Duquesa Por Tiempo Limitado

Edmund, Marqués de Rass, estaba sentado en su salón de reuniones, rodeado por sus vasallos y consejeros más cercanos. El tema del día era el matrimonio, un asunto que llevaba tiempo considerando. Sin embargo, había un trato específico en su mente, uno que no podía revelar completamente a su corte.

—Damas y caballeros, he estado considerando una alianza matrimonial que podría traer grandes beneficios a nuestro marquesado —dijo Edmund, observando las reacciones de sus vasallos.

El murmullo de la sala se detuvo, y todos los ojos se fijaron en él.

—Propongo un matrimonio con la Condesa de Gotha, Eliza —continuó, sin mostrar ningún indicio del acuerdo previo con Sofía.

Uno de sus consejeros, Lord Braxton, se levantó, con una expresión de preocupación.

—Marqués, con todo respeto, ¿es prudente unirse a alguien con la reputación de la Condesa de Gotha? Su posición es incierta, y sus enemigos son numerosos.

Edmund sonrió, preparado para esta objeción.

—Entiendo sus preocupaciones, Lord Braxton. Sin embargo, consideren esto: al casarme con Eliza, no solo nos aliamos con una mujer de considerable inteligencia y fuerza, sino que también nos convertimos en los padres legales de Thomas y Anne, quienes tienen legítimos derechos al Ducado de Gotha.

Otro consejero, Lady Penelope, habló con voz reflexiva.

—Si esos niños llegaran a reclamar el ducado en el futuro, nuestro marquesado obtendría beneficios exclusivos. Podríamos asegurar nuestra posición y expandir nuestra influencia.

Los miembros de la corte intercambiaron miradas, considerando las implicaciones. Edmund observó sus rostros, notando que empezaban a ver las ventajas de su plan.

—Además —añadió Edmund—, Eliza ha demostrado ser capaz de proteger a su familia y gestionar el ducado en tiempos difíciles. Nuestra alianza no solo nos fortalecerá políticamente, sino que también unirá dos grandes casas en un esfuerzo común por la estabilidad y prosperidad de nuestra región.

Finalmente, Lord Braxton asintió lentamente.

—Marqués. Las ventajas superan los riesgos.

Los demás consejeros murmuraron su acuerdo, y Edmund sintió una oleada de satisfacción. Su plan estaba en marcha, y era el momento de actuar.

Edmund no perdió tiempo en organizar su viaje al Ducado de Gotha. A su llegada, fue recibido con sorpresa por Eliza. Ella no esperaba su visita, y mucho menos las intenciones detrás de ella. Junto a él estaba Sofía, quien mantenía el secreto del trato entre ellos.

—Marqués de Rass, es un honor tenerle aquí —dijo Eliza, haciendo una ligera reverencia.

—El honor es mío, Lady Eliza. —respondió Edmund, con una sonrisa cortés.

Sofía se mantuvo en un segundo plano, observando cuidadosamente las interacciones. Sabía que Edmund esperaba que Eliza mencionara su situación actual, lo que le permitiría presentar su propuesta de matrimonio de manera natural.

Durante la cena, la conversación giró en torno a temas generales del ducado y el estado del marquesado. Edmund fue cuidadoso, mostrando un interés genuino por los desafíos que enfrentaba Eliza.

Finalmente, Eliza habló sobre el ataque a Thomas, un tema que claramente la preocupaba profundamente.

—Marqués, no puedo negar que nuestra situación es difícil. Recientemente, Thomas fue víctima de un ataque. Afortunadamente, no fue gravemente herido, pero la seguridad de mis hijos es una preocupación constante —dijo Eliza, su voz temblando ligeramente.

Edmund aprovechó la oportunidad, manteniendo un tono serio y comprensivo.

—Lamento escuchar eso, Lady Eliza. Es imperativo que se tomen medidas para garantizar la seguridad de su familia. Permítame ofrecer una solución que podría aliviar muchas de sus preocupaciones.

Eliza lo miró con atención, intrigada.

—¿Qué propone, Marqués?

—Propongo una unión matrimonial entre nosotros. Como su esposo, no solo podría ofrecer la protección y los recursos de mi marquesado, sino que también nos convertiríamos en una familia, con un interés común en la seguridad y el bienestar de Thomas y Anne. No habría necesidad de más conspiraciones si acepta mi propuesta.

Eliza se quedó en silencio, considerando sus palabras. Edmund esperó, sabiendo que había plantado la semilla de su plan. La decisión final estaba en sus manos, pero él estaba preparado para demostrar su compromiso y lealtad a ella y a su familia.

Eliza se retiró a sus aposentos esa noche, su mente abrumada por la propuesta de Edmund. Sabía que aceptar su oferta significaría un cambio significativo en su vida y en la de sus hijos. La seguridad que él ofrecía era tentadora, pero también sabía que las implicaciones políticas serían vastas.

Sofía se acercó a ella, habiendo notado su preocupación.

—Mi señora, ¿puedo ofrecerle algún consejo? —preguntó con suavidad.

Eliza asintió, agradecida por la presencia de Sofía.

—¿Qué opinas, Sofía? ¿Crees que esta alianza es lo correcto?

Sofía tomó un momento para considerar sus palabras.

—El Marqués de Rass es un hombre honorable, y su propuesta tiene sentido desde un punto de vista práctico. Sin embargo, la decisión debe basarse en lo que considera mejor para usted y sus hijos.

Eliza se sentó en su aposento, la habitación apenas iluminada por la luz tenue de una vela. El eco de la propuesta del Marqués de Rass resonaba en su mente. Era una oferta tentadora, pero también cargada de complejidades y riesgos. Sabía que debía ser extremadamente cuidadosa y estratégica para proteger a Thomas y Anne.

Tomó un sorbo de té, tratando de calmar sus pensamientos. La seguridad de sus hijos era su prioridad absoluta, y la oferta de Edmund ofrecía una solución práctica. Sin embargo, también era consciente de que aceptar la propuesta no resolvería todos sus problemas, especialmente con Alexander y la familia Mariko al acecho.

Eliza desplegó un mapa del ducado sobre su mesa y comenzó a analizar las posibles consecuencias y contramedidas. Sus pensamientos se volvieron más claros a medida que elaboraba su plan.

Punto 1: La Propuesta de Matrimonio

Eliza sabía que la oferta de matrimonio debía ser manejada con delicadeza. Si aceptaba, tendría que asegurarse de que Alexander y la familia Mariko no la vieran como una simple oportunista. Necesitaba convertir la unión con Edmund en un acto estratégico y no romántico.

Punto 2: Preparación para la Custodia

—Si acepto la propuesta de Edmund, debemos movernos rápidamente para asegurar la custodia de los niños —murmuró para sí misma—. Necesito que Edmund esté preparado para presentar nuestra unión como una necesidad política y de seguridad.

Punto 3: Ganarse la Confianza de Edmund

Eliza sabía que debía ganar la confianza total de Edmund. No solo debía aceptarlo como esposo, sino también como un aliado en su lucha contra Alexander y la familia Mariko.

Punto 4: Informar a Alexander en el Momento Oportuno

—No podemos dejar que Alexander se entere de inmediato —pensó Eliza—. Necesitamos que crea que todo está bajo control hasta que sea demasiado tarde para que intervenga eficazmente.

Punto 5: Desarmar a la Familia Mariko

La familia Mariko era una amenaza constante. Eliza debía asegurarse de que cualquier movimiento que hicieran fuera contrarrestado rápidamente. Si podía lograr que los aliados de Mariko se sintieran inseguros sobre su posición, podría reducir su influencia considerablemente.

Y entonces, ella ganaría.