La Princesa Y El Rey De Wall Street

Mariana corría junto a su hermana gemela Constanza por los pasillos del palacio.

— ¡Papá!, gritó Constanza como salvaje.

Khalil Hazbun sonrió, Constanza era igual a su madre. Ruidosa y revoltosa eran dos palabras que describían a la perfección a su hija.

— Bienvenido a casa padre, espero que Dios lo haya bendecido en su viaje exclamó Mariana.

Khalil sonrió, su hija Mariana era todo lo que una princesa debía ser, era mesurada, su comportamiento siempre era irreprochable, ningun hombre tenia mejor hija que él.

— Lo fue hija mía, ven abraza a tu padre exclamó Khalil. Mariana se acercó y abrazo a su padre.

Khalil acababa de llegar de su viaje, había ido a Londres, donde sus hijos Malek y Jalil estudiaban en un internado, su hija Constanza no veía la hora de irse al extranjero a estudiar.

Constanza se veía atraida por la cultura occidental, en cambio, Mariana amaba Raleigh y sus costumbres no las encontraba como restricciones todo lo contrario, ella amaba profundamente a su pais y a sus raíces.

De pequeña Mariana solía pasar mucho tiempo con su abuela Zulema que en realidad era la segunda esposa de su abuelo Jalil Hazbun, Mariana no habia conocido su abuelo pero Zulema solía contarle viejas historias de su abuelo Jalil y todo lo que el pueblo esperaba de una princesa de Raleigh

Mariana extrañaba mucho a su abuela Zulema, ella había muerto tres años antes, en el desierto a manos de unos criminales, su abuela Zulema la había protegido con su vida, escondiendola y aguantando la tortura y el abuso de esos hombres por protegerla, ahí Mariana había conocido la maldad del hombre , por primera vez había sido consciente de que ella era una privilegiada y como solía decir su padre el privilegio tenía un precio.

Se acercaba la hora en que se comenzaría a preparar la cena, Amira dio las órdenes en la cocina sus conocimientos culinarios seguían siendo nulos.

Mariana, en cambio, adoraba ayudar en la cocina, preparar postres para su familia y cuidar y servir a su padre, esa noche en particular Mariana cantaba mientras ayudaba en la cocina además del regreso de su padre esa noche tendrían invitados especiales sus abuelos Malek y su abuela Mariana.

Malek saludo a su hija Amira y a su yerno, junto a su esposa solian visitar Raleigh todas las semanas, adoraban pasar tiempo con sus nietos.

Mariana conversaba con su hija Amira sobre sus nietos, al igual que sus nietos Malek y Jalil , su hija menor estudiaba en Londres, y les había costado muchísimo dejarla ir.

— Constanza iniciará sus estudios en Londres en tres meses después del receso comento Amira, aunque debía reconocer que era algo que le costaba separarse de su hija, pero con Khalil habían decidido que le darían las mismas oportunidades a sus hijas mujeres que a sus hijos varones.

— ¿Mariana no irá?, pregunto Malek.

— No papá, ella no quiere. Mariana estudiará aquí exclamó Amira.

Luego de la cena Mariana tocó el piano para sus abuelos mientras Constanza bostezaba de aburrimiento. Aunque eran gemelas las hermanas no podían ser más diferentes, Malek solía decir que veía mucho del carácter de su esposa en su nieta Mariana, así como veia mucho de su hija Amira en Constanza.

Esa noche Khalil debio permanecer despierto mas horas de lo habitual, una tormenta de arena estaba azotando la región, tras varias horas Khalil se pudo relajar, la tormenta no habia sido tan terrible como temian y no había causado heridos, Khalil se dirigía a su habitación cuando escucho los gritos de Mariana, el ingreso a la habitación y miro a su hija otra vez tenía pesadillas.

Khalil se acercó a su hija.— Le acarició el rostro y la cabeza.— Tranquila, estás a salvo aquí, eres amada y siempre cuidaré de ti dijo Khalil tapándola mientras la besaba en la frente y Mariana comenzaba a calmarse. El decidió dejar la luz encendida despues de un rato y viendo que se había calmado abandono la habitación.

Khalil ingreso en la habitación, Amira miró a su esposo con el ceño fruncido.

— ¿Qué pasa?.

— Mariana tenía pesadillas otra vez, por lo visto la tormenta remueve sus recuerdos.

— Ya se le pasará, según el terapeuta es algo normal.

— Lo sé, pero no me gusta ver su sufrimiento.

Dos días después Khalil salía a acampar con su hija Mariana al desierto verla entre su pueblo lo llenaba de orgullo.

