La sed de venganza ha tomado fuerza en las asesinas qué han despertado sus demonios internos.
La traición , las mentiras, el dolor, la tristeza y rebasar el límite de emociones han dejado a un lado de lo que realmente son...
Tomarán justicia como les han dado entender...
Bienvenidos a esta segunda parte de la novela Atracción Pasional, donde conoceremos la verdadera justicia de los demonios despiertos.
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Capitulo 21
Dina:
Estaba demasiadamente furiosa, no era el trato ni menos lo que estaba de Bastian, debió ponerse en mi lugar y saber que la amistad que Elena y él tiene pasa a segundo término.
Mandala no me soltaba del brazo jalando con fuerza, los de seguridad nos miraban sin intervenir a lo que para ellos tenían la orden de echarnos. Las miradas se quedaban plasmadas en mi mente como si fuera culpable de todo lo sucedido.
Mandala: No pudiste ser tan tonta, era mucho mejor que te quedaras callada.
Dina: NO, NO… NO ME IBA A QUEDAR CALLADA. Bastian sabe que Elena y Guido saben muchas cosas de nosotros.
Mandala: Agradece que fue el mismo hombre ese que te dijo que no podía llegar a los tribunales tu divorcio, tanto que estarías presa para toda la vida.
Dina: ESO A MI QUE…
Arrebaté mi mano teniendo la atención de todos los abogados y oficiales que rondaban la fiscalía, por suerte no era tan conocida en el ambiente de la mafia y no podía detenerme.
Mandala: Baja la maldita voz, me tienes en este lugar corriendo riesgo que sepan quienes somos. No me hagas utilizar la fuerza contra ti.
Negué con la cabeza, reposé mis manos en la cadera, estaba siendo traicionada por los que hace unos años eran mis amigos, pero…
Mandala: En que cabeza pensaste que ese hombre se iba a poner a tu favor. Ahora no solo te ha dejado en claro que no tienes ningún derecho sobre tus hijos. Lo has perdido todo Dina.
Dina: NOOO… (susurrando) Al único que le haré pagar la traición que me hizo, es al mismo Guido, he comenzado con Elena, le quité lo que más amaba que es su hija, ya le torturé a su hija Laura… me quedan dos más.
Me miró levantando una ceja confusa ante mis palabras, pero quería dejar en claro que no estaría contenta hasta ver a Guido de rodillas ante mi, él vendrá a suplicar mi perdón y solo hay una manera de lograrlo.
Mandala: ¿Te quedan dos?
Sostuve su mano, era momento de irnos, no quería estar más tiempo en ese lugar donde pueden sospechar cualquier cosa, las dos miramos hacia al frente me quedé completamente helada sin poder moverme…
(Escuchen: Voxifera, Era)
El hombre de seguridad empujó la puerta dando el paso, me miró con tanto odio fulminándome con la mirada… por más que intentaba moverme, me era imposible, quería contra ella, al verla perfectamente con su traje de abogada, su portafolio en mano, zapatillas de tacón que hacía juego a su ropa… pasó su mano por debajo de su cabello haciendo hacia atrás con toda la seguridad del mundo de ser libre… esbozó una pequeña sonrisa, esa sonrisa característica de una persona perversa.
Los demonios estaban a su favor, podía observarla, no fue como la ultima vez que la vi que disputaba la vida de la hija de Guido, podía sentir como los demonios la custodiaban a todo su alrededor, ya no tenía esa aura de bondad y amor a su alrededor, se sentía tenebrosa y nada agradable…
Seguridad: Señora Elena, Bienvenida.
Elena: Siempre he sido bienvenida donde piso.
Entreabrí los labios al verla caminar contoneándose ante mí, a ella menos que a mí nos convenía hacer esto mucho peor. Quedó frente a mi, bajó la mirada dando tremenda barrida, iba subiendo su mirada lentamente teniendo mi atención, pasó la mirada hacia Mandala, que le extendió su mano siendo cortés… Elena mantuvo fija su mirada en la mano de Mandala.
