El Viudo

Llegó el sábado y desperté bien tarde, ya era el mediodía, fuí a la cocina y preparé algo simple de comer, hoy en la noche iría a casa de Claudia para la cena, recordé mi regalo para ella y puse el peluche que le había comprado en Corea o más bien Gabriel para llevarlo a su casa y regalárselo, ayer lo olvidé por completo con todo lo ocurrido, la suerte fue que deshice las maletas rápido, de no ser así quién sabe cuándo lo hubiera visto.

La tarde se fue volando, dediqué todo mi tiempo y esfuerzo a terminar de clasificar los materiales que teníamos del viaje, incluso el desfile del día que bebí de más, al ver el vídeo ví que en una toma salía Gabriel y mis dedos fueron solos a pausar el vídeo, me quedé fija ahí mirándolo por un buen rato.

Ya casi era la hora de la cena y estaba un poco baja de ánimos, pero traté de alegrarme, cambié mis pensamientos negativos y pensé en cosas lindas, que me gustaran y hacían sentir bien, tomé un baño y me vestí, luego fuí hacia la parada del bus, ya me había adaptado rápido al señor Sun, lo extrañé mucho en estos momentos, llegó el bus, lo tomo y luego de veinte minutos ya estaba en casa de Claudia.

Al llegar me recibió David, me dió un abrazo y un beso enorme, me tenía mucho cariño y nos llevamos superbién, le entregué una botella de vino para la cena y fue a la cocina a guardarla, él ya se había mudado con Claudia luego de que yo me mudara, se les veía muy feliz juntos, cosa que me hacía muy feliz. Claudia estaba preparando la mesa y comencé ayudarla, hoy vendrían otros amigos en común, así que había más platos de lo habitual.

Luego de ayudarla, fuimos a la sala, allí aproveché y le entregué el peluche, ella gritó de la emoción, Claudia era cómo una pequeña niña, cualquier detalle la hacía emocionar, de un salto fue hacia mí, abrazándome muy fuerte, para agradecerme, luego llevo al peluche a su habitación y lo colocó sobre la cama, regreso a la sala y seguimos conversando un poco más, hasta que llamaron a la puerta.

Eran otras dos parejas amigos de David que se unieron a la cena, yo era la única soltera allí, Claudia me leyó el pensamiento y mirándome dijo.

- Porque quiere.

Le sonreí y me integré al grupo con mejor ánimo, Claudia me llevó lejos del grupo luego de la cena, fuimos a beber vino y ella se sentó conmigo en un rincón alejado.

- Le pregunté a mi madre por Gabriel, casi lo olvido. Dijo Claudia en un tono bajo, casi susurrando en mi oído.

- Y que descubriste. Le dije impaciente.

- Resulta que él estuvo casado, pero su esposa falleció debido a un accidente, eso fue hace cinco años, eran novios desde la adolescencia, luego de eso él jamás volvió a rehacer su vida.

- Pobre, entonces.

- Nada, parece que tiene trauma o algo, no sé, solo eso supe, dijo Claudia. Qué vas a hacer amiga, me dice preocupada.

-No sé la verdad, veremos cómo fluye todo, pero, sino ha sido capaz de tener pareja desde entonces, seguro la quiso mucho. Dije más afligida de lo normal.

- Eso parece, pero bueno parece que tú le gustas, tal vez lo que pasó fue que como hace mucho no había tenido relaciones sexuales, le pudo más la emoción y le dio el latigazo, entonces corrió por la pena, no sé amiga la verdad que haría yo, tú eres joven y linda, creo que puedes buscar a otro con menos drama, igual si te gusta avanza, ya por lo menos sabes que no es gay.

- Saber esto no ayuda mucho, ahora quiero cuidarlo más, me da pena su sufrimiento y lo que tuvo que vivir, imagino que no debe ser fácil para él. Pero te juro que por cómo me beso algo le gusto.

- Claro, amiga.

- Te digo el lunes cuando lo vea en la oficina, igual no me ha llamado, así que no quiere verme. Otra cosa, en la oficina hay un muchacho que lleva varios días insistiendo en que salga con él, ayer me llamó al móvil.

- En serio, tú si disfrutas tu soltería, sonríe, y qué pasó cuenta.

- Me dio pena seguir diciendo no, al final estoy sola y quedamos mañana para ver una película.

- Haces bien, cómo se llama.

- Carlos, pero desde ya te digo que es solo por cortesía, me cae bien, pero hasta ahí.

Luego de la velada y uno que otro chiste de Claudia sobre mi vida amorosa decidí marchar a casa, una de las parejas se ofreció a llevarme y acepté con gusto. Ya hacía un día que no veía a Gabriel y mi corazón lo extrañaba, pero mi rostro reflejaba una sonrisa, nada ni nadie merecía mi tristeza.