En esta apasionante novela, "María" Gómez, una joven y talentosa periodista, se encuentra con un misterioso hombre llamado Alejandro, cuya sonrisa enigmática la deja sin aliento. A medida que se conocen mejor, María descubre que Alejandro esconde un secreto que podría cambiar su vida para siempre
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la espera 2
Alejandro se sentó en la sala de espera del hospital, ansioso por saber noticias sobre María. Se levantó y se dirigió a la habitación de María, donde se sentó junto a ella y tomó su mano.
"Mi amor", dijo con voz temblorosa. "Estoy aquí. No te preocupes por nuestro bebé, ya tiene un mes y estoy haciendo todo para encontrarlo. Sindy lo secuestró, pero lo recuperaré. No te preocupes por nada, estoy aquí para ti."
Alejandro comenzó a recordar momentos especiales que habían compartido juntos.
"Recuerdo cuando nos conocimos", dijo. "Eras tan hermosa y radiante. Me enamoré de ti en ese instante."
Se rió suavemente.
"Y recuerdo cuando nació nuestro bebé", continuó. "Fue el día más feliz de mi vida. Me sentí tan afortunado de tener-te a mi lado y a nuestro pequeño."
Alejandro se sintió emocionado.
"Y ahora", dijo, "nuestro bebé ya tiene un mes y estoy desesperado por encontrarlo. cindy no puede esconderlo para siempre. Lo encontraré, mi amor. Lo prometo."
Alejandro besó la mano de María.
"No te preocupes", repitió. "Estoy aquí para ti y nuestro bebé. Los protegeré con mi vida."
De repente, el médico entró en la habitación.
"¿Cómo está?", preguntó Alejandro.
"Estable", respondió el médico. "Pero todavía en coma inducido."
Alejandro asintió.
"¿Cuánto tiempo más?", preguntó.
"Es difícil decirlo", dijo el médico. "Pero estamos monitoreando su estado constantemente."
Alejandro se levantó.
"Voy a seguir buscando a nuestro bebé", dijo.
El médico asintió.
"Buena suerte", dijo.
Alejandro salió de la habitación y se dirigió a la sala de investigación que había montado para encontrar a su bebé.
Alejandro se sentó en la sala de investigación, revisando las cámaras de seguridad y los informes de testigos. De repente, su teléfono sonó.
"¿Sí?", respondió.
"Alejandro, soy el detective encargado del caso de Cindy", dijo una voz masculina. "Tengo noticias sobre su declaración."
Alejandro se sintió intrigado.
"¿Qué dijo?", preguntó.
"Se niega a hablar sobre el paradero del bebé", dijo la voz. "Pero mencionó que alguien más está involucrado en el secuestro."
Alejandro se levantó.
"¿Quién?", preguntó.
"No lo dijo", respondió la voz. "Pero parece que hay más personas implicadas de lo que pensábamos."
Alejandro se sintió frustrado.
"¿Puedo hablar con ella?", preguntó.
"Lo siento", dijo la voz. "Está en una celda de máxima seguridad y no puede recibir visitas."
Alejandro suspiró.
"Gracias por la información", dijo.
La voz colgó.
Alejandro se dirigió a la pizarra de investigación, decidido a encontrar al bebé y descubrir la verdad.
Alejandro otra vez se sentó en la sala de investigación, revisando las notas y los informes de la policía. De repente, se le ocurrió una idea.
"¿Y si Cindy no actuó sola?", se preguntó.
Comenzó a investigar sobre posibles cómplices de Cindy. Después de horas de búsqueda, encontró un nombre que llamó su atención.
"Rafael Morales", dijo en voz alta.
Un hombre con antecedentes de secuestro y tráfico de personas.
Alejandro se sintió emocionado.
"Este podría ser el hombre que Cindy mencionó", pensó.
Llamó al detective encargado del caso.
"¿Puedes verificar si Rafael Morales está relacionado con Cindy?", preguntó.
"Ya lo estamos investigando", respondió el detective. "Pero necesitamos más pruebas."
Alejandro asintió.
"Voy a seguir investigando", dijo.
Colgó el teléfono y comenzó a buscar información sobre Rafael Morales.