El Legado De La Villana

Alice se prepara para cocinar y decide colocarse un delantal sobre su ropa para protegerla de salpicaduras y manchas.

Con paso ligero y una sonrisa en los labios, Alice comienza a mover las caderas al ritmo de la música que suena en la cocina.

El ambiente se llena de energía.

Es consciente de que el protagonista, antes de convertirse en gato, era un humano respetado por lo que no estaría dispuesto a comer comida para gatos, por lo tanto decide cocinarle una comida sabrosa.

No le preocupa de que se enferme por comer comida humana en su forma felina, porque él no es un legítimo gato.

Con destreza, se sumerge en la preparación del Pollo al Horno con Patatas, dejando entrever su habilidad culinaria experta a medida que crea una obra maestra en la cocina.

Una vez que la deliciosa comida está lista, lo sirve en la mesa, presentando el plato con un toque de cuidado.

...

Decidida a protegerse de posibles rasguños, busca unos guantes largos y fuertes antes de dirigirse a ver al protagonista.

Equipada con los guantes, se prepara para su encuentro con el felino.

Con paso firme, camina hacia la puerta de una habitación alejada.

Al abrir la puerta, se encuentra con un gato negro grande, recostado majestuosamente dentro de la jaula.

"Señor Bigotes, mami está aquí, ¿me extrañaste?"

Susurra Alice con su melodiosa voz, llena de cariño y ternura.

Con pasos suaves, se acerca a la jaula del gato como una madre ansiosa por reencontrarse con su bebé después de muchos días de ausencia.

El gato negro, con una fría indiferencia, la ignora por completo, manteniendo sus ojos cerrados y fingiendo estar profundamente dormido, sin mostrar señales de afecto.

"Mami estaba enferma y no pudo venir a verte, perdón por descuidarte. Como compensación, te preparé una deliciosa comida, lo hice con mucho amor"

Expresa con una voz cariñosa y maternal, como si estuviera hablando con un bebé.

A pesar de sus esfuerzos por mostrar su amor, el minino menea su esponjosa cola sin mirarla, manteniendo su actitud indiferente.

Sin embargo, esto no la detiene en su intento de acercarse.

...

Al escuchar el sonido de la puerta de la habitación abriéndose, Dylan sintió un profundo disgusto.

La presencia de esa mujer le resultaba desagradable, y su voz le provocaba un sentimiento de asco.

Había sido traído a esta casa en contra de su voluntad.

Mientras escuchaba las noticias, se reafirmaba su opinión de que esa vulgar no era apta para ser su cuidadora.

No estaba dispuesto a permanecer en este apestoso lugar, al lado de esta mujer.

El hambre lo invadía, y el hecho de que lo dejaran sin comer y lo obligaran a consumir esa desagradable comida para gatos solo aumentaba su desdén.

Él, un gran CEO, nunca se rebajaría a probar esa porquería que le ofrecían.

Con un sentimiento de burla, Dylan se mofaba interiormente de la idea de que esa mujer afirmara haber cocinado algo para él, cuando a lo sumo podría servir té.

Su cola se movía ligeramente, revelando su descontento.

...

En un intento decidido, introduce su mano en la jaula con la intención de sacar al gato, pero es recibida por un maullido agudo seguido de un rápido zarpazo que casi la alcanza.

Gracias a los guantes, evita ser herida, pero el felino muestra claramente su resistencia.

Sin rendirse, sostiene al gato con firmeza, enfrentando su lucha y sus movimientos bruscos.

A pesar de la resistencia del felino, lo lleva apresuradamente hacia la mesa y lo coloca frente a la deliciosa comida que ha preparado con tanto esmero.

El gato, con ojos ardientes y maullidos de desaprobación, se ve obligado a enfrentar su hambre mientras observa de reojo la comida.

A pesar de la tentación, su orgullo lo mantiene en silencio, resistiéndose a ceder ante sus instintos.

Con una mirada suave, Alice comienza a cortar la carne, entregando cuidadosamente la comida al gato y acercándola a su pequeña nariz.

A pesar de su resistencia, finalmente sucumbe a sus deseos y muerde la carne del tenedor, cediendo ante la irresistible tentación.

El felino devora con ansias toda la comida ofrecida, mostrando un apetito voraz y un deleite evidente.

"Buen bebé, ¡acabaste toda la comida, mereces una recompensa!"

Al escuchar las palabras de Alice, el gato tiembla y salta del asiento, dirigiéndose rápidamente a esconder su cabeza entre las sábanas.

...