Sacar a Constanza y Rosse del palacio era una tarea titánica, su hija menor Rosse al igual que su hermana mayor Constanza preferían la vida frivola y disfrutar de visitas a ciudades como Londres, París así que solían quedarse en el palacio junto a su madre.

Mariana le paso el arroz a su padre, Khalil tenía por costumbre cocinar junto a su hija cuando iban de campamento.

 — Fátima esta triste extraña a su papá, ¿ tú extrañas a mi abuelo?, pregunto Mariana.

— Mucho, pero la muerte es un paso más en la vida, una realidad que debes aceptar.

— Pero yo aun lo necesito y no puedo aceptar esa realidad exclamó Mariana muy seria.

— ¿ Y cuándo crees que puedas aceptarlo?, pregunto Khalil.

Mariana lo penso.— En doscientos años.

Khalil abrió sus ojos como platos.– En doscientos años, esta bien tendré unos. Mejor no pensemos cuantos años tendré. Esta bien viviré 200 años más solo para ti.

— Nadie me ama como usted dijo Mariana entregándole las especias a su padre...

Al día siguiente de su regreso Khalil se reunía con los Jeques como en cada oportunidad varios llegaron acompañados de sus hijos, Mariana y Constanza observaban a los jóvenes.

Mariana sonrió al ver a Kamal Al– Saadi, era un joven tres años mayor que ellas, Kamal solia jugar con ellas cuando era mas pequeño.

— Cuando crezca me casaré con Kamal exclamó Mariana.

Constanza puso cara de asco.— Es horrible, ¿no entiendo qué le ves?, es largo y finito como un gusanillo.

Mariana frunció el ceño, no le gusto que su hermana fuera tan despectiva y era un término que sus hermanos Malek, y Jalil junto a su amigo Sharif solían usar << el gusanillo Al-Saadi>> solían decirle y gastarle bromas pesadas.

El tiempo pasó y ambas hermanas se separaron, Mariana cursaba sus estudios en Raleigh, hablaba varios idiomas, además de asistir a clases regularmente, tomaba clases de música, aprendiendo a tocar diferentes tipos de instrumentos como el violin o el arpa, en su tiempo libre que no era mucho solia acompañar a su madre a las obras de beneficencia, solía leerle cuentos a los niños.

Seguía cultivando su amistad con Kamal, solian estudiar y pasar mucho tiempo juntos.

Kamal salto de su caballo. Camino rápidamente y tomó las riendas del caballo de Mariana y la ayudó a bajar.

— Gracias dijo Mariana sonriendo.— ¿Te quedas a merendar?.

— Por supuesto exclamó Kamal.— Debemos terminar de estudiar o el profesor nos retará, ambos estudiaban en un curso de inglés avanzado, Kamal se iria a estudiar a Londres.

Amira se encontraba junto a su cuñada Nabila sentadas en el jardín.

— No me extrañaría que esos dos terminaran juntos comento Nabila mirando a su sobrina y al joven.

— Te llega a escuchar Khalil y lo manda a decapitar comento Amira riéndose.

—Pero sería un buen partido, además mira como la observa dijo Nabila.

Amira miró a Kamal y era cierto tenía una forma de mirar a su hija muy dulce.— Aun así a Khalil le dará un ataque...

Para cuando cumplio diecisiete años Mariana ya sabia lo que estudiaria, quería ser medico y cuidar de los niños y mujeres de Raleigh como se lo habia prometido a su abuela Zulema.

Kamal también había decidido ser médico, pero el viajo a Londres, ya que su padre el Jeque Al– Saadi quería que su hijo menor se preparara en la mejor universidad ya que veía con buenos ojos la amistad de Kamal con Mariana y pese a que ella no era la heredera del trono si era una Princesa y el hombre que pretendiera cortejarla debía ser un buen prospecto.

La Princesa Mariana era apreciada por todo el pueblo de Raleigh, su dedicación hacia los niños era total, jamás se había hablado algo incorrecto de ella, era una joven mesurada que respetaba las costumbres y tradiciones del desierto, pero sobre todo tenía un gran sentido del respeto por la soberanía de su país y cuando ingreso a estudiar a la universidad de Raleigh fue festejado y bien visto por todo el pueblo, los herederos solian educarse en el extranjero, pero la princesa no, ella estudiaba junto a su pueblo...

Mariana se despertó temprano, sintiendo una mezcla de emociones: ansiedad, entusiasmo y un poco de miedo. Era el día en que comenzaría su carrera en la universidad. Se levantó de la cama y se dirigió al baño para empezar su rutina matutina.

