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MATE

MATE

Status: En proceso
Genre:Posesivo / Hombre lobo / Amor a primera vista / Traiciones y engaños / Pareja destinada / Amor en la guerra
Popularitas:3.7k
Nilai: 5
nombre de autor: Marceth S.S

Emma jamás imaginó que amar a Andrew significaría estar condenada a huir. En un mundo donde humanos, brujos y cambiaformas coexisten bajo frágiles pactos, Emma, una joven común, se ve arrastrada al corazón de una guerra silenciosa tras enamorarse de Andrew, el heredero de una poderosa manada de licántropos. Su amor es puro, peligroso… y totalmente prohibido. Mientras la manada se tambalea y aliados inesperados caen uno por uno, Emma deberá encontrar la fuerza para sobrevivir, escapar y luchar por lo que ama. Pero no está sola: cada elección que haga resonará en un destino mayor, donde el sacrificio, la magia y la sangre van de la mano. Un amor prohibido. Un secuestro brutal. Una guerra inminente.

NovelToon tiene autorización de Marceth S.S para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capitulo 21: Celos de un recuerdo

—Lo supe desde el momento en que te vi, Emma. El primer segundo en que mi lobo te reconoció. Y no es solo eso. Es el olor. Cada mate tiene un olor único, algo que atrae, que calma, que te hace sentir completo.

—¿El olor? —repitió, sus cejas alzándose ligeramente.

Asentí, sintiendo cómo una leve sonrisa se formaba en mis labios.

—Sí. Tu olor es como una mezcla de cosas que amo, algo que no puedo describir, pero que me llena de paz y fuerza al mismo tiempo.

Ella quedó pensativa por un momento, y luego, como si algo encajara en su mente, abrió los ojos con sorpresa.

—Espera... cuando llegué aquí, a Alaska, sentí algo extraño. Había un olor en el aire, algo que nunca había percibido antes. Era tan agradable, tan... reconfortante, que no podía dejar de notarlo.

Mi corazón latió con fuerza al escuchar sus palabras. No podía creer lo que estaba diciendo.

—¿De verdad? —pregunté, acercándome más, mi voz apenas un susurro.

Ella asintió, una leve sonrisa asomándose en sus labios.

—Sí. No sabía lo que era, pero me hacía sentir... bien. Como si todo estuviera en su lugar.

No pude contener la alegría que estalló dentro de mí. Sin pensarlo, enterré mi rostro en su cuello, inhalando profundamente su aroma, ese olor que ahora era mi hogar.

Mi lobo aullaba de felicidad dentro de mí, sabiendo que ella también había sentido nuestra conexión.

—Esa es nuestra conexión, Emma —dije, mi voz amortiguada contra su piel—. Ese olor, esa sensación, es porque somos mates. Es la forma en que nuestros cuerpos y almas se reconocen.

Ella se quedó quieta por un momento, y luego levantó una mano para acariciar suavemente mi cabello.

—Creo que... estoy empezando a entenderlo, Andrew —dijo en voz baja, pero con una firmeza que no había escuchado antes.

Me aparté ligeramente para mirarla a los ojos, buscando cualquier rastro de duda. Pero no había miedo en su mirada esta vez, solo una especie de paz que no había visto antes.

—¿De verdad? —pregunté, mi voz llena de esperanza.

—Sí —respondió, con una leve sonrisa—. No voy a decir que es fácil, pero estoy empezando a asimilarlo.

El alivio y la felicidad me inundaron como una ola cálida. No pude evitar sonreír mientras volvía a acercarme a ella, sosteniendo su rostro entre mis manos.

—Eso es todo lo que necesito, Emma. Solo quiero que lo entiendas, que sepas que esto es real, que nosotros somos reales.

Ella asintió, y por primera vez sentí que estábamos en el mismo lugar, avanzando juntos hacia algo que ninguno de los dos podría haber imaginado. En ese momento, supe que valdría la pena todo lo que vendría después.

–Pero quiero que me expliques bien eso de la Luna Roja.

Cuando Emma me pidió que le explicara mejor lo de la Luna Roja, supe que iba a ser una conversación complicada. Había muchas cosas que decir, y cada una de ellas parecía más difícil que la anterior.

Me tomé un momento para observarla. Estaba tumbada en la cama, su cabello desparramado sobre la almohada, y su expresión mezclaba curiosidad con un toque de inquietud.

