Corazón De Dragón

Al llegar hasta el jardín, Dagny se sorprendió al ver una majestuosa criatura color azul cielo. Era un dragón gigante, con enormes alas que al estirarlas podrían llegar a medir hasta diez metros, una cola con punta en forma de ancla, además sus escamas parecían brillar de alguna forma, era extraordinario poder ver aquello.

Los ojos de la albina, pudieron brillar como nunca antes, lo que provocó los celos de cierto dragón mirón.

—»Eres perfecta«— sonrió

Las palabras pueden influir mucho en como un ser puede ver las cosas, por eso al escuchar a Dagny, de los ojos de Perl pudieron salir algunas lágrimas, que al estar en contacto con aire, se transformaron en pequeños copos de nieve.

—»Puedes subir a mi espalda, demos un pequeño paseo«—

No le tuvieron que decir dos veces aquello, Dagny a pesar de llevar un vestido, trepó por una de las alas del dragón y se colocó sentada en su lomo. Perl poco a poco fue agitando sus alas y enseguida estuvieron en el aire, fue lento y con calma para que Dagny pudiera adaptarse, ella disfrutaba del rico clima de la mañana, por el momento no podía simplemente soltarse y estirar las manos para dejar que el aire pasara por ella, pero aún así era la persona más feliz en todo ese mundo, sabía que nada podía cambiar ese sentimiento de libertad.

—»No es todo lo que puedes disfrutar, sin embargo debes entrenar para ello y también tendrás que mandar hacer una silla para que montes bien, algo que evite que caigas«— se elevó un poco más, llegando a las nubes, era tan rara la sensación, ¿a eso se le llamaba felicidad?.

—»Gracias por dejarme estar a tu lado Perl, eres maravillosa«— se recostó sobre el lomo de la dragona y descansó por un buen rato.

El mundo ya era maravilloso estando en tierra, pero estando en el aire, era otra sensación, otro tipo de felicidad, algo que siempre quiso y ahora estaba logrando. Dagny no podía estar más agradecida con quién sea que la haya enviado ahí, no solo estaban las bestias que más admiraba, sino que también estaba su esposo, aquél hombre que sin saberlo, amaba con toda el alma.

—»Soy tan feliz«— no podía borrar su sonrisa del rostro.

—»¿Podrías guardar esa información para ti?, se que amas al anciano ese que nos mira desde el tercer piso, pero no quiero saber más de lo necesario«— la conexión telepática era algo con lo que tendrían que vivir las dos y para ese momento, Dagny aún seguía conectada a Perl.

—»Lo siento, ¿estás de acuerdo en que ame a uno de los tuyos?«— tenía dudas de lo que pensaba su nueva compañera.

—»Me da igual de quién estés enamorada o con quién compartas tu vida, solo advierte que si te llega a hacer daño, eso me afectaría directamente, lo que haría que yo tome represalias en su contra«— no lo iba aceptar, pero estaba más que dispuesta a defender a Dagny.

—»Lo haré, te lo agradezco. Ya estoy un poco cansada, ¿podemos bajar?«— llevaban alrededor de dos horas en el aire, por lo que era entendible que Dagny se hubiera cansado hasta ese punto. Venía saliendo de un proceso doloroso y cansado, además de jamás haber tenido que montar un dragón.

Perl aceptó y con mucho cuidado, bajó hasta el jardín de donde habían despegado, dejando a Dagny en tierra firme.

—»Lo haremos cada día para que puedas acostumbrarte, si quieres participar en la guerra que se acerca, debes prepararte muy bien«— sabía sobre sus planes.

—»Lo entiendo, así lo haremos«— acarició el hermoso cuerpo que tenía Perl.

—»No hagas eso, hasta aquí siento como unos ojos penetran mi ser«— se apartó un metro de Dagny.

La albina solo pudo mirar hacia arriba en dirección a donde se supone estaba Hope, pero no pudo ver nada.

—»Acaba de llegar, yo me voy«— como gran compañera, huyó del lugar.

—»Traidora«— alcanzó a decirle.

—Veo que es de su agrado poder volar— Hope casi se había tele transportado al primer piso del lugar, pues ya estaba frente a Dagny.

—Excelencia— hizo una reverencia —como lo dije y vuelvo a repetirlo, los dragones son algo que siempre he admirado y respetado. Creo que son seres majestuosos y hermosos—

—Me puedo dar cuenta. ¿Entonces me permitirá darle un recorrido por las montañas sagradas?— se veía ilusionado

—No quiero interrumpir sus deberes, creo que lo dejaremos para otro momento— se despedía, aún no sabía como lidiar con aquel hecho.

—¿Hice algo que la molestara alteza?— se veía preocupado

—No es eso, al contrario, siento que he acaparado su atención, espero no causarle problemas por ello— tenía miedo, no sabía como actuar.

—Seré honesto con usted. No tengo novia, prometida o algún tipo de interés romántico por nadie, o al menos hasta ahora. Usted me gusta alteza y mucho— las mejillas ya estaban lo suficientemente rojas como para notarlo.

—¿A qué se debe su confesión?— su esposo seguía siendo el mismo.

—Quiero que lo sepa, a pesar de apenas conocerla, me enamoré perdidamente de usted, tenemos muchas cosas en común y también me recuerda mucho a la mujer que más amé— le confesó

Comenzó a caminar, alejándose un poco de Hope. —¿Ya no la ama?— quería saber porqué habló en pasado.

—Decirle que aún la amo es como decir que aún está viva, no quiero complicarle las cosas— se detuvo por un momento.

—Para poder tener algún tipo de relación conmigo, debe hablar primero con mis padres— era la misma frase que le dijo la primera vez que su esposo le confesó sus sentimientos.

—Entonces iré ahora mismo, le prometo pedir permiso adecuadamente— caminó más rápido hasta pasarla, se veía decidido a hacer esa locura.

Cuando Dagny se dio cuenta de lo que había provocado, casi corrió para alcanzar a Hope, aunque el pasto no ayudó mucho y sin esperarlo, tropezó. El camino era cuesta abajo, por lo que al darse cuenta, Hope se abalanzó contra Dagny y la abrazó contra su pecho, los dos rodaron varios metros hasta que por fin llegaron a un suelo plano.

—Mariposa, ¿estás bien?, ¿no te hiciste daño?, ¿te duele algo?— al parecer su preocupación era más grande que cualquier otra cosa, pues no se dio cuenta que Dagny ya tenía los ojos cristalizados por las lágrimas acumuladas en ellos.

—Así que si eres tú— solo pudo acariciar sus mejillas y hundirse en su pecho para sentir su calor.