Un Reloj… En Sus Sueños

Eldric Thalmar, el renombrado alquimista, conocido por sus experimentos audaces y sus descubrimientos sorprendentes, se encontraba en su laboratorio, rodeado de libros antiguos y frascos llenos de sustancias misteriosas. La luz de las velas parpadeaba, proyectando sombras danzantes en las paredes de piedra. En el centro de la mesa, un manuscrito abierto revelaba los secretos del Cristal de Somnium.

— ¡Lo he encontrado!, exclamó Eldric, con sus ojos brillando con entusiasmo mientras leía las palabras escritas en latín antiguo. — El Cristal de Somnium… ¡es real!

Su asistente, una joven llamada Diora, se acercó con cautela. Llevaba meses trabajando junto a Eldric, fascinada por su conocimiento y su pasión por la alquimia.

—¿Está seguro, maestro? —preguntó Diora, observando el manuscrito con curiosidad—. ¿Dónde se encuentra ese cristal?

Eldric señaló un mapa dibujado a mano en el margen del manuscrito.

—Aquí, en las montañas del norte. Debemos emprender un viaje para encontrarlo. Este cristal tiene el poder de conectar los sueños con la realidad. Con él, podré crear los Relojes de los Sueños.

Diora asintió, sintiendo una mezcla de emoción y temor. Sabía que el viaje sería peligroso, pero también sabía que Eldric estaba decidido a seguir adelante.

Eldric sabía que necesitaría recursos para su expedición, así que decidió visitar a Lady Eveline, una noble conocida por su generosidad y su interés en las ciencias ocultas. Llegó al majestuoso castillo de Lady Eveline y fue recibido en su salón.

—Lady Eveline, es un honor estar en su presencia, dijo Eldric, haciendo una reverencia.

Lady Eveline, una mujer de porte elegante y mirada penetrante, sonrió amablemente.

—Maestro Thalmar, he oído hablar de sus logros. ¿Qué lo trae a mi hogar?

Eldric le explicó su descubrimiento del Cristal de Somnium y su plan para crear los Relojes de los Sueños. Lady Eveline escuchó con atención, con ojos que brillaban con interés.

—Suena fascinante, Eldric. Estoy dispuesta a financiar su expedición. Tome lo que necesite y asegúrese de regresar con ese cristal.

Eldric agradeció profundamente a Lady Eveline y se despidió, sabiendo que su viaje estaba un paso más cerca de hacerse realidad.

Con los recursos asegurados, Eldric buscó a Yna, una exploradora conocida por su valentía y conocimiento de las montañas del norte. La encontró en una taberna, rodeada de mapas y pergaminos.

—Yna, necesito tu ayuda, dijo Eldric, sentándose frente a ella. — He descubierto la ubicación del Cristal de Somnium y necesito a alguien con tu experiencia para guiarme.

Yna levantó la vista, con sus ojos verdes evaluando a Eldric.

— He oído hablar de ti, Thalmar. Dicen que eres un alquimista brillante, pero este viaje será peligroso. ¿Estás preparado para enfrentarte a lo desconocido?

Eldric asintió con determinación.

— Estoy dispuesto a correr el riesgo. Este cristal es la clave para crear algo extraordinario.

Yna sonrió, intrigada por la pasión de Eldric.

— Muy bien, te acompañaré. Pero debes seguir mis instrucciones al pie de la letra. Las montañas del norte no son un lugar para los débiles de corazón.

Eldric, Diora e Yna emprendieron su viaje hacia las montañas del norte. Lady Eveline les había proporcionado caballos fuertes y provisiones suficientes para varias semanas. El camino era arduo y lleno de desafíos, pero la determinación de Eldric y la experiencia de Yna los mantenían en marcha.

— Estas montañas son traicioneras, advirtió Yna mientras ascendían por un sendero estrecho. — Debemos estar atentos a los cambios en el clima y a los posibles deslizamientos de tierra.

Diora, aunque cansada, mantenía su espíritu en alto.

— Confío en ti, Yna. Con tu guía, llegaremos al Cristal de Somnium.

Durante el viaje, enfrentaron tormentas de nieve, ríos caudalosos y senderos peligrosos. Pero también encontraron momentos de belleza y camaradería, compartiendo historias alrededor de la fogata y admirando las estrellas en el cielo despejado.

Finalmente, después de semanas de viaje, llegaron a una cueva oculta en las montañas. La entrada estaba cubierta de enredaderas y musgo, pero Eldric reconoció los símbolos grabados en una roca.

