Todos los del pueblo le temían a una niña de ocho años, muchos dijeron que poseía una aura que no pertenecía a este mundo. ¿Pero son todos los del pueblo ovejas sin manchas?
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Deseo
Jul estaba muy feliz por ver nuevamente a Jane. Ni siquiera pudo dormir esa noche porque estaba muy emocionada, dio vueltas por horas en la cama. La habitación en donde se quedaba era inmensa y tenía unas hermosas decoraciones con flores, había algunas flores que ella misma mandó a buscar. Sus favoritas eran las rosas blancas, le recordaban a la apariencia pura de Jane.
La apariencia de Jane estaba más hermosa, ella había crecido y se veía extremadamente guapa a los ojos de Jul. Deseaba hacerla suya, poseer a Jane y encerrarla para que nadie más la viera, solamente ella. Jane se había hecho más alta que ella y tenía una postura muy atractiva para la vista, además, los ojos de Jane lucían más azules que antes.
—Ay… Jane luce tan preciosa. ¿Debería confesarme nuevamente? —Jul pataleó en la cama como una adolescente enamorada. Tomó su diario ensangrentado y comenzó a escribir sus fantasías alocadas con Jane.
Al siguiente día Jul bajó a la cocina con tremendas ojeras, no había dormido por pensar tanto en Jane, incluso la dibujo en su diario.
—¿Está bien, señorita Jul? —Le preguntó el mayordomo. Y ella asintió en respuesta.
—¿Dónde está Jane? —Ella le cuestionó al mayordomo mientras miraba a su alrededor.
—Ah, cierto. La señorita Jane, dijo que la espera en donde siempre. —Jul sonrió y salió corriendo sin haber desayunado. Atravesó el bosque con prisa y llegó agotada a la guarida, respirando descontroladamente. Seguía en pijama.
—Oh, llegaste antes de lo esperado. Siempre como un perro. —Jul embozó una sonrisa y se acercó a Jane y después la abrazó. Esto hizo que Jane hiciera una expresión confusa. —¿Ahora te gustan los abrazos? —Le preguntó Jane y ella negó sobre el hombro de Jane y luego le susurró al oído.
—No, solamente me gusta sentir tu calor. —Y luego Jul se alejó de Jane y se sorprendió al ver el rostro de Jane completamente rojo, tanto como las orejas y el cuello. Entonces, Jul sonrió encantada y quiso acercarse nuevamente a Jane, pero, Jane quien parecía petrificada reaccionó y le puso la navaja debajo del cuello a Jul.
—No te acerques. Siento ganas de matarte. —Jane miró a Jul con deseo, ¿deseo de matarla?, era simplemente deseo. Podía ser cualquier cosa, pero, a Jane eso no le importaba, solamente sabía que el cuello de Jul se vería hermoso siendo degollado por su navaja.
—Puedes matarme. —Jul extendió ambas manos y Jane perdió rápidamente el interés bajando así la navaja, que por estar presionada contra la garganta de Jul, le hizo un pequeño corte.
—Me gustas. —Confesó Jane y Jul quedó en un estado de shock debido a esas dos palabras. Sí embargo Jane, no parecía comprender el peso de esas simples palabras. Se agachó y comenzó a buscar algo en su mochila y cuando se levantó, le entregó una pistola a Jul. Una CZ P-09 de tamaño full size y con un calibre de 9x19.
Jul observó el arma contundente y la examinó por unos segundos. Era hermosa.
—Te voy a enseñar a disparar esto, ¿O prefieres una ballesta? —Jul levantó la vista y miró como Jane empezó a desenterrar armas del suelo. Jul se preguntaba cuando había puesto todo eso ahí. Sin embargo, Jane arrugó las cejas al ver el estado de las armas y solamente dijo. —Bueno, solamente iremos a matar aves.
Y pasaron el día completo juntas, Jul se la pasó de maravilla, Jane le agarraba las manos enseñándole a disparar y sus rostros estaban muy cerca, esto provocó que Jul no pudiera concentrarse pero, Jane no se enojó con ella y fue muy paciente. Eso era raro, pero, a Jul le encantaba ver algo nuevo de Jane.
—¿Puedes sonreír Jane? —Jane había terminado de recoger las cosas e iban de regreso a la mansión, esa pregunta sacó a Jane de sus casillas y miró a Jul con una cara de asco. —Ah… lo siento, pensé en voz alta. —Jul se apresuró a disculparse al ver la cara de disgusto que puso Jane.
—Y luego se supone que yo soy la rara. —Ya se había tardado, pensó Jane después de escuchar la disculpa de Jul.
—Bueno, los iguales se atraen. —Jane curveó los labios a un lado y luego sonrió, mostrándole a Jul su hermosa sonrisa, tan bella como recordaba Jul.
—No, se repelen. —Jane cruzó a su lado y le dio una palmadita en el hombro. —Vamos, tengo hambre.
Jul puso una expresión triste y luego siguió a Jane. Estaba algo molesta porqué Jane no entendía sus sentimientos. ¿Por qué era tan difícil?
Estando en la mansión, ella se sentó al otro lado de la mesa frente a Jane. Las empleadas sirvieron la cena y Jul miró su plato con un enorme trozo de carne. ¿Cerdo en la noche?, pensó. Sin embargo, no dudó mucho e hizo un corte, sintiendo como el cuchillo atravesaba la carne suavemente.
Jul tomó el primer bocado y masticó sintiendo como la carne se deshacía dentro de su boca, tenía un sabor peculiar y fuerte. ¿Es carne de ternera?, se preguntó nuevamente. Pero algo tenía claro, esa carne sabía demasiada buena.
Después de cenar ella fue a tomar un baño y se vistió con un vestido de tela lisa transparente. Salió de su habitación y a hurtadillas fue a la de Jane, queriendo entrar sin ser notada pero, el impacto de algo clavándose en la puerta justo al lado de su cara la sorprendió.
—Oh… no estabas dormida. —Jul no sabía donde meterse. Estaba avergonzada, demasiado.
—¿Qué haces aquí? —Jane se levantó y se acercó, entonces, Jul intentó abrir la puerta y escaparse pero, Jane la detuvo sosteniendo la parte de atrás de su mano. Ella se sintió acorralada estando de espaldas mientras la respiración de Jane se escuchaba cerca de su cuello. —¿A qué juegas? —Jane le susurró al oído y Jul dio un salto. Entonces, Jane estalló en carcajadas y Jul sintió más vergüenza. Pero olvidó la broma de Jane, al notar que era la primera vez que la escuchaba reír tan genuinamente.
—¿Te estás burlando de mi? —Jul preguntó molesta y Jane se presionó más contra ella y nuevamente se acercó a su oído.
—¿Qué si lo hago? —Jul intentó escapar de ese acorralamiento pero Jane sostuvo sus dos brazos y los pegó a la puerta. Jul sentía su corazón palpitar a tal extremo que pensaba que Jane era capaz de oír el retumbar de ese órgano.
Jane miró la forma de Jul, su vista se paseó desde la espalda hasta el trasero de Jul y en ese momento Jane chasqueó la lengua y la soltó.
—Regresa a tu habitación. —Le ordenó pero, Jul hizo caso omiso y corrió hacia la enorme cama de Jane y saltó encima del colchón. —Jul… hah. —Jane regresó a la cama y se acostó al lado de Jul, quién rápidamente fue a abrazarla y Jane no la rechazó y solamente cerró los ojos cansada.