Mandala: Abogada Mandala Rivery.
Extendió su mano con su portafolio hacia el hombre de seguridad que no la había dejado de acompañar desde que entró, todos se quedaron serios y viendo que sería nuestro proceder. El de seguridad tomó el portafolio dando pasos hacia atrás.
Elena: Ni idea de quien seas, sinceramente, tampoco me interesa. ¿Qué haces aquí Dina?
MAndala: Soy su abogada de la señora Dina y tuvimos una junta con el señor Bastian Bonnet. Es quien llevará el asunto del Señor Guido esposo de mi clienta.
La miró de reojo, sostuve la mano de Mandala bajando, Elena no estrecharía su mano. Lo extraño era que ella estuviera aquí como si nada…
Elena: No tienes nada que hacer aquí.
Dina: Tú tampoco.
Elena: ¿Yo? Aquí trabajo.
Di un paso hacia ella, se me plantó de manera arrogante, sonreí asintiendo con la cabeza, se notaba que había aprendido muy bien de los maestros que tiene.
Dina: si digo en este momento tus nexos con la mafia… no creo que te sigan permitiendo la entrada.
Elena: Hazlo, puedes hacerlo, no te tengo miedo. El miedo lo perdí cuando una maldita hija de puta se atrevió a meterse en mi vida asesinando a mi hija…
Dina: Vamos, toma mi arma y dame el primer disparo, no voy a defenderme.
Sonrió negando con la cabeza, me miró de abajo hacia arriba. Humedeció sus labios, le estaba dando la oportunidad que nunca más va a tener de tenerme tan cerca y frente a ella.
Dina: VAMOS ELENA BLONÓN, MATAME COMO HAS ESTADO HACIENDO CUBRIENDO TUS ESPALDAS CON LA LEY A TU FAVOR.
Elena: AQUÍ NOOOO, AQUÍ NOOO.
Bastian: ELENAAAA…
Elena: (susurrando) Cuando menos lo esperes, juro que acabaré contigo, los tuyos y hasta contigo (mirando a Mandala) Ahora corres con suerte por pisar territorio donde sabes que pesa la ley, pero no te confíes Dina Geri, hoy estas frente a mí, pero no te va a durar mucho tiempo esa estúpida sonrisa que tienes.
Dina: Guido volverá a mi, hay dos hijos de por medio. Eso… no se te olvide.
Elena: ESOS NIÑOS NI TE IMPORTAN…
Bastian: Elena…
Sujetó suavemente el brazo de Elena, Bastian no permitiría que los demás sean testigos de la masacre que ella podía ocasionar.
Bastian: Es hora que te marches Dina. No quiero problemas en la fiscalía.
Elena: Ya escuchaste… MUEVETE…
Dina: Te di la oportunidad de matarme, no habrá…
Bastian se puso al frente de Elena, claro, este hombre no iba a permitir evidenciar más de lo que ya estaba Elena.
Bastian: retírate en este preciso momento, como le quieras hacer pero Elena pertenece a la fiscalía, tú no.
Mandala: Disculpe a mi clienta, está demasiado alterada… Un placer conocerla Fis-cal Elena.
Elena: Váyanse al infierno las dos, pero creo que ni allí las van a recibir bien. LARGOOOOO.
Pasé junto a ella sin dejar de mirarla, Bastian levantó el brazo evitando que Elena se me acercara, levantó su dedo de en medio siendo muy propio de ella, pero al menos sus colegas ya estaban conscientes de quien pudiera ser Elena en este momento…
El hombre de seguridad abrió la puerta, las dos salimos, allí estaban varios de los abogados que muchas veces eran mis amigos, pero ya no podía contar con ellos, tanto que Gerard sostuvo del brazo a Monica evitando que se acercara hacia nosotros. Pero ella como pudo logró zafarse de él, venía a toda prisa.
Mandala: Este no es un buen lugar para estar…
Dina: Tenía que hacerlo.