— Este es el lugar, dijo Eldric, apartando las enredaderas con cuidado. — El Cristal de Somnium está aquí.

Entraron en la cueva, sus pasos resonaban en la oscuridad. La luz de las antorchas reveló estalactitas y estalagmitas, y el aire estaba cargado de una energía extraña. Al fondo de la cueva, un resplandor etéreo iluminaba una formación cristalina.

— ¡Ahí está!, exclamó Diora, señalando el cristal que brillaba con una luz azulada.

...El Cristal de Somnium...

Eldric se acercó con reverencia, extendiendo la mano para tocar el cristal. Al hacerlo, sintió una oleada de energía recorrer su cuerpo.

— Es más poderoso de lo que imaginaba, murmuró Eldric, con sus ojos llenos de asombro. — Con este cristal, los Relojes de los Sueños serán una realidad.

...🕰️🕰️🕰️...

De regreso en su laboratorio, Eldric comenzó a trabajar en los relojes. Cada uno era una obra maestra, con engranajes intrincados y símbolos alquímicos grabados en su superficie. Pero Eldric no estaba solo en esta tarea. Contaba con la ayuda de Armand, un alquimista experto en la manipulación de cristales, y Magnus, un herrero de gran habilidad.

— Armand, necesito que prepares el Cristal de Somnium para su inserción en los relojes, dijo Eldric, entregándole un fragmento del cristal.

Armand asintió y sus manos hábiles comenzanron a trabajar con el cristal.

— Este cristal es increíblemente puro, comentó Armand mientras lo pulía. — Será perfecto para tus relojes.

Mientras tanto, Magnus trabajaba en los engranajes y las carcasas de los relojes. Su taller resonaba con el sonido del martillo golpeando el metal.

— Estos relojes deben ser precisos y duraderos, dijo Magnus, ajustando un engranaje. — No podemos permitirnos ningún error.

Diora observaba con admiración mientras Eldric, Armand y Magnus trabajaban juntos. La combinación de sus habilidades y conocimientos estaba dando vida a los Relojes de los Sueños.

— Estos relojes no solo marcarán el tiempo, explicó Eldric mientras ensamblaba los relojes. — También permitirán a sus dueños explorar sus sueños como si fueran reales. Pero deben tener cuidado. Los sueños pueden influir en la realidad.

Cada reloj tenía incrustado un fragmento del Cristal de Somnium en forma de luna, que brillaba con una luz etérea. Estos cristales no solo eran hermosos, sino que también eran la clave para conectar los sueños con la realidad.

Diora asintió, comprendiendo la magnitud del descubrimiento. Sabía que los Relojes de los Sueños cambiarían al mundo, pero también sabía que, con un gran poder, también venía una gran responsabilidad.

Para asegurar que los relojes funcionaran correctamente y que sus usuarios comprendieran su poder, Eldric decidió añadir una inscripción especial en cada uno. Para ello, buscó la ayuda del sabio Etrusco, un erudito conocido por su conocimiento de lenguajes antiguos y olvidados.

— Sabio Etrusco, necesito tu ayuda para diseñar una inscripción en un lenguaje desconocido, dijo Eldric, mostrándole uno de los relojes.

El sabio Etrusco, un hombre de avanzada edad con una mirada penetrante, examinó el reloj con interés.

— Entiendo lo que buscas, Eldric. Una inscripción que no solo advierta a los usuarios, sino que también potencie el poder del cristal. Utilizaremos un lenguaje antiguo, uno que solo unos pocos puedan descifrar.

Juntos, Eldric y el sabio Etrusco trabajaron durante días, combinando símbolos y palabras de lenguajes olvidados. Finalmente, crearon una inscripción que rodeaba el cristal en forma de luna en algunos relojes, en otros yacía en la tapa y en el resto, en la parte posterior del reloj. La inscripción decía:

“In somnis veritas, sed cave, nam somnia possunt fieri realia.”

— En los sueños hay verdad, pero ten cuidado, porque los sueños pueden hacerse realidad, tradujo el sabio Etrusco. — Esta inscripción no solo advertirá a los usuarios, sino que también canalizará la energía del cristal, asegurando que los sueños sean vívidos y controlables.

Antes de vender los relojes, Eldric decidió probar uno él mismo. Quería asegurarse de que funcionaran correctamente y que no hubiera peligros imprevistos. Una noche, tomó el reloj en sus manos, ajustó la hora y se recostó en su cama, cerrando los ojos.

