Aiden ha reencarnado en un mundo donde quienes dominan son los alfas y quienes son despreciados son los omegas. Ahora él es un pequeño omega obligado a vivir bajo las sombras debido a la familia del alfa que abusó de él y por consecuencia tuvo un hijo de este, quien recibe crueles tratamientos debido a la falta de feromonas de su padre.
Pero ahora, con este nuevo Aiden, todo cambia, moviendo sus piezas a su favor, logra llevarse a su hijo lejos de esa familia y en busca de crear una medicina que pueda salvar a su hijo, se verá en la mira de personas peligrosas que buscan acabar con su medicina experimental, pero recibirá la ayuda de quien menos esperaba, Barett Durov, el padre de su hijo.
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Capítulo 13
Aiden se sentó en el sofá con calma, había unos guardaespaldas desconocidos que posiblemente vinieron junto con la Señora Iria.
Era la misma mujer de los recuerdos que había visto del anterior propietario del cuerpo, sus características uñas pintadas con esmalte rojo le eran desagradables.
Todo en ella le era molesto, sin mencionar que fue la persona quien lo encerró.
"Como ya le dije a su asistente, no firmaré hasta que se me deje salir de esta casa y tenga la seguridad de que usted no volverá a interferir en mi vida ni en la de mi hijo", replicó Aiden mirando a la Señora Iria con seguridad.
Su mirada prepotente era molesta, la Señora Iria solo recibía informes sobre su estado, nunca lo había vuelto a ver desde que habló con él para indicarle que iba a quedarse en la casa.
No era la persona que imaginó, enferma y sin ganas de vivir, aunque se veía demacrado y delgado, tenía una gran seguridad que lo rodeaba.
"¿Qué pretendes al salir de la casa?, ¿informaras a todos lo que viviste aquí?, no te será posible porque mi familia tiene un gran poder, no podrás decir ni una palabra, no dejaré que llenes a mi familia de vergüenza", dijo la Señora Iria con una mirada altiva.
Aiden solo empezó a reír en voz alta.
"¿Vergüenza a su familia?, yo soy el que se debería sentir avergonzado por tales difamaciones e injusticias, ¿cree que su familia es tan importante para mi?", dijo Aiden riendo.
Su risa se escuchó en todo el lugar, era una risa estrepitosa.
"Ja ja ja, poder, poder, todos se sienten seguros al estar cubiertos con dinero, ¿qué?, ¿cuando muera la van a enterrar con todo eso?, ¿se va llevar todo su poder a la tumba?, nada es para siempre querida Señora", dijo Aiden mientras continuaba riendo.
Conocía a mucha gente así, estaba rodeado de ellos, personas que se sienten fuertes e invencibles al contar con tanto dinero, pero nada podía vencer a la muerte.
"¡Impertinente!, ya has perdido la cabeza, ¿crees que el poder no es importante?, ¿qué puedes hacer tu contra mi?, no eres nadie comparado conmigo", gritó enojada la Señora Iria señalando a Aiden.
"Yo salvo vidas mientras usted encierra gente, he ahí la diferencia de poder", dijo Aiden encogíendose de hombros.
"Mientras yo confío en mis capacidades, usted solo confía en su dinero y poder que le fueron otorgados en bandeja de plata, o dígame querida Señora, ¿acaso obtuvo ese poder por su propia cuenta?", preguntó Aiden con una sonrisa.
La Señora Iria estaba furiosa, nunca nadie la había tratado así, como si fuera alguien insignificante.
"No creas que puedes meterte conmigo, no tienes idea de lo que conlleva ser una omega dominante, ese es mi valor, alguien como tú no lo entendería nunca, un omega de baja categoría como tú jamás entendería las responsabilidades que tengo que llevar, yo nací en una familia importante, nací en el seno de una familia naturalmente con poder", dijo orgullosa la Señora Iria, un omega recesivo no tenía comparación a un omega dominante, ellos se encontraban en la cúspide de los omegas, siempre requeridos, nacer omega dominante aseguraba un buen futuro.
"Oh, a eso se le llama suerte", dijo Aiden tranquilamente.
"Me pregunto que hubiera sido de usted si no fuera omega dominante, siento decirlo, pero no veo ninguna capacidad en usted aparte del poder que le otorga su feromona dominante", dijo Aiden suspirando con pena mientras miraba a la Señora Iria.
El orgullo de una persona era frágil, el temblor lleno de ira en la Señora Iria lo demostraba.
"Ya que su familia es importante para usted, llenos de poder y dinero, ¿qué necesidad tiene de manteneme aquí?, soy irrelevante después de todo, y tenga por seguro que nunca querré jactarme del hecho de que tuve un bebé con su hijo, ya que es algo que me resulta desagradable, no está ni en mis pensamientos más bajos el querer formar parte de su familia, tenga eso por seguro"
Ni él, ni el anterior propietario del cuerpo pretendían entrar a esa familia, si lo hubieran escuchado desde el principio, tal vez todo hubiera resultado diferente para el anterior Aiden.
Los guardaespaldas y el asistente quienes observan todo en silencio, no se atrevieron a moverse, puesto que sentían la tensión y el aura peligrosa que provenía de Aiden.
La Señora Iria tampoco quería seguir involucrada con él, se había vuelto alguien difícil con quien tratar, lo mejor era mantenerlo alejado de ella y de su familia sin ensuciarse las manos.
"No te daré nada, si esperabas algo, no obtendrás nada, es cierto que eres alguien irrelevante, pude haberme deshecho de ti fácilmente, pero soy una dama que no pretende tener sangre en las manos"
Como los papeles seguían en el piso, la Señora Iria ordenó a un guardaespaldas que los recogiera.
Con los papeles ya en mano, la Señora Iria se sentó en el sofá lejano a Aiden, este lugar era horrible y quería irse de inmediato.
"Ya no quiero tener que lidiar contigo, has sido una molestia por mucho tiempo, te iras de esta casa sin llevarte nada que no sean objetos personales, no vuelvas a aparecer frente a mi nunca, no menciones a mi familia para nada, y si en algún momento se te ocurre reclamar algo a nombre del niño, ten por seguro que no te dejaré en paz hasta deshacerme de ti", dijo la Señora Iria.
"Espero lo mismo de usted, no se aparezca frente a mi", dijo Aiden con una sonrisa.
Como el acuerdo debía completarse con las exigencias de Aiden, la Señora Iria hizo que un abogado fuera a la casa de inmediato para redactar el acuerdo.
Cada uno tenía una copia del acuerdo, con las firmas de ambas partes y también de la del padre alfa del niño, todo vinculo con esa familia por fin llegó a su fin.
Cuando todo estuvo terminado, la Señora Iria se retiró apresuradamente.
Aiden tenía al fin su libertad, el gran peso en su espalda cayó finalmente, iba a empezar una nueva vida junto a su hijo.
Afuera, antes de subir al auto, la Señora Iria le dejó una última tarea al jefe de guardaespaldas.
"Procura que él este presente y que presencie todo en detalle", dijo con una sonrisa y subió al auto.
Este era su último regalo para Aiden y también su muestra de poder.
hora: 17:48