INJUSTA CONDENA

Alessandro salió del edificio con Olivia en sus brazos, cuanto más ella forcejeaba, él más fuerte la tomaba… Olivia se negaba a darse por vencida, a ser entregada a un hombre tan cruel como lo era Mijaíl Petrov, no se imaginaba nuevamente en presencia de ese monstruo… No quería, por ello, se negó a darse por vencida, y gritó para llamar la atención de algunos transeúntes que por allí pasaban… ¡Personas que los conocía!

. – ¡Jajaja! – Comenzó a reírse Alexandros inteligentemente mientras le daba besos en su cara y los labios para distorsionar la escena.

. – Tan bellos – fue el comentario que soltó uno de ellos – Son el uno para el otro…

Los habitantes del pueblo, ya estaban más que al tanto de su romance, así que esa escena les pareció algo normal, una broma entre enamorados…

. – Ya cálmate, nadie te va a ayudar… - Susurró, besando su cara nuevamente, mientras ella la apartaba, y así continuó hasta llegar al carro donde los esperaba Ángelus, a quien su primo le había pedido que viniera, cuando se dio cuenta de los planes de escape de Olivia.

Alexandro la sentó en el puesto del copiloto y cerró inmediatamente, sin darle oportunidad de intentar escapar. Le hizo señas a Ángelus que se moviera al puesto de atrás, y tomó él el volante.

. – Esto es un delito, me estas secuestrando Alexandros, y juro que te voy a demandar…

. – No creo que eso reduzca tu pena…

. - ¿De qué pena estás hablando idiota? ¿Crees que si me entregas a ese hombre voy a tener alguna posibilidad de en juicio legal? Eres un tonto… - Se puso a llorar, de solo imaginar lo que le podía pasar… - Dios… esto es una pesadilla – Susurró - ¡Tú no puedes hacerme esto Alexandros!

. – Yo no te estoy haciendo nada, solo estoy cumpliendo con mi parte, y además te di tu oportunidad ¿Y qué hiciste Olivia, Umh?

. – ¡Querer salvarme imbécil! – Él volteó a mirarla molesto, era la tercera vez que lo ofendía, y ella se la sostuvo - ¿A dónde me llevas?

. – Al lugar donde te esperan… – Olivia volteó a mirar por la ventanilla y discretamente bajó el cierre del bolsillo de su pantalón deportivo, metió su mano, tocó su celular para desbloquearlo y activo la última llamada…

. – James – Susurró, sabía que con eso su primo probablemente encontraría, aunque sea su cuerpo.

. - ¿Qué dijiste? – le preguntó Alexandros cuando la escuchó… Y ella resignándose a ser condenada a un destino incierto, que estaba segura iba a ser de mucho dolor, quien sabe con qué final, se dirigió a él con la mirada fija al frente…

. – Cuando te vi por primera vez, pensé que eres alguien irreal, demasiado perfecto para estar en un lugar como este – Alexandro volteo a mirarla, y luego volvió a prestar atención a la vía, pero al igual que su primo la escucharon – Pensé, que eras un príncipe sin capa que llegaba por fin a mi rescate, porque, en ese mismo momento, fui muy consciente de ti… – Ella limpiaba las lágrimas que bajaban por sus mejillas – Jamás, hubiese pensado que no eres mi príncipe azul, sino mi verdugo… - Sonrió de medio lado para luego sollozar - Debí seguir siendo más cautelosa y no entregar todo tan rápido, pero confié en ti, me dejé llevar por tus miradas, tu contacto, tus besos y tus palabras… – Tapó su boca mientras ahogaba el llanto - Quizás no fui completamente sincera… - Limpió sus lágrimas - Aún necesitaba tiempo para eso, más si te abrí mi corazón…

Alexandros no sabía si seguir viendo hacia el frente o mirar a Olivia, sus ojos estaban llenos de dolor, pero también de dudas… sus palabras le calaron fuerte, si, más sentía tanto escepticismo, porque ella le ha mentido tanto, que no quería cometer el error de creer en sus palabras, aunque le llegaran al corazón…

. – Yo también confié en ti… - Dijo suavemente y la vio negar - Pero te empeñas en seguir mintiendo cuando claramente todo te incrimina… y yo la verdad ya estoy agotado, quiero acabar con esto y volver a mi país…

. – ¡Llévame contigo! – le pidió en su desesperación – y permíteme pedirle perdón a tu familia, de rodilla si quieres – Lo miró, estaba dispuesta a eso y más, con tal no de volver a pasar por lo que antes vivió con Petrov – Pero, por favor, no me dejes… ¡No me dejes con él Alexandros! – Terminó con voz temblorosa…

. – Eso no hará diferencia…

. - ¿Y qué diferencia hace esto que piensas hacer? – lo increpó irritada por su testarudez…

. – ¿Por qué no claudicas y le entregas lo que le arrebataste? Incluyendo lo de mi hermano… - Ella resopló, y al él le pareció soberbia – Tú eres una mujer sumamente inteligente Olivia, puedes recomenzar bien…

. - ¿Qué es lo que se supone que le quité a él?