No podía culparla; lo que estaba a punto de explicarle no era algo fácil de aceptar.

Me acomodé a su lado, apoyando mi peso en un codo mientras la miraba directamente a los ojos. Quería que supiera que no iba a esconderle nada.

—La Luna Roja... —empecé, tomando aire profundamente antes de continuar—. Es un evento que ocurre cada año, cuando la luna alcanza su punto más cercano a la tierra y adquiere ese color rojizo. Para nosotros, los hombres lobo, es... complicado.

Emma arqueó una ceja, claramente esperando más.

—¿Complicado cómo? —preguntó con una mezcla de curiosidad y preocupación.

—Es un momento en el que perdemos el control de nuestra racionalidad —dije, escogiendo mis palabras con cuidado—. Los que tienen a su mate... entran en algo parecido al celo. Es un impulso instintivo, algo que no podemos evitar. No importa cuánto lo intentes, no puedes luchar contra ello.

Sus ojos se abrieron un poco más, y pude ver cómo trataba de procesar lo que le estaba diciendo.

—¿Y qué pasa si no...? —Su voz titubeó, como si le costara terminar la pregunta—. ¿Si no se está con la pareja en ese momento?

—Es un tormento —respondí con honestidad, mi voz más grave de lo que pretendía—. El lobo se vuelve incontrolable, el dolor físico y emocional es insoportable. Esta será mi primera Luna Roja. No puedo mentirte, Emma, necesito estar contigo durante la Luna Roja.

Ella se quedó en silencio, su mirada perdida en algún punto del techo. Finalmente, me miró de nuevo, sus ojos llenos de preocupación.

—Andrew, no sé si puedo hacer eso.

La confesión cayó como un peso sobre mi pecho. Tragué saliva, tratando de calmarme.

—Emma... —comencé, pero ella me interrumpió.

—No es que no quiera intentarlo —dijo rápidamente, como si temiera que la malinterpretara—. Es solo que... no tengo mucha experiencia con esas cosas.

La sorpresa me golpeó como un mazazo, y antes de poder detenerme, un gruñido escapó de mi garganta al imaginarla en los brazos de alguien más. Mis manos se apretaron en puños involuntarios, y el lobo dentro de mí rugió con celos irracionales.

—¡Andrew! —dijo, frunciendo el ceño y dándome un pequeño empujón en el hombro—. ¡Deja de gruñir o te saco de la cama!

No pude evitarlo, me mordí el labio para contener la risa que amenazaba con salir.

Había algo en su tono indignado que, lejos de enfurecerme, me llenaba de ternura.

Quise hacer un esfuerzo por calmarme, pero la idea de alguien más tocándola seguía encendiendo una chispa peligrosa dentro de mí.

—Lo siento —dije, mirándola con una sonrisa culpable mientras intentaba relajar los músculos de mis hombros—. Es solo que... no me gusta imaginarte con alguien más.

Emma rodó los ojos, pero una pequeña risa escapó de sus labios, una que intentó ocultar sin éxito.

—Eres imposible.

Aproveché su momento de distracción para hundir mi rostro en su cuello, inhalando profundamente su olor mientras cerraba los ojos. Ese aroma era mi ancla, mi hogar, y no había nada que pudiera calmarme más rápido que eso.

—Sabes que es porque te quiero, ¿verdad? —murmuré contra su piel, sintiendo cómo se estremecía ligeramente bajo mi aliento.

—Eso no justifica que gruñas como un animal cada vez que te da la gana —respondió, pero su tono era más suave ahora, casi divertido.

—No puedo evitarlo —admití, dejando un suave beso en su cuello antes de mirarla nuevamente—. Pero lo intentaré. Por ti.

Ella suspiró, su expresión relajándose mientras me acariciaba el cabello.

—Gracias, Andrew. Y... sobre lo de la Luna Roja... voy a necesitar tiempo para asimilarlo, ¿de acuerdo?

Asentí, sabiendo que no podía apresurarla. Había confiado en mí lo suficiente como para contarme su temor, y yo tenía que corresponder a esa confianza. Podía esperar. Después de todo, ella era mi mate, y cualquier esfuerzo por ella valía la pena.

–La otra noche me contaste que estabas saliendo de una relación de dos años, tal vez sea imprudente preguntar…¿Pero por que no tienes tanta experiencia?

