Divorciada, Viuda Y Amada

Hice un ademán con mi mano dándole la palabra a ella, me sentía muy nervioso que las palabras no me salían de la boca. —habla tu primero, creo que tenemos las mismas dudas o ¿no?

—Señor Franco, creo que nos conocimos hace tres años del cual solo nos vimos una sola vez y realmente no sé que pasó en ese día que nos llevó a una situación que me gustaría aclarar o más bien recordar.

—La entiendo Alejandra, lo mismo he venido recordando, quiero saber que es lo que usted recuerda y le diré lo que yo recuerdo.

—Bien, esa noche estaba celebrando la despedida de solteros de mis amigos, usted llegó con otra persona y nos presentaron, estábamos platicando amenamente, tomamos y bailamos, salimos del lugar y recuerdo caminar por la calle y después entramos a una iglesia, nos casamos y después de eso ya no recuerdo nada más.

—¿Entonces no recuerda lo que pasó en la habitación? Veo que se pone roja como un tomate, lo que me confirma que si recuerda lo que hicimos.

—Yo, yo, no recuerdo, dice tocándose el rostro y dándose aire con las manos.

—Bueno eso es cierto, así nos conocimos, te platiqué que estaba comprometido, te burlaste de mí y me retaste a casarme con una desconocida, salimos del bar en busca de una, entramos a la iglesia talvez ahí la hallábamos, después, bueno lo último que recuerdo es cuando salí de una habitación que no era la mía, la resaca no me dejó ver más allá de lo que estaba pasando y me asusté que salí corriendo, además de que perdería mi vuelo de regreso a Francia. La miré a los ojos, esos ojos que destallan un brillo único y me gustan.

—Tres años por fin ponía fecha para casarme con la que sería la mujer de mi vida y a quién había amado con toda mi alma, mi asistente me informa que no puedo registrar mi matrimonio, ya que cometería el delito de bigamia. Mande a investigar si todo eso era cierto y esa investigación arrojó que usted y yo estábamos casados, en ese momento no entendía como había pasado, la investigué y como todo enamorado e ilusionado por casarse mande a mi abogado a solicitar el divorcio claro con una suma de dinero para pagar los daños ocasionados.

—Yo me enteré en el momento que su abogado se presentó en mi oficina, no sabía de lo que estaba hablando, también estaba por casarme y de la misma manera ese día César fue al registro y le dijeron lo mismo, no podía casarme hasta no estar divorciada.

—Mi abogado me informo que no tomo el dinero que le propuse entregarle, me gustaría saber el porqué no lo aceptó.

—Pues con la simple y sencilla razón que no venía el caso aceptar, no me correspondía nada porque no hicimos una vida marital.

—Tiene razón, pero era una manera de compensar mi mal comportamiento o mi olvido.

—Ok, ok para ya, no fue ni es necesario recibirlo, solo una pregunta y quiero que seas sincero ¿consumamos el matrimonio?.

—Para serte sincero, no lo recuerdo, solo desperté desnudo, y otra vez su carita roja, jajaja me gusta verla así. —Me levanté a prisa y salí de la habitación, no voltee a ver quién estaba dormida en esa cama porque estaba boca abajo, no le tome importancia en ese momento. No quiero decir que fuera descortés, solo que en ese momento tenía prisa por tomar mi vuelo.

—Entiendo, yo desperté igual con un dolor de cabeza, después regresamos acá y seguí con mi vida normal hasta ese día que supe que me había casado y no sabía con quién y lo peor es que no recordaba cuando ni dónde había pasado.

—Yo igual hice mi vida normal, seguir al mando de mis empresas y comprometido, Ale quería decirte y aclarar esto porque no quiero que haya malos entendidos entre tú y yo. Aquí voy se lo tengo que decir pienso, —desde que te conocí me gustaste, sentí una atracción por ti, solo que en ese entonces estaba en una relación y me arrepiento haber solicitado el divorcio porque ahora tú yo estaríamos juntos, yo te hubiera buscado y correspondido como debe ser, como tu esposo y creo no hubieras pasado por lo que pasaste.

—No, por algo pasan las cosas, a lo mejor no hubiera funcionado, no nos conocíamos, hubiera Sido un desastre.

—No se sabe, Alejandra usted me gusta, y me gustaría que me permita conocerla más, invitarla a cenar y quién sabe si más adelante podamos darnos una oportunidad juntos.

—La verdad no sé que decirte, no le voy a mentir usted me atrae, pero como sabe acabo de pasar por una situación que aún duele, perdí a mi esposo, mi gran amigo y es algo que no he podido superar. Veo sus ojos llenarse de lágrimas y me da rabia pensar en que ama a otro hombre que no sea yo y sobre todo a alguien que ya ha muerto.

—Sé cuanto amaste a César y eso nadie puede cambiarlo, respeto tu dolor, no sé cuan grande fue y es lo que los unió, solo te pido que me des una oportunidad de conocerte y ser alguien importante para ti así como lo eres tú ahora para mí.

—Creo que es muy pronto para pensar en eso, ya es muy tarde mañana tengo una reunión temprano, será mejor que me vaya a casa.

—Está bien, vamos la llevo y me aseguraré de dejarla sana y salva.