Mandala: Estamos en el lugar equivocado.
Sentí un fuerte empujón por la espalda, di la media vuelta viendo a Monica demasiado molesta.
Mónica: Ya estás contenta…
Dina: No sé de que me hablas.
Mónica: CONMIGO NO TE HAGAS… TE DAS LA DE MUERTA PARA IRTE A REVOLCAR CON TU AMANTE Y CREES QUE VENIR DESPUES DE MUCHO TIEMPO COMO LA ESPOSA Y MADRE SUFRIDA TE VA A FUNCIONAR… TE ASEGURO DINA…
Dina: A MI NO ME ASEGURES NADA, LO QUE HAY EN MI VIDA PERSONAL NO LES COMPETE A NADIE.
Mónica: Tienes razón.
Gerard: Moni por favor… Entremos.
Dina: Nunca podrán entender mi parte.
Mónica: NO, NO Y NO… conocía a una Dina sacrificada por sus hijos y esposo, pero apenas viste la oportunidad te largaste a los brazos de otro, ¿te dejó? ¿te engañó? Por eso vienen a buscar a Guido. ÉL AMA A ELENA Y ESO NUNCA PODRÁS SUPERARLO.
Dina: NUNCA ENTEDERÁS MI PARTE DE LA HISTORIA, ELLOS SE CONOCÍAN DESDE ANTES Y ME FALTARON.
Mónica: NO TE EQUIVOQUES…
Dina: GUIDO ME AMA…
Mónica: Eso es lo que tú cabeza hueca cree, pero déjame decirte, que me alegro que Guido esté 100% entregado a Elena, ella no hizo más que ganarse a hombre que le pertenece, tú…
Me miró de arriba hacia abajo con una sonrisa de burla, no sé que era peor, si ver a Elena majestuosa o a sus amigas que la defienden en todo momento dejándome como la mala del cuento.
Dio un paso más, su esposo la jaló y Mandala solo la observaba.
Mónica: Solo eres una mujer que lo perdió todo, si Bastian no te ha dicho, pero te lo hago saber, las evidencias hablan por si solas, me encargo que Guido te quite todo y te deje en la miseria.
Mandala: Mire…
Mónica: TÚ TE CALLAS, NO HABLO CON PERRAS HOCICONAS.
Mandala: Me respeta, no soy ninguna perra, soy una mujer educada.
Mónica: Claro… Como diría Elena que ella si es una Dama… no son tan leales y fieles… solo seres humanos incompetentes. No te vuelvas a parar por aquí.
Mandala: Lo haremos las veces que sean necesarias, aquí llevan el caso del señor Guido, esposo de la señora Dina.
Mónica: NO SERÁ POR MUCHO TIEMPO…
Di la media vuelta, no podía creer lo mal que me hablaba Mónica, en sus momentos cuando nos llevábamos siempre fue tan amable y amigable, pero ahora todos se van en mi contra solo por creer lo que Elena les haya dicho, pero no podía seguir aguantando más sus ofensas, caminaba hacia nuestro auto, sostuve la cerradura del auto reposando una mano en el techo, todo estaba saliendo mal, tenía que conseguir el apoyo de los abogados como diera lugar.
Mandala: Espero que ya estés contenta.
Abrió la puerta quitando los seguros, entré de inmediato, me sentía tan mal de ver como estaban en mi contra sin saber mi versión. Pero con ellos estaba tan lejos de que me creyeran. Encendió el auto mirando hacia el frente.
Mandala: Espero que te quede claro que ellos nunca fueron tus amigos.
La miré negando con la cabeza, a pesar de todo me dolía saber lo que estaba pasando, pero las quería lograr entender.
Mandala: solo espero que no cometas una imprudencia más….
Aceleró a toda velocidad, miraba la fiscalía por el retrovisor, pero en mi mente se iban armando tantas ideas que sobrarían los días de gloria para mi, mientras para ellos, sería su total perdición.
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Dina
Mandala
Elena
ésas cosas se decide entre dos