Al poco tiempo, Eldric se encontró en un sueño vívido. Estaba en una ciudad antigua, con calles empedradas y edificios majestuosos. Al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que estaba en el corazón del Imperio Romano. Podía ver a los ciudadanos vestidos con togas, los soldados marchando y los mercados llenos de vida.

— Increíble…, murmuró Eldric, maravillado por la claridad y la realidad del sueño.

Decidió explorar la ciudad, interactuando con los habitantes y aprendiendo sobre su cultura y costumbres. Visitó el Coliseo, asistió a un debate en el Senado y caminó por los jardines del palacio imperial. Todo parecía tan real que Eldric casi olvidó que estaba soñando.

Sin embargo, al final del sueño, Eldric se encontró en una situación peligrosa. Un grupo de soldados lo confundió con un espía y lo persiguieron por las calles. Justo cuando estaba a punto de ser capturado, Eldric despertó, con su corazón latiendo con fuerza.

— Los sueños son más poderosos de lo que imaginaba, dijo Eldric, reflexionando sobre su experiencia. — Debo advertir a los futuros usuarios sobre los peligros potenciales.

...🕰️🕰️🕰️...

Con los relojes terminados, Eldric comenzó a venderlos a reyes, nobles y aventureros. Cada cliente recibía una advertencia clara: los sueños podían ser peligrosos y debían ser tratados con respeto.

Un día, un joven noble llamado Alaric llegó al laboratorio de Eldric, ansioso por adquirir uno de los relojes.

— He oído hablar de tus relojes, maestro Thalmar, dijo Alaric, con sus ojos llenos de ambición. — Quiero uno para explorar mis sueños y encontrar respuestas a mis preguntas.

Eldric lo miró con seriedad.

— Debes recordar, Alaric, que los sueños pueden influir en la realidad. Lo que sucede en el mundo onírico puede tener consecuencias en tu vida.

Alaric asintió, pero su mente ya estaba llena de planes y deseos. Eldric le entregó el reloj, esperando que el joven noble comprendiera la advertencia.

Alaric, lleno de curiosidad y ambición, comenzó a usar el Reloj de los Sueños cada noche. Sus sueños se volvieron vívidos y llenos de aventuras. Exploraba reinos fantásticos, resolvía enigmas antiguos y se encontraba con seres mágicos. Sin embargo, su deseo de poder y conocimiento lo llevó a tomar riesgos cada vez mayores.

Una noche, Alaric soñó con un vasto tesoro escondido en una cueva oscura. Decidido a encontrarlo, se adentró en el sueño, ignorando las advertencias de Eldric. En su búsqueda, se encontró con un dragón que custodiaba el tesoro. Alaric, confiado en su habilidad para manipular los sueños, intentó enfrentarse al dragón.

El enfrentamiento fue feroz, y aunque Alaric logró derrotar al dragón en el sueño, sufrió una herida grave. Al despertar, descubrió que la herida era real. La conexión entre el mundo onírico y la realidad había cobrado su precio. A pesar de su dolor, Alaric no se detuvo. Continuó usando el reloj, obsesionado con los tesoros y secretos que podía descubrir en sus sueños.

Con el tiempo, las heridas y el desgaste de sus aventuras oníricas comenzaron a afectar su salud. Alaric se volvió cada vez más débil, pero su ambición no disminuyó. Una noche, decidió embarcarse en su aventura más peligrosa: encontrar el legendario “Corazón del Sueño”, un artefacto que, según las leyendas, otorgaba poder absoluto sobre los sueños y la realidad.

Alaric nunca regresó de ese sueño. Algunos dicen que quedó atrapado en el mundo onírico, incapaz de encontrar el camino de regreso. Otros creen que encontró el Corazón del Sueño y se convirtió en un ser de pura energía, trascendiendo la realidad. Lo que es seguro es que su desaparición se convirtió en una advertencia para todos aquellos que deseaban usar los Relojes de los Sueños sin comprender su verdadero poder.

A lo largo de los años, los Relojes de los Sueños se convirtieron en leyendas. Eldric continuó su búsqueda de conocimiento, siempre empujando los límites de la alquimia y la realidad. Pero un día, Eldric desapareció misteriosamente, dejando solo sus relojes y sus escritos como legado.

Diora, se convirtió en una alquimista renombrada por derecho propio, continuó el trabajo de su maestro, siempre recordando las lecciones que había aprendido. La historia de Eldric Thalmar y sus Relojes de los Sueños siguió viva, inspirando a generaciones de soñadores y aventureros.