"El lío de Carlos" es una novela inspirada en una historieta escolar que narra las aventuras de Carlos, un joven carismático, despreocupado y amante de la diversión. Con su espíritu libre, disfruta explorando sus relaciones, coqueteando sin límites tanto con las chicas, pero tal parece que el destino cambiara el rumbo de su vida.
Por otro lado, se encuentra Janeth una joven trabajadora y determinada que enfrenta una lucha personal por encontrar una cura para su abuelo. En medio de los enredos y dramas que rodean la vida de Carlos y Janeth, sus caminos se cruzarán de formas inesperadas. ¿Logrará el amor triunfar entre tantas dificultades? Acompaña a estos personajes en una historia llena de emociones, retos y descubrimientos.
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Capítulo 22: Confesiones y desapariciones inesperadas
Era domingo, y el sol bañaba la ciudad con un cálido resplandor. Janeth, Valeria y Sebastián habían planeado reunirse nuevamente, aprovechando que ninguno trabajaba ese día. El parque al que solían ir era el lugar perfecto para relajarse y disfrutar de la tarde.
Janeth llegó primero, vestida con un atuendo cómodo, mientras revisaba distraídamente su teléfono. Poco después, Valeria apareció con su energía habitual.
—¡Por fin un día libre para disfrutar! —exclamó, abrazando a Janeth.
Sebastián llegó unos minutos más tarde, con una sonrisa algo nerviosa. Aunque intentaba parecer relajado, sabía que el peso de lo que quería decirle a Janeth lo estaba afectando.
—¿Y qué planes tienen para hoy? —preguntó Valeria con entusiasmo, rompiendo el hielo.
—Caminar, tal vez tomar algo después. Nada muy elaborado —respondió Janeth con una sonrisa ligera.
El grupo comenzó a recorrer los senderos del parque, charlando sobre temas ligeros. Las risas eran frecuentes, y por un momento, Sebastián logró olvidarse de su dilema interno. Pero cada vez que sus ojos se encontraban con los de Janeth, sentía ese recordatorio constante de lo que no podía ignorar más.
Después de un rato, se detuvieron en una heladería cercana. Valeria, siempre animada, decidió ir al baño antes de continuar.
—Voy al baño, vuelvo en unos minutos —dijo con naturalidad, dejando a Janeth y Sebastián solos.
Sebastián observó a Janeth mientras ella elegía su helado, y sintió que el momento era ineludible.
—¿Sabes ya cuál pedirás? —preguntó, intentando llenar el silencio.
—Creo que chocolate, como siempre. ¿Y tú?
—Probablemente, lo mismo —respondió, aunque sus pensamientos estaban lejos de los helados.
Una vez que ambos obtuvieron sus helados, se dirigieron hacia una banca cercana. Sebastián señaló con la cabeza.
—¿Te importa si nos sentamos un rato?
—Claro, ¿todo bien? —preguntó Janeth, notando la seriedad en su voz.
Sebastián respiró profundamente. Este era el momento que había estado temiendo y deseando a partes iguales.
—Janeth, hay algo que quiero decirte. Algo que he estado guardando desde hace tiempo.
Ella lo miró, curiosa y algo preocupada.
—¿Qué ocurre?
—Desde que empezamos a salir como amigos, me he dado cuenta de que siento algo más por ti. —¿Algo como qué?
—Estoy enamorado de ti, Janeth.
Valeria, quien regresaba del baño, se detuvo en seco al escuchar las palabras de Sebastián. Se escondió detrás de un árbol cercano, sin querer interrumpir, pero incapaz de alejarse, los sentimientos encontrados comenzaron a invadirla, sintió como sus pensamientos la dejaban fuera de sí; sin poder controlar todas sus emociones prefirió retirarse del lugar.
Mientras tanto, Janeth se quedó en shock. Por un momento, no supo qué decir.
—Sebastián...
—Sé que esto puede complicarlo todo —interrumpió él rápidamente—, pero no podía seguir ocultándolo. Tenía que ser honesto contigo.
Janeth desvió la mirada, sintiendo una mezcla de emociones.
—Sebastián, no sé qué decir. Eres una persona increíble, pero… yo no siento lo mismo.
Él asintió, intentando mantener la compostura.
—Lo entiendo. Solo espero que esto no arruine nuestra amistad.
Janeth suspiró y colocó una mano sobre la suya.
—No quiero que esto nos haga sentir incómodos. Valeria podría notarlo, y no quiero que se preocupe.
Sebastián forzó una sonrisa y asintió.
—Tienes razón. Seguiremos siendo los mismos.
Después de unos minutos, Janeth frunció el ceño.
—Valeria ya se tardó demasiado. Iré a buscarla al baño.
Sebastián asintió y esperó en la banca mientras Janeth iba al baño. Cuando llegó, se dio cuenta de que Valeria no estaba allí. Janeth revisó rápidamente los alrededores y luego sacó su teléfono para llamarla.
—No contesta —dijo preocupada al regresar con Sebastián.
—Quizá volvió al parque mientras no estábamos atentos —sugirió él, pero su tono también mostraba preocupación.
Ambos comenzaron a buscar a Valeria por todo el parque, llamándola sin obtener respuesta. Pasaron dos horas recorriendo cada rincón sin éxito.
Finalmente, Sebastián insistió en llevar a Janeth a su casa.
—Debe haber vuelto a casa —dijo Sebastián, intentando tranquilizarla.
Cuando llegaron a casa de Janeth, ella aún lucía preocupada.
—Gracias por todo, Sebastián.
—Avísame si sabes algo de ella, ¿de acuerdo? —pidió él antes de despedirse.
Ya en su habitación, Janeth tomó su teléfono y envió un mensaje a Valeria.
"¿Dónde estás? ¿Estás bien? Me tienes preocupada."
Se quedó mirando la pantalla, esperando una respuesta que no llegaba, mientras la incertidumbre comenzaba a invadirla.
¿Qué habrá pasado con Valeria? ¿Cómo afectará este incidente la relación entre ellos?