Elizabeth es una mujer de veinte años con condiciones de vida precarias, luchando por sugir en una sociedad empeñada a darle la cara difícil de la moneda, trabaja y estudia en la universidad, tiene ua familia numerosa, su madre y sus hermanos, su padre los abandono cuando eran pequeños, por ende su madre siempre fue su apoyo.
Las cosas comienzan a ponerse mas difíciles para Elizabeth cuando una tarde normal de su dia a dia es secuestrada por unos traficantes, luego es llevada a una gran subasta realizada solo para los grandes magnates de la alta sociedad, con ella siendo la pieza principal de dicho evento. Su comprador resulta ser un hombre alto, de cuerpo fornido, quien promete liberarla luego de que esta le pague el costo de su compra con intereses incluidos, mientras el será su dueño.
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CAPITULO 22
La actitud de Frederick hacia ella había mejorado de forma considerable, se mostraba más atento y relajado a su alrededor, al igual Elizabeth se comenzó a desenvolver más con el hombre, podía platicar sin problema alguno o incomodidad de por medio, ahora podía salir a desayunar junto a él antes de que se marchara a la oficina, también lo recibía al llegar a casa (por petición del hombre).
- ¿iras el día de hoy a la universidad? – le dice Frederick mientras desayunaban
- Si, debo hacerle frente a Francesca – le dice, ya había faltado tres días a clases.
- Bien, le diré a los guardias que estén atentos – dice – no confió en el buen juicio de esa mujer.
- No creo que vaya a atacarme – le dice.
- Si valora su vida, no creo que lo haga – sonríe – pero igual es mejor estar atentos
- Bien – le dice y siguen comiendo
- Avisame cuando salgas de tus clases – le dice
- Claro, ¿necesitas algo? – le dice, era repentina esa petición
- Solo avisame cuando salgas de tu ultima clase – le dice cortando las dudas de la mujer. En ese momento suena el timbre del departamento - ¿Quién podría ser a esta hora? – obviamente era alguien conocido, de lo contrario no podría llegar ni a tocar el timbre.
- Es la señora Rebecca – dice uno de sus hombres mientras abre la puerta.
- ¿Por qué tardaron tanto en abrir? - dice Rebecca entrando y empujando al guardia – Frederick, vine a buscarte para irnos juntos – le dice sonriendo mientras se acerca al hombre.
- Terminare de desayunar primero – le dice
- Oh, muy bien, en ese caso – se sienta a la mesa – los acompañare – le hace señas al sirviente para que le sirviera un plato – entonces, aprovechando esta oportunidad – mira a Frederick - ¿podrías presentarnos?
- No – le dice Frederick de forma cortante.
- Soy Elizabeth – dice Elizabeth de pronto.
- Es un placer, soy Rebecca – le dice sonriendo - ¿Cuántos años tienes?
- No necesitas saberlo Rebecca – dice Frederick – termine de desayunar – se levanta y toma su saco – si no quieres que te saque a patadas, apresurate – se coloca el saco.
- Eres tan frio y hostil como siempre – se levanta de la mesa y camina hacia el hombre
- ¿Quieres dejar de ser tan ruidosa por las mañanas? – le dice camina hacia la puerta
- Yo soy ruidosa y tu un bebé que no sabe cómo vestirse – levanta sus brazos para acomodar su cuello.
- Frederick – dice Elizabeth, interrumpiendo la discusión – ven aquí un momento por favor – lo mira de forma demandante, sin entender que sucedía decide acercarse – siempre olvidas arreglar el cuello – le dice sonriendo y acomodando el cuello del saco – te llamare cuando termine mi clase – lo besa en los labios, sorprendiendo al hombre.
- Te veré más tarde – le dice sonriendo, era obvio lo que estaba pasando – apresurate – le dice a Rebecca pasando por su lado y saliendo del lugar.
- Me alegro que solucionaran su problema – dice Rebecca entrando en el auto de Frederick – pero, ¿puedo saber él porque, Elizabeth me miraba de forma desafiante? – le dice mirándolo reír.
- No tengo ni idea de lo que estás hablando – dice esquivando la pregunta – el día de hoy te mostrare cuáles serán los hombres que trabajaran protegiendo el club – le dice cambiando el tema – encargate de hacer la rotación como mejor te plazca.
Tal vez su comportamiento había sido demasiado infantil, pero no podía dejar de sentir como su sangre hervía al ver a esa mujer cerca de Frederick y más si comenzaba a tocarlo, no quería decirle que deje de verla o que le prohíba ir hasta el departamento, sería un acto que la haría parecer celosa o desesperada por esa mujer. Llego al aula, busco un asiento y se sentó, Francesca ya se encontraba allí, Elizabeth decidió ignorarla por completo, durante todo ese tiempo pudo sentir como las miradas se centraban en ella. ¿Qué estaba ocurriendo?, todos a su alrededor volvían a hablar de ella a sus espaldas, aunque en esta ocasión no se sentía de la misma forma que la primera vez.
- Señorita, creo que debería ver esto – le dice uno de los guardias mostrándole un papel.
