino ganarse su corazón, y pronto lo logrará
Diana M
pobre mi kari pero esperate a que massimo te enseñes las mieles del amor no vas a querer que pare
Olga Ortiz
vamos uno a cero traviesa, no pueden destruir un caso con tanto en contra de Juan Diego y a favor de Karina
Yesica Colque
Autoraaaaa fotos fotos fotoooooooss
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