Yo la observaba, estudiando cada pequeño gesto: la forma en que mordía ligeramente su labio inferior cuando pensaba en algo difícil, cómo sus dedos jugaban con el borde de la sábana, como si necesitara algo en lo que concentrarse mientras hablaba.

—Estuve con él por dos años —empezó, su voz tranquila pero cargada de una especie de melancolía—. Pero... bueno, no fue exactamente una relación típica.

Fruncí el ceño, apoyando la cabeza en mi mano para mirarla mejor.

—Durante buena parte de ese tiempo, él estaba fuera por temas de trabajo —continuó, soltando un pequeño suspiro—. Era más el tiempo que pasábamos separados que juntos. Y, cuando estábamos juntos... no era lo que esperabas de una pareja.

No me gustó cómo sonó eso. Una parte de mí, la parte más salvaje, quería gruñir de inmediato, pero me forcé a mantenerme en silencio. Sabía que ella necesitaba hablar, y no iba a arruinarlo dejándome llevar por mi naturaleza impulsiva.

—Nuestra vida sexual no era muy activa —admitió después de un breve silencio, su voz algo más baja—. Al principio pensé que era porque estaba cansado, o porque el trabajo lo estresaba demasiado... pero con el tiempo, empecé a darme cuenta de que había algo más.

Mis manos se apretaron contra las sábanas. No quería imaginar a nadie más tocándola, ni siquiera en un pasado que ya no importaba.

—Un día llegué a casa más temprano de lo habitual —dijo, y su tono cambió ligeramente, volviéndose más frío, más distante—. Y lo encontré allí... con su mejor amigo.

Mi respiración se detuvo. No tenía idea de a dónde iba esto, pero no me gustaba.

—Estaban teniendo sexo en nuestra cama —soltó de golpe, con una mezcla de rabia y tristeza en su voz.

El gruñido escapó antes de que pudiera detenerlo, bajo y amenazante. Mis manos se cerraron en puños, y tuve que tomar una respiración profunda para no perder el control. La idea de que alguien la hubiera tratado de esa forma... de que hubiera roto su confianza de una manera tan cruel...

—Andrew, no gruñas —dijo, dándome un pequeño golpe en el brazo, aunque no se veía molesta. Más bien, parecía un poco cansada, como si ya hubiera hecho las paces con ese recuerdo—. No vale la pena.

—Claro que vale la pena —respondí, sin poder evitar que mi voz sonara más dura de lo que pretendía—. Él te hizo daño, Emma. Te traicionó de una forma que nadie debería tener que soportar.

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Lulu Malagon
que bueno que estás entendiendo
Lulu Malagon
ojalá y lo entienda
Lulu Malagon
🤭 cómo no queriendo
Lulu Malagon
por fin algo sincera
Lulu Malagon
que serrada es Ema
Francisca Márquez mariscal
para cuando los siguientes capítulos que nos dejan con la intriga de lo que pasa
Francisca Márquez mariscal
Excelente
Rosa Cervantezz
otra ves ya la recortaron no puede ser 😡
Yooung: contexto 😅
total 1 replies
Carola 😈🇦🇷
y busca información hombre , no te quedes con la duda
Carola 😈🇦🇷
porque peligroso, a lo mejor es algo hermoso
Carola 😈🇦🇷
Andrew es tan lindo, anteponensus deseos ante los de él. Aunque debería ir entregándole para la luna roja
Lulu Malagon
a pesar de que EMA no lo entiende se dejá ayudar por el
Lulu Malagon
me perdí que paso
Lulu Malagon
su mente es un revoltijo
James
Me gusta, me gusta mucho. Actualiza pronto 🙏🏻
Ya veo venir el giro que tomara la trama
Yooung
viendo los comentarios, realmente puede ser una loba u otra cosa :00

Digo, no es normal que ella como humana pueda sentir el aroma de Andrew, se supone que es entre especies.

Es eso o tiene muy buen olfato mi chica Emma 😂😂😅
Yooung
Chica actualiza pronto 😩
Necesito mi dosis diaria de Andrew
Lulu Malagon
será una loba y no lo sabe
Lulu Malagon
muy buen. comienzo
Rosa Cervantezz
porque cuando está más emocionante quitan los demás capitulos eso es una verdadera jalada 🤬
James: Así pasa amiga, nos queda resignarnos
total 2 replies
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