La Rechazada

Carol Darwin es una mujer común y corriente que desea ser lo que todo el mundo siempre dijo que no podía.

A sus 25 años queda embarazada de su único amor, quien después de tanto buscar el embarazo la deja sola y con mentiras convence a los padres de Carol que ese niño no es de el , por eso mismo la abandona a su suerte y dejando una tristeza en su corazón ella decide seguir adelante con su bebé.

Cuando sus padres Benjamin y Lucile la enfrentan para decirle que creen en las palabras de aquel hombre , la hechan de la casa dejándola más sola aún y con una necesidad abrumadora de demostrarles que ella estaría más que bien.

-Benjamín: No puedo creer que hayas sido capaz de pensar que nosotros íbamos a protegerte siendo que anduviste como una bagabunda vaya a saber uno con quien y quedaste embarazada!

-Lucille: Pero que quieres? si siempre ha sido la vergüenza de estas familia. Mírala nada más, mírala!!! esa forma de pensar tan liberal, de pretender que nadie debe juzgar a los demás, que debemos aceptar a la gente tal cual es. Y para rematar pretende que haciendo caridad va a ser alguien en la vida. Ahora que quieres? que nosotros hagamos algo por ti? voy diles a esos que tanto ayudaste que te den lugar para meter esa cabeza y te den de comer, aquí no queremos una vagabunda embarazada de un cualquiera.

-Benjamín: nosotros te educamos para que seas la CEO de una gran empresa, no para que salgas de parranda y vuelvas embarazada. Vete de esta casa que nadie te quiere aquí y menos a ese bastardo que llevas en tus entrañas. Vete ahora mismo!

-Carol: pero papá, mamá, no es así, no se de donde sacan que este bebé no es de Sebastian. Ustedes saben muy bien que no soy una persona que se tome a la ligera absolutamente nada, me he graduado en comercio exterior y finanzas porque ustedes así lo quisieron. ¿Nunca he salido de parranda más que 2 veces en 25 años, siempre hice lo que ustedes quisieron y ahora me hacen esto? Le creen más Sebastian que a mí?

-Lucile: pero por supuesto que sí. Sebastian es intachable, un hombre correcto y dedicado a su familia y a manejar sus empresas. Seguro que ese bastardo que llevas en tu vientre es de uno de esos pobretones a los que " Disque Ayudabas " cuando tenias tu dia libre. Asique ahora vete que aquí ya no eres bienvenida. No quiero volver a ver tu cara y menos saber de ti.

-Carol: está bien mamá, como tu quieras. No volverán a saber de mi. Quédense tranquilos que ahora mismo me iré. Puedo al menos recoger mi ropa?

-Benjamín: Si. Si puedes, no queremos nada que nos recuerde a una hija que nos avergüenza de esta manera. Llévate todo lo que quieras de tu habitación y no vuelvas nuca! Oíste?

-Carol: Si papá, gracias.

Carol se apresuró a subir las escaleras con los ojos llenos de lágrimas, no entendía como sus padres podían hacerle esto. Siempre hizo lo que ellos querían, se enamoró incluso que quien ellos querían. Su madre siempre fue abusiva, le decía cosas que le dolían pero ella creyó que lo hacía para moldear a una buena mujer, la única que la apoyaba era Teodora la cocinera. Con ella podía hablar de todo y llorar por todo.

Preparó rápido su valija, juntó todo, incluso sus ahorros y trato de retener cada rincón de su habitación en su memoria.

Al bajar por las escaleras la esperaba su amada Teodora, que le entregó una carta lo más discreta posible y al abrazarla le dijo. Dile a Leonidas el chófer que te deje en la terminal de autobus, ahí lees la carta y haz lo que te escribí. Te amo con todo mi corazón.

Carol se acerca a la puerta y ve que solo estaba el chófer, sus padres no salieron a despedirse. Tomó aire y subió al auto, le pidió a Leonidas que la llevara a la terminal de autobus, y así fue que empezó su nueva vida. Lejos de su casa, de sus padres, de su único amor y de sus niños, los niños del barrio humilde al cual ella le didicaba todo su tiempo libre, les enseñaba a leer, a escribir y a divertirse. Siempre les llevaba todo lo que podía.

Al llegar a la terminal de autobus, Leonidas la ayudó a bajar sus maletas y con un sentido abrazo le dijo: - señorita, yo se todo lo que usted ha pasado y solo quiero que se quede tranquila, Teodora y yo nos vamos a encargar de seguir ayudando a esos niños. Gracias por ser tan buena con ellos y con nosotros. Que la virgen me la proteja y cuide a ese retoño. Llenelo de amor.

-Carol: gracias Leonidas. Confío en que así va a ser.

Toma sus cosas y se va a una banca y se sienta a leer la carta que Teodora le dio.

Mi adorada niña: es muy triste esto que ha ocurrido y no tengo palabras para describir el dolor que siento ante esta situación.

Te doy una dirección, es la de mi casa, allí encontrarás todo lo que necesitas, es pequeña, pero se que va a ser muy cómoda, allí te recibirá mi sobrina que me cuida la casa cuando yo no estoy, sabes que tu padre desde que murió tu abuelo que en paz descanse, no me da mucho tiempo libre.

Busca en mi baúl de pie de cama, dentro encontrarás un sobre con unos documentos. En unos días voy a verte y te llevaré las galletas que tanto te gustan.

Con amor,

Teodora.

Rápidamente buscó un boleto de autobús hacia Wolf Creek.

El viaje fue tranquilo y cómodo ya que eran pocas personas que iban a ese lugar tan alejado. Ella se sentía en paz y tranquila, tanto que se durmió.