Flor de Loto ha muerto. Su misterioso asesino ha desaparecido. La policía lo busca con desesperación. Nadie se imaginaba que Flor de Loto regresaría de la muerte hasta encontrarlo y hacer justicia.
No obstante, en aquel camino descendiendo a la oscuridad y a la locura, nada es lo que parece y el mero hecho de encontrar a aquel vil asesino sería el menor de sus problemas.
¿Podrá encontrar la justicia que tanto anhela?
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Capitulo 22. La ficha del Club.
El asesino de Flor de Loto
Capitulo 22.
La Ficha del club
Elsa Elena Isasa.
Apenas llegadas a la casa de Sara María Cristina encontró en su recámara una serie de ropas de vestir, de diario, zapatos y carteras. Su jefa le dijo que era un equipo de obsequio para todas las nuevas de la empresa. De hecho no le creyó.
– Le pagaré Sara. Por favor descuente estás ropas de mis futuros salarios.-
Sara Dolman solo sonrió resignada.
Maria Cristina se bañó y se vistió con una prenda informal pero muy bonita.
El inspector vendría con las fotos para el reconocimiento y según dijo a ayudarle un poco en informática.
Tomaron el té juntas, Sara y Cris.
Se animó a preguntar:
– ¿Realmente el comprador de hoy no era fiable? ¿O solo trató de que me sintiera mejor en mí primer día?-
– Nunca hago ese tipo de concesiones Sara. El trabajo es algo serio. Tuviste la intuición de revisar su historia en Google y me diste un dato importante.
– Solo llamé por teléfono a su número particular. Su acento distaba mucho de ser un nativo japonés.
– Interesante. ¿Así que mí hijo vendrá hoy?¿Tiene nuevos datos?
– Tiene fotos. Creo que con un poco de suerte podremos reconocer al asesino. Aún tengo su rostro en mí mente. A veces al recordarlo creo ver la hermosa sonrisa de Marilú. La extraño tanto. Mí vida fue eso. Extrañar.
– El que extraña demasiado vive el pasado.Y el presente se le escapa Cris. Eres joven, talentosa. Tienes que mirar el futuro. Trabajarás.Te harás de una posición. Ganarás fe en tus capacidades. Eso es fundamental para nuestro sexo.
– Al escucharla todo parece sencillo. Mí hermana me dijo ayer que estaba en el lugar correcto. –
– Pues yo también lo creo. Creo que estás junto a mí por una razón que va más allá de conseguir estabilidad y seguridad. Allí viene José Maria. -
Su hijo entraba por el parque en moto. Ambas quedaron mirándolo. Tenía unos vaqueros y camisa a cuadros. Su cabello estaba más revoltoso que de costumbre al sacarse el casco. Apenas bajó de la moto con ese gesto tan suyo metió sus dedos entre sus cabellos y los alisó hacia atrás.
Jose Maria vió a las mujeres sentadas en el corredor y sonrió.
Su sonrisa le iluminaba el rostro. Era como si el sol saliera después de un día de tormenta.
– ¡Es tan hermoso!- murmuró Chris. Luego como cayendo que la madre del inspector podía haber escuchado completó– andar en moto. Debe ser fantástico.--
– fantástico y peligroso- respondió ella. Había escuchado muy bien las palabras de su invitada. Y tenía razón. Su hijo era hermoso. Y ella un ser veraz y sincero.
El se acercó a ambas y las besó en la mejilla. Sara miró el rostro de su invitada y vió sus mejillas enrojecidas.
– ¿Cómo están mis damas? Mami veo que aún no has despedido a tu nueva secretaria.
– Cris me salvó de una mala inversión en su primer día. Bien. Los dejo. ¿Cenaras con nosotros?--
– Así es. Trabajaré un rato con Cris.-- dijo sentándose.
Sara salió del corredor rumbo a la cocina para dar indicaciones de la cena.
Luego se dedicó a mirar a la pareja desde el ventanal. Su hijo había sacado la computadora de su mochila y miraban juntos las fotos. Hacían una hermosa pareja. Él, por momentos, parecía un lobo queriendo tragarse a caperucita. Ella, cada tanto, sonreía y se sonrojaba.
Creo que la cosa anda bien, se dijo. Y luego se fue a su recámara dónde quedó analizando sus próximos pasos.
Ella necesitaba un profesor de computación. Reforzar su redacción porque sus memos eