Corazón Ajeno.

(Dary)

Ya, estamos listas para ir a bailar con Erick.

Mi Naty muy hermosa, con un vestido muy lindo color rojo, corto y muy pegado a su cuerpo, sobre el vestido lleva una chaqueta de cuero color negro, que la hacen ver espectacular.

Yo con un Short de cuero, y un top plateado, que me deja mi cintura al descubierto y un suéter blanco abierto de adelante y mis espectaculares botines qué le dan elegancia a mi outfit.

Estamos esperando a Erick, seguramente en un par de minutos llega.

Javier que está aquí y nos está dando toda clase de consejos.

—Tú, Javi pareces un anciano, consíguete una novia, para que se te quite lo gruñón.—Le dice la Rojita, que con ese vestido está más roja que nunca.

Aquí estamos en pleno sermón cuando mi teléfono suena.

Es Erick, seguramente está abajo.

Yo tomo la llamada.

—Hola Erick, ¿ya estás abajo?.—Le pregunto tomando mi pequeña bolsa, pero me detengo al oír al Pingüino.

Me está diciendo que no puede, no tuvo la tarde y la noche libre, porque a su desagradable jefe a última hora, se le ocurrió que hoy no quería manejar su vehículo y que lo necesitaba.

También Erick me dice que, dejemos la dolida para mañana, el día sábado en la noche así que la invitación continua.

Yo le digo que con mucho gusto iremos mañana y que no sé preocupe.

Después de colgar le cuento a La Pekis, lo que me dijo Erick y ella me dice.

—Ay Dary, tu nuevo jefe por lo que se ve es un verdadero ogro.—Yo afirmo y luego de eso me siento en el sofá, nos quedamos vestidas y entusiasmadas; pero mañana sí.

De repente, mi Pekis y Yo, vemos salir a mi hermano, con su abrigo y nos dice.

—Bueno, no sé pusieron así de bellas por nada, las llevaré a un lugar, donde se come rico, se puede bailar y se puede tomar una delisiosa margarita.—Javi aunque es raro verlo sonriente, nos dice eso con su mejor sonrisa.

Y nosotras dos, de un salto nos ponemos de pie y lo abrazamos eufóricas.

—Gracias, Gruñóncin.—Le dice la Pekis dándole un beso, que Él inmediatamente se limpia.

Salimos con entusiasmo y nos subimos a la camioneta vieja de Javi.

Es de la edad de piedra, pero mi hermano se siente orgulloso de su primer vehículo.

Llegamos a un lugar, muy bonito y se ve muy exclusivo, tanto que un joven se acerca y nos dice, si deseamos que nos parquee nuestro vehículo.

Javi inmediatamente le dice que si.

Pero que por favor lo cuide pues es un verdadero clásico, el joven se le queda viendo a la camioneta, con una sonrisa discreta y le dice, que promete cuidarla muy bien.

Entramos al lugar, hay mucha gente y de verdad que es exclusivo, la gente se ve toda muy fina, sino tienen dinero es gente de buen gusto como nosotros jajajaja.

Le decimos a Javi, que si ya había venido y nos dijo que si, con unos compañeros de trabajo, y que nos trajo aquí, porque merecemos lo mejor.

Nosotros lo seguimos abrazando y Él nos dice.

"Alejence, ustedes parecen chicles"...

Nosotros estamos felices, reímos mientras buscamos una mesa.

Un par de minutos después, Ya estamos ubicados.

El ambiente es super agradable, aunque el lugar está lleno, no es sofocante y nosotras, tenemos que aprovechar al máximo el tiempo.

Así que nos volteamos a ver con la Pekis y miramos la pista de baile, con un super buen ambiente y buena música.

Miramos a Javi y como niñitas, nos ponemos a jugar piedra papel o tijera, debajo de la mesa, estó, para decidir quien baila primero.

Javi por supuesto, se da cuenta, solo niega y dice.

—Ustedes dos, están locas.—nosotras reímos, y la Pekis le dice, te toca primero con Dary.

Javi se ríe, pero está a punto de levantarse cuando, nos quedamos sorprendidos porque, vemos llegar al Doctorcito a nuestra mesa.

—Doctor Michael, buenas noches.— le digo, poniéndome de pie, saludando con abrazo y un beso en la mejilla.

—Dara, Natasha, Javier; que gusto saludarlos, me puedo sentar con ustedes.—Nos dice el Doctorcito.

—Claro que si, Doctor.—Le digo.

—Bueno ¿quedamos en que somos amigos verdad? Y mis amigos no me llaman Doctor.

Por favor, digánme Mike.—Nos dice viendo a Nati.

—¿Y que, viniste tu Solo Mike?.—Le pregunta la Pekis.

—Si Naty, estoy solo, vine con la intención de tomar algo rápido y luego irme a casa, pero mis planes ya mejoraron, gracias a que los encontré aqui.—Dice sonriéndole a la Rojita.

Después, de unos bocadillos, y tomarnos un cóctel, la Rojita se va a bailar con el Doctorcito y Yo con Javier.

La música, es justo la que me gusta y mi Javi, sabe cuanto me encanta bailar, es una de las cosas que siempre hacíamos juntos de niños, para divertirnos, así que recordamos nuestras anécdotas mientras, conversamos, reímos y bailamos...

Después de 5 canciones, le digo a Javi, que vayamos a tomar algo, el se acerca a mí oído, ya que la música está un poquito fuerte y me dice.

—Me regalas unos minutos, hay una persona que está sola y quiero conversar un poco.—Javi, me dice viendo a una mujer que está en la barra.

—Te refieres a la señora de Azul.—Le digo viendo a una mujer, muy elegante; pero no es una jovencita.

—Si, es bellísima verdad.—Me dice, mi hermano.

—Javi, ella podria ser tu Mama.

Es muy elegante, pero se ve mayor, podría tener una 36.—Javi sonríe.

Y luego se acerca de nuevo a mi oído y me dice.

—De esa edad empieza lo más interesante de la personalidad de una mujer, solo haré un poquito de conversación y luego estaré contigo.—Me dice Javi suplicante.

Así que, aprovecho de ir al baño, mientras mis dos hermanos se divierten, yo camino pensando en que también la ex novia de Javier, era mayor que Él y aunque yo no la conocí, Naty me contó que era 17 años mayor, así que lo de mi hermano, no sé si es cuestión de gustos.

Estoy a punto ingresar al baño, cuando siento que alguien me agarra de mi brazo...

—Así que no viniste con Erick, pero buscaste a otro hombre para que te trajera a bailar, aparte de eso, tu a medio mundo saludas con abrazos y besos, eres demasiado efusiva.

Dime quien es ese hombre con quien estabas bailando y de que te estaba hablando al oído.—Me dice, Deemar Makris...

Mi cuerpo entero empieza a temblar ante su roce de piel y su cercanía.

Mi corazón empieza a saltar dentro de mí, ver sus ojos fijos en los míos y luego, bajar su mirada a mis labios, me pone muy nerviosa...

—¿Usted está demente o qué?, ¡¡suélteme!!.

Quien diablos se cree...—Le digo intentando guardar la compostura, antes de derretirme por completo ante el hombre más bello del universo.

—Soy tu... soy... tú...—Me dice Deemar sin terminar la frase.

—Aja, Señor Makris que es usted.—Le digo desafiante.

—Soy tu jefe.— me dice al final.

—Mire nada mas, que ridiculo es usted; déjeme aclararle algo Señor Makris.

Usted no es mi jefe.

Quisa, haya comprado las acciones de Harizon y ahora sea el super dueño, pero mi jefe, sigue siendo Bernardo.

Y si de verdad fuera usted mi jefe, de cuando acá los jefes controlan a sus empleados en sus horas no laborales

Usted más incoherente no podría ser, ahora don Gruñon, suélteme o no respondo.—Le digo sacando toda la fuerza de voluntad que me queda, para alejarme de esté hombre que me inquieta, que hace que en mi estómago haya miles de mariposas revoloteando.

Este hombre, tan hermoso como jamás he visto a alguien más.

Pero tengo claro, que Deemar Makris, se siente atraído, porque su corazón reconoce, el corazón de Camila.

Y mi cuerpo está igual.

Yo jamás debo olvidar, que soy alguien muy independiente, a lo que era Camila; y Deemar Makris debe comprenderlo...