Alison Borgui, trabaja en un periódico de prestigio, pero, últimamente las ideas se le han ido de la cabeza. A tal grado que es obligada a investigar un caso de una mujer condenada a 30 años de prisión por el asesinato de su padre y madre y después los despedazó y los tiró a la basura en bolsas negras. Sin embargo, Sofía Morin se ha declarado culpable. Esta mujer, gorda, fodonga, sin una gota de maquillaje, experta en dibujar rostros humanos, es, verdaderamente insoportable.
Alison Borgui sospecha que esta mujer es inocente, y si así fuera, ¿a quién protege esta mujer?
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Un abogado incorruptible para Sofía
En el reclusorio no dejaban entrar a Alison, aduciendo que Sofía no quería hablar con nadie.
Ella me citó, quiere hablar conmigo, dijo Alison un poco nerviosa.
Está bien, espere aquí...
La custodia se fue, y a los pocos minutos regresó...
Solo será una hora, estas visitas ya no serán permitidas, al menos no para Sofía.
Alison caminó atrás de la celadora. Casi iba temblando, Sofía le causaba mucho miedo.
Otra celadora llevó a Sofía a la pequeña sala de la cárcel.
Aquí nadie las molestará. Voy a estar afuera, si se le ofrece solo llámeme fuerte, ¿ok?
Alison contestó muy apenas, tenía un nudo en la garganta.
Gracias, dijo en un tono apenas audible.
La celadora cerró la puerta tras de sí, Alison no sabía si sentarse o permanecer parada.
Bienvenida, Alison, ¿qué te parece si nos sentamos?
Alison se sentó sin responder, le dio una bolsa con productos de limpieza personal.
Sofía tomó la bolsa sin una expresión en la cara.
Observó lo que venía adentro sin mucho interés.
Luego, puso la bolsa en el suelo, a un lado de su silla.
Te preguntarás por qué te he citado, dijo. Bueno, es que quiero contarte todo desde un principio. Tal vez tengas otra opinión de mí. ¿Tienes tiempo?
Por supuesto.
Entonces saca tu grabadora, trataré de ser breve y concisa, aunque no sé si una hora es suficiente.
No te preocupes, si es necesario solicitaré más tiempo.
Sofía tomó un trago de agua de la botella.
Y, dando un gran suspiro tomó una bocanada de aire, se sentó y empezó a hablar.
Muchos años atrás...
Alexa tenía dos años cuando yo nací, según mi madre no me esperaba, y tampoco me deseaba, ella solo quería a Alexa, yo solo fui un estorbo. Crecí en un completo abandono. Mi padre se la pasaba tomando y mi madre hacía lo que le daba la gana. Cuando iba a la escuela solo a Alexa le pagaba los útiles, y a mí me daba lo que ella dejaba, las libretas, lápices, colores, etc.
Yo tenía que hacer malabares para que me rindieran todas esas cosas que me daban. Una completa miseria, y digo eso porque mis padres estaban nadando en dinero. Eran unos miserables. Como si yo tuviera la culpa de nacer.
La mayoría de las travesuras que hacía ella las pagaba yo, mi padre me pegaba con el cinto, y mi madre con lo que tuviera a la mano, llámese cable, escoba, zapato. Siempre sufriendo porque no recibía amor de nadie.
Alexa se mofaba de mí, y mi madre le hacía la segunda. Yo lloraba porque no soportaba sus burlas. Pero eso a ellas no les importaba. Mi padre las escuchaba y también reía, sin importarle mis lágrimas.
Yo crecí en ese mundo hostil, sin conocer jamás el amor de mi familia.
Empecé a trabajar desde muy chica para poder solventar mis gastos. Todo lo que tenía, absolutamente todo, yo me lo compré con mi trabajo. Aprendí a hacer ropa y a distinguir las modas, desde una buena a otra excepcional.
La muerte de mis padres fue un accidente, en realidad yo no quería matarlos, te juro que solo quería que se callaran.
No sé qué me pasó, tomé un vaso con agua después de que les pegué y los dejé inconscientes. Todo me dio vueltas, y después no supe de mí.
No sé cuánto tiempo pasó, pero cuando me desperté estaba en medio de un charco de sangre, y mis padres estaban descuartizados dentro de unas bolsas negras de basura.
No había nadie en la casa más que yo, mi hermana se había ido mucho antes de que pasara todo.
Ella siempre hacía lo que quería, no tenía freno.
Cuando pasó lo...
Ahí Sofía guardó silencio.
¿Qué cosa? Habla sin temor.
Mi hermana tuvo un hijo, dijo sin rodeos, continuando con la historia.
Alison hizo una mueca de asombro, pero no dijo nada, dejó que Sofía continuara su relato.
Yo creo que fue abusada, pero nadie dijo nada, yo lo sé porque la vi embarazada, pero después de un tiempo en el que supone que nace un niño ya no estaba embarazada, pero no llegó a casa con un bebé.
Yo pienso que lo han de haber dado en adopción, o tal vez lo dejaron a la puerta de un monasterio o convento.
Lo cierto es que no había un bebé en la casa. Cuando yo le pregunté a mi madre por el bebé casi me abofetea, si no fuera porque me quité a tiempo. Si no me hubiera partido la boca.
Opté por quedarme callada, si ese niño o niña se logró debería tener cuatro años.
Mi hermana jamás se quejó ni lloró por su hijo. Nunca me dijo nada, parecíamos dos extrañas.
Pero en el fondo yo sabía que ella sufría.
Tal vez el hijo sea de Rafael Rivera, no estoy segura. Ellos pasaban mucho tiempo juntos, no porque se amaran, sino porque mi madre la obligaba a hacerle caso.
Yo a veces la veía llorando. Un día la vi platicando con mi madre, Alexa lloraba y mi madre la consolaba, pero le decía que no podían hacer nada.
Yo intuí que estaba embarazada, pero nadie me dijo nada hasta que vi que la panza le crecía, eso no se puede ocultar.
El tipo no volvió ni por la feria. Sin embargo, quiso defenderme, pero yo lo rechacé porque no confío el él. No he querido que ningún abogado me defienda, pienso que no merezco nada después de lo que hice.
Aunque, como ya te dije, no me acuerdo de nada.
No sé qué opines de mí, pero deja te digo que aceptaré un abogado que tú me recomiendes, eres la única persona en la que confío, en nadie más.
Hubo un silencio, ambas mujeres se miraron a los ojos, en el fondo de su alma, Alison quería defender a Sofía y aclarar la verdad, pero no sabía hasta que punto Sofía le decía la verdad, o si estaba mintiendo.
Aunque en la mirada de ella se podía ver que era sincera.
Alison rompió el silencio por fin.
Está bien, te traeré un abogado y un investigador privado, espero que todo esto se aclare. Ojalá y no me equivoque.
Gracias, de verdad que yo soy la más interesada en aclararlo todo.
Un sentimiento raro se apoderó de Alison, esa chica le causaba algo de ternura.
La celadora llegó en ese momento; se acabó el tiempo.
Volveré, te lo prometo, dijo Alison.
Sofía sintió un aire de esperanza ante las palabras de Alison.
Una celadora se llevó a Sofía y otra acompañó a Alison a la salida.