En la ciudad de Lunaris, donde los misterios y las sombras se entrelazan, vive Aurora Selene, una joven tímida y reservada que nunca ha sentido que pertenece al mundo ordinario. Cuando una noche de luna llena descubre un antiguo colgante en el ático de su casa, su vida cambia para siempre. El colgante la vincula a un antiguo linaje de magical girls, las “Fantomenas”, guerreras encargadas de proteger el equilibrio entre la luz y la oscuridad. Aurora, ahora conocida como Fantomena Luna Night, debe aprender a dominar sus nuevos poderes mientras enfrenta a los Nocturnos, criaturas sombrías que desean sumir al mundo en una eterna oscuridad. A medida que se adapta a su nueva identidad, descubre que no está sola. Otras chicas con destinos similares comienzan a despertar, formando un grupo unido por un vínculo ancestral. Entre ellas se encuentra Cassandra, una misteriosa joven con una conexión especial con la oscuridad, que podría ser tanto una aliada como una rival. Aurora siente una atracción creciente hacia Cassandra, lo que complica aún más sus decisiones. Mientras el amor y la magia florecen, las líneas entre el bien y el mal se desdibujan, y Aurora debe decidir si seguirá el camino de la luz o se adentrará en las sombras junto a Cassandra.
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Capítulo 22: La alianza inesperada
El santuario de Lunaris estaba sumido en un silencio inquietante, roto solo por el suave murmullo de las hojas en los árboles y el ocasional canto de los pájaros. El equipo de Fantomenas se reunió nuevamente en el gran salón, preparándose para su próximo movimiento tras los descubrimientos en la cripta.
Cassiopeia, con los ojos fijos en el manuscrito que habían encontrado, finalmente levantó la vista para mirar a sus amigas.
—Sé que no es una decisión fácil, pero creo que yo soy la persona adecuada para encontrar a Cassandra —dijo con voz firme—. Sé lo que es estar en el borde de la oscuridad, sentir su llamada.
Aurora frunció el ceño, preocupada por lo que Cassiopeia estaba proponiendo.
—No podemos arriesgarnos a perderte también —respondió, su voz cargada de preocupación—. Pero entiendo tu punto. Cassandra necesita alguien que comprenda su lucha.
Selene, siempre pragmática, asintió.
—Cassiopeia, si decides hacer esto, debes saber que no estarás sola. Nosotras estaremos aquí para apoyarte en lo que necesites.
Cassiopeia sonrió levemente, agradecida por la confianza que sus amigas depositaban en ella.
—Gracias, Selene. Haré todo lo posible por traerla de vuelta.
Luna, que había estado observando desde un rincón de la sala, se acercó a Cassiopeia.
—Ten cuidado —advirtió—. La oscuridad es engañosa y poderosa. Si necesitas ayuda, no dudes en pedirla.
Cassiopeia asintió, aceptando el consejo de Luna. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero estaba decidida a enfrentar cualquier peligro por el bien de Cassandra y de Lunaris.
Mientras Cassiopeia se preparaba para partir, el resto del equipo discutió sus opciones. Aurora, con el mapa de Lunaris todavía desplegado sobre la mesa, trató de determinar la mejor manera de enfrentar la amenaza de la luna oscura.
Fue entonces cuando una figura misteriosa apareció en el umbral del santuario, cubierta por una capa oscura que ocultaba su rostro. El equipo de Fantomenas se puso en guardia de inmediato, preparándose para un posible ataque.
—No estoy aquí para luchar —dijo la figura con voz tranquila—. Vengo a ofrecer mi ayuda.
Aurora, cautelosa, avanzó un paso hacia la figura.
—¿Quién eres? —preguntó—. ¿Y por qué deberíamos confiar en ti?
La figura se quitó la capucha, revelando un rostro envejecido pero sabio, con ojos que brillaban con un conocimiento antiguo.
—Mi nombre es Elior —respondió—. Conozco la verdadera naturaleza de la luna oscura y cómo detenerla. He estado esperando este momento durante mucho tiempo.