. – Sus negocios, esos que te están generando todo el dinero que tienes escondido en la pastelería… ¿Dime de qué se trata?

Ella negó incrédula…

. - ¿Además de todo, crees que soy narcotraficante como él? – Ella lo miró y sonrió con ironía, para luego ponerse seria nuevamente, recordando las fotos que él tomó cuando la siguió… - Ese dinero, es productos de las propiedades que he ido vendiendo, propiedades legales de Olivia Hamilton y su familia, he invertido, tanto en el pueblo como fuera de él, cada oportunidad que se me presenta la aprovecho, como esa gasolinera, donde me llama “PATRONA” el que seguramente te atendió, porque él es mexicano, y eso es parte de su gentilicio – Alexandros la escuchaba atento – Él hombre con el que estoy abrazada, es mi primo James Hamilton, quien cada 8 días no me trae drogas para probar – Le señaló con sarcasmo, haciendo referencia a otra de las fotografías que también estaba en el expediente – Es mi postre favorito, el que me prepara y envía mi abuela cada semana… - Las lágrimas de Olivia volvieron a bajar de sus ojos – ¡Y nos vemos a escondida por obvias razones…! ¿Qué más quieres que te diga? – Culminó seca

. - No sé qué creer… -Dijo Alexandros sin apartar la mirada del camino…

. – No, tú ya emitiste tu sentencia, sin embargo, y para quedar con mi conciencia tranquila como siempre la he tenido, aunque te cueste creer… esa es mi versión, si bien no tengo oportunidad de cómo demostrarla…

. – No tienes que esforzarte tanto… - Ángelus que iba atento a todo lo que se decía, tocó el hombro de su primo para avisarle que ya habían llegado a la dirección que le envió el ruso… cuando el auto se detuvo oliva cerró los ojos y se encomendó a Dios…

Alexandros bajó y caminó hasta el puesto de Olivia para abrirle la puerta…

. – Aun estas a tiempo de reconsiderar esto Alexandros – Intentó por última vez convencerlo y evitar su cruel destino – Tú no tienes idea de la magnitud del error que estas cometiendo ¡Por favor, recapacita! Prometo mostrarte todo, ya que no crees en mi palabra…

Él no la miraba, no quería dejarse doblegar por su mirada afligida, y voz suplicante… iba a decirle algo cuando el ruso habló detrás de Olivia.

. – Ya están aquí… - Alexandros notó como el cuerpo de ella tembló, y luego se tensó, miró sus ojos y había terror en ellos…

. – Si no la debes, no la deberías temer… - Ella no pudo decir nada, solo se movió para buscar refugio detrás de él… Ángelus que se había convertido en un simple espectador, se acercó a Olivia al ver el estado de conmoción que tenía… Ella lo miró, con suplica en sus ojos, aunque sabía que él no la podía sacar de allí, así que desistió de ese intento… y aprovechando que el ruso y Alexandros conversaban, se acercó más a él…

. – Los pasteles son más sabrosos cuando se preparan con levadura granulada – Él la miró sin entender y ella le insistió – No lo olvides, tal vez sea tarde para mí, pero hazle entender… - le sonrió débilmente…

. – Estimada abogada, hasta que nos volvemos a ver – Saludó el ruso, mirándola directamente a los ojos - Sea bienvenida a mis aposentos… Por favor, disculpa que no esté a tu altura – Dijo irónicamente señalando la cabaña – Pero es que realmente me dejaste en la calle… - Le hizo señas a un hombre para que se acercara - Aquí tendremos nuestra pequeña reunión, ¡Por favor, acompáñala dentro!

Cuando el hombre se acercó a Olivia, ella instintivamente retrocedió…

. – Alexandros… - Quiso tomar su mano, y él por instinto estiró la suya, pero el hombre la sostuvo antes de que se alcanzaran, y literalmente, la obligó a caminar hacia la cabaña. Alexandros se iba a acercar a exigirle que la soltara, pero el ruso lo detuvo…

. – Tranquilo – le hizo señal con las manos que se detuviera…

. – Dijiste que no la ibas a lastimar – le recordó Alexandros con firmeza, señalándolo con el dedo…

. – No se ofusque ingeniero, más bien tome… – Extendió la mano entregándole una carpeta - lo prometido es deuda – Alexandros lo abrió y comprobó que eran los títulos de propiedad de los cruceros de su familia – Vaya tranquilo ingeniero, cuando ella me entregue el resto, se lo haré llegar…

Alexandros titubeó un poco, mientras miraba hacia la cabaña. Ya no le correspondía pensar e intentar nada más, el trato estaba cumplido… tenía lo que quería, ¿Entonces por qué no se sentía satisfecho?