solo confía y todo saldrá bien.
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capitulo #21 El valle escondido
El descenso de las Montañas Negras no fue menos desafiante que el ascenso, pero la claridad y el propósito que ahora guiaban a Jacob y Sam les proporcionaban una energía renovada. Con cada paso, sentían la conexión profunda con el conocimiento que habían adquirido y la responsabilidad que conllevaba.
El paisaje a su alrededor comenzó a cambiar, transformándose de la roca estéril y la escasa vegetación de las alturas a un terreno más verde y fértil. Los sonidos de la vida silvestre se hicieron más prominentes, proporcionando una banda sonora natural a su viaje.
Después de días de caminar, finalmente llegaron a un claro en el bosque, donde decidieron acampar. Mientras Sam encendía una fogata, Jacob sacó el libro y el cristal que habían recuperado del Valle Escondido. La luz del cristal brillaba suavemente, emitiendo una calidez reconfortante.
“Tenemos que entender completamente lo que hemos encontrado”, dijo Jacob, pasando las páginas del libro. “Este conocimiento podría cambiarlo todo.”
Sam asintió, observando el cristal con curiosidad. “Es increíble pensar que hemos tocado algo tan antiguo y poderoso. Pero, ¿cómo usaremos esta información?”
Jacob se detuvo en una página que describía una antigua profecía. “Mira esto. Habla de un tiempo en que dos elegidos, portadores del conocimiento ancestral, traerán equilibrio a un mundo en caos. Creo que somos esos elegidos.”
Sam miró a su amigo, sus ojos reflejando tanto incredulidad como determinación. “Entonces, nuestro próximo paso debería ser encontrar ese lugar mencionado en la profecía. Dice que está más allá del Desierto de las Sombras, en el Templo de la Luz.”
Jacob asintió. “Exactamente. Pero antes de eso, debemos prepararnos. Necesitamos reunir provisiones y tal vez buscar aliados que puedan ayudarnos en nuestra misión.”
Durante los siguientes días, Jacob y Sam trabajaron juntos para planificar su viaje a través del desierto. Se aseguraron de tener suficiente agua y alimentos, y también buscaron información sobre el Templo de la Luz en aldeas cercanas. Cada noche, estudiaban el libro y meditaban con el cristal, profundizando su conexión con el conocimiento que poseían.
Una mañana, mientras caminaban por un mercado bullicioso en una pequeña aldea, una mujer mayor se les acercó. Sus ojos brillaban con una sabiduría antigua, y llevaba un amuleto con el mismo símbolo que habían visto en el Valle Escondido.
“Vosotros sois los elegidos,” dijo la mujer, su voz suave pero segura. “He esperado mucho tiempo para encontraros. Mi nombre es Elyra, y soy una Guardiana del Templo de la Luz. Puedo ayudaros a llegar allí.”
Jacob y Sam intercambiaron una mirada de sorpresa y alivio. “¿Cómo sabías que estaríamos aquí?” preguntó Sam.
Elyra sonrió. “Las estrellas y los antiguos textos han predicho vuestro camino. Vuestra llegada era solo cuestión de tiempo. Ahora, debemos partir rápidamente. El desierto es traicionero, y no tenemos tiempo que perder.”
Con Elyra como guía, comenzaron su travesía hacia el Desierto de las Sombras. La vastedad del desierto era intimidante, con dunas que se extendían hasta donde alcanzaba la vista y un sol implacable que quemaba sin piedad. Pero la presencia de Elyra y su conocimiento de los caminos ocultos y los oasis les proporcionaban un alivio considerable.
Durante las noches frescas del desierto, Elyra compartía historias de los Guardianes y del Templo de la Luz. Les habló de la lucha eterna entre las fuerzas de la oscuridad y la luz, y de cómo ellos, los elegidos, tenían el poder de inclinar la balanza hacia el equilibrio.
“Vuestro viaje no es solo para descubrir el conocimiento”, explicó Elyra una noche bajo un cielo estrellado. “Es para restaurar el equilibrio en un mundo que ha sido consumido por el caos y la oscuridad. El Templo de la Luz es el centro de ese equilibrio.”
Finalmente, después de días de travesía, divisaron en el horizonte las siluetas del Templo de la Luz. Su estructura blanca resplandecía bajo el sol, un faro de esperanza en medio del desierto.
Al acercarse, sintieron una energía poderosa emanando del templo. Jacob y Sam sabían que este era el momento culminante de su viaje, donde todas sus experiencias y conocimientos se unirían para enfrentar su mayor desafío.
Elyra se detuvo en la entrada del templo. “Aquí es donde debo dejaros. Solo vosotros podéis entrar y cumplir vuestro destino. Recordad todo lo que habéis aprendido y dejad que la luz guíe vuestro camino.”
Con una mezcla de aprehensión y determinación, Jacob y Sam asintieron, agradeciendo a Elyra por su guía. Con paso firme, cruzaron el umbral del Templo de la Luz, preparados para enfrentar la verdad de su destino y el desafío final que los aguardaba en su interior.