- ¿Qué es eso? – lo toma
- Estaba en el suelo del aula, lo tome porque tenía su nombre escrito – le dice
- ¿Qué? – dice al leer el papel que decía: Elizabeth Smith solo es una esclava sexual comprada para satisfacer a Frederick Rutterford, sin él no es nada ni nadie, solo una puta cualquiera” – Ya puedo imaginar quien hizo esto – Dice Elizabeth rompiendo el papel.
- ¿Qué quiere que hagamos? – le dice el guardia
- Nada, no vale la pena prestarle atención – saca su teléfono y hace una llamada – Ya terminé mis clases – dice, pasaba de las cuatro de la tarde.
- Bien – le dice Frederick – le enviare la dirección al chofer, estaré esperando arriba.
- Ok, nos vemos entonces allí – cuelga la llamada – apenas entro al auto el chofer arranco, llevándola hasta la dirección indicada por Frederick, llegaron a un edificio, Elizabeth entro y marco el último piso, el lugar estaba solo, al llegar se dio cuenta de que se trataba de un cine - ¿Qué hacemos aquí? – le dice a Frederick al verlo.
- Querías que tuviéramos citas, ¿no es así? – le dice tomando su mano – esto es lo más parecido que puedo ofrecerte por ahora – sonríe
- ¿Por qué esta tan solo? – por lo general los cines siempre estaban repletos.
- EN mi posición no puedo estar en lugares concurridos y menos en una sala de cine oscura, sería un blanco demasiado fácil – le dice, mientras caminaban hacia la sala
- Entonces ¿compraste todas las entradas o eres el dueño? - le dice Elizabeth
- Digamos que solo cobre algunos favores – se sientan - ¿Quieres ordenar? – le dice
- ¿Qué? – estaba sorprendida
- ¿Qué vas a querer para ver la película? – le dice sonriendo
- Palomitas y una soda – dice luego de reaccionar
- Muy bien – hace una seña y un mesonero se acerca tomando la orden, al cabo de dos minutos le trajo su pedido, era la primera vez que Elizabeth veía ese tipo de trato dentro de un cine.
- ¿Qué, película veremos? – le pregunta, ya habían comenzado los anuncios
- Es romántica – le dice, el odiaba las películas románticas, pero a Elizabeth parecían gustarle.
- Bien – mira hacia la pantalla. Pasada media hora de película Elizabeth comenzó a sentirse un poco incomoda, la mirada de Frederick hacia ella no podía dejar de ponerla nerviosa - ¿No vas a ver la película? – le pregunta, el hombre la seguía mirando mientras sonreía
- No me llama la atención las películas de ese tipo – le dice
- En ese caso hubieras escogido otra – le dice.
- Tranquila, estoy bien con solo mirarte – acaricia su mejilla y luego desliza sus dedos hasta su cuello – por ti haría lo que fuera – la besa mientras quita el posá brazos de en medio quedando sobre la mujer.
- Espera, Frederick estamos en el cine – dice susurrando
- No puedo dejar de pensar en cómo marcabas terreno en la mañana – le dice besando su cuello – te veías tan provocativa, me gusto verte celosa – besa sus labios
- No estaba celosa – le dice susurrando – solo me aseguraba que cumplieras con las cláusulas del contrato – era mentira, pero no quería ser tan obvia con él.
- Ah, si – dice tocando sus muslos – en ese caso, quisiera asegurarme que cumplas con el trato yo también – desabotona la camisa de la mujer dejando al descubierto sus pechos.
- Espera – le dice cubriéndose.
- Tranquila, solo estamos nosotros dos – comienza a besar sus pechos – así que, no tienes excusas para escapar.
Elizabeth contuvo sus gemidos lo más que pudo, aunque parecía algo imposible de lograr, con cada embestida del hombre su cuerpo se retorcía de placer provocando un grito ahogado en su garganta, sentada sobre él sintiéndolo dentro de su interior, moviendo sus caderas anhelando sentirlo todo adentro hasta llegar al climax.
- Al final tuvimos que verla una segunda vez – le dice Elizabeth mientras iban de regreso en el auto.
- Sí, creo que me gustó mucho esa película – dice Frederick sonriendo
Tirada en el suelo mojado con agua, desnuda, sintiendo el frio de la noche, en un almacén abandonado, se encontraba Francesca, llorando y pidiendo clemencia por sus actos.
- Creo que no te advertí lo suficiente niña – dice Frederick frente a ella
- Lo siento, Lo siento – decía la mujer entre llantos – prometo no volver a hacerlo, por favor – baja la cabeza casi tocando el suelo
- Te aconsejo que de hoy en adelante te encargues arreglar esto – le enseña uno de los papeles que ella misma había regado por toda la universidad – si no – le muestra un video en el cual se muestra a la mujer teniendo sexo con dos hombres – este pequeño video podría ir a internet o mejor aún a tu familia – la mira con frialdad – así que te sugiero que hagas callar este rumor o hare que mis hombres terminen el trabajo contigo.