Mientras se vestía, Mariana recordó los años de estudio y preparación que la habían llevado a este momento. Había completado su educación secundaria en Raleigh, estudiando materias como matemáticas, ciencias, inglés, y estudios sociales. Luego, se había preparado para el examen de admisión a la universidad, que había aprobado con éxito.

Ahora, Mariana estaba lista para comenzar su carrera en medicina en la Universidad de Raleigh. El programa de estudios duraría 6 años, y ella estaba emocionada de aprender todo lo que necesitaba para convertirse en una médica excelente.

Mariana bajó al comedor, donde su familia ya estaba desayunando. Su madre, le sonrió y le dio un abrazo.—Estoy tan orgullosa de ti, Mariana, dijo. —Sabes que siempre estaré aquí para apoyarte.

— Gracias madre, estoy tan feliz dijo Mariana

— No entiendo porque estas feliz te pasaras todo el día estudiando respondió Rosse su hermana era dos años menor. Rosse tenia otros sueños, quería ser modelo y desfilar en las grandes pasarelas.

Mariana sonrió y se sentó a la mesa para desayunar con su familia. Estaba emocionada de comenzar esta nueva etapa de su vida, y sabía que Rosse no lo entendería su visión de la vida aún era muy frívola.

Con respecto a Kamal seguía cultivando su amistad, él pronto regresaría, al ser tres años mayor pronto terminaría sus estudios, solía verlo durante el receso estudiantil que era cuando Kamal regresaba a Raleigh para pasar sus vacaciones, Mariana leyó su correo y sonrió, él le deseaba buena suerte.

Obviamente, solo eran amigos, pero sus sentimientos aún no habían cambiado seguía deseando casarse con Kamal, aunque su hermana Constanza solía decir que había demasiado peses en el mar como para atarse al poco agraciado gusanillo, asi que para no ser blanco de burlas, Mariana dejo de compartir sus sentimientos con su hermana y no volvio a hablarle de Kamal.

El responsable del ejército y la seguridad de la familia real ingreso al comedor.

— Su Excelencia, Alteza dijo haciendo una reverencia. Omar Issidri era el responsable de cuidar de la familia real desde hacía treinta años. — El nuevo equipo de seguridad de la Princesa está aquí, como bien sabe hemos cambiado parte del personal. — Amira asintió algunos empleados iban haciéndose mayores y había que cambiarlos.

— Entiendo, dile que pase respondió Amira.

Omar le dio la orden a la empleada y ella lo hizo pasar al comedor Karem Al–Kateeb, hizo una reverencia delante de la Reina Amira.

Karem era un hombre alto e imponente, con una estatura de aproximadamente 1,80. Tenia un cuerpo atlético y musculoso, fruto de años de entrenamiento y dedicación a su trabajo como custodio. Su rostro era fuerte y angular, con unos ojos oscuros y penetrantes que parecen verlo todo. Su cabello era negro y corto, y lleva una barba bien definida.

Karem era un hombre serio y responsable, que tomaba muy en serio su trabajo como custodio. Era leal y dedicado a su familia y a su país, y haría cualquier cosa para protegerlos.

Karem nació y se crió en Raleigh, en una familia de tradición militar y de servicio a la familia real. Habia estado entrenándose durante años para convertirse en un custodio experto y había sido contratado para proteger a la princesa Mariana a partir de ese dia, y comenzaba nada mas y nada menos que en su primer día de universidad lo cual era todo un reto.

El objetivo principal de Karem era proteger a la princesa Mariana y asegurarse de que esté siempre a salvo, pero en cuanto la vio ponerse de pie el que no se sintió a salvo fue él.

Mariana Hazbun era preciosa con el cabello negro y ondulado, unos ojos claros los cuales sin duda había heredado de su abuela materna.

Karem abrió la puerta del coche, llevaba una semana trabajando, cuidar a la Princesa Mariana era fácil. De las tres hijas del rey, Mariana era la única centrada, la hija menor Rosse vivía metiéndose en líos y Constanza de fiesta en Londres, motivo por el cual los custodios debían estar siempre alertas.

Pero Mariana al igual que su padre se debía a su pueblo, el honor familiar y el amor por nación estaba por encima de todo.

Amira había tenido que viajar a Londres para regañar a Constanza, Khalil observaba a su hija, esa semana él había recorrido la universidad nada lo llenaba de mayor orgullo que su hija Mariana, los elogios que recibía de su hija solo lo enorgullecian, siempre tan centrada y educada...