Luna, desconfiada, cruzó los brazos sobre el pecho.
—¿Por qué deberíamos creerte? —preguntó—. ¿Y qué te hace pensar que puedes ayudarnos?
Elior sonrió, sin inmutarse por la desconfianza en la voz de Luna.
—Porque yo también he luchado contra la oscuridad en el pasado —dijo—. Y porque sé lo que se necesita para vencerla. Pero también sé que no puedo hacerlo solo.
Aurora intercambió una mirada con sus amigas, tratando de evaluar la sinceridad de Elior. Finalmente, se volvió hacia él.
—Si realmente quieres ayudarnos, tendrás que demostrarlo —dijo—. No podemos permitirnos confiar ciegamente en nadie en este momento.
Elior asintió, comprendiendo las preocupaciones del equipo.
—Por supuesto. Estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para ganarme su confianza —dijo—. Pero primero, necesito mostrarles algo que podría cambiar el curso de esta batalla.
Con una mezcla de curiosidad y cautela, Aurora y el resto del equipo decidieron seguir a Elior. Él los condujo a través de los pasillos del santuario hasta una sala oculta que ninguno de ellos había visto antes. Las paredes estaban cubiertas de símbolos antiguos y diagramas que parecían mostrar la historia de Lunaris y su conexión con la luna oscura.
—Aquí es donde se revela el verdadero poder de la luna oscura —explicó Elior, señalando un mural que mostraba a una figura femenina rodeada de sombras—. La luna oscura no es solo un enemigo externo, sino también una manifestación de los miedos y dudas que habitan dentro de cada uno de nosotros.
Aurora estudió el mural, sintiendo que una comprensión profunda comenzaba a asentarse en su mente.
—Entonces, ¿la única forma de derrotarla es enfrentándonos a nuestras propias sombras? —preguntó.
Elior asintió.
—Exactamente. Pero hay más. La luna oscura tiene un punto débil, y es allí donde debemos concentrar nuestros esfuerzos. Con el ritual que encontraron en la cripta, podemos debilitarla lo suficiente como para que pueda ser derrotada.
Luna, todavía desconfiada, frunció el ceño.
—¿Y cuál es tu papel en todo esto? —preguntó—. ¿Por qué nos ayudas?
Elior miró a Luna, sus ojos llenos de una tristeza profunda.
—Porque he visto lo que la luna oscura puede hacer cuando se le permite crecer sin control —respondió—. He perdido mucho a causa de ella, y no quiero que nadie más sufra el mismo destino.
El equipo de Fantomenas intercambió miradas, sopesando la información que acababan de recibir. Sabían que estaban en una encrucijada, y que la decisión que tomaran podría significar la diferencia entre la victoria y la derrota.
Aurora dio un paso adelante, mirando a Elior directamente a los ojos.
—Si lo que dices es cierto, entonces no tenemos otra opción —dijo con determinación—. Debemos unir nuestras fuerzas y enfrentarnos a la luna oscura juntas. Pero te advierto, Elior, si en algún momento nos traicionas, pagarás las consecuencias.
Elior asintió solemnemente.
—Entiendo tus preocupaciones, Aurora. Y te prometo que no les fallaré. Estoy aquí para ayudarlas a ganar esta batalla, cueste lo que cueste.
Con esa promesa sellada, el equipo de Fantomenas y su nuevo aliado se dispusieron a preparar el ritual que podría cambiar el destino de Lunaris. Sabían que el camino por delante sería difícil y lleno de peligros, pero estaban decididas a enfrentar cualquier obstáculo con coraje y determinación.
Mientras el sol comenzaba a descender en el horizonte, bañando el santuario con una luz dorada, Aurora y sus amigas se prepararon para la próxima etapa de su viaje. Sabían que la batalla final estaba cada vez más cerca, y que cada momento contaba en su lucha contra la oscuridad.
Y así, con el corazón lleno de esperanza y determinación, las Fantomenas se prepararon para enfrentar el mayor desafío de sus vidas, sabiendo que el destino de Lunaris y de Cassandra dependía de ellas.
Me recuerda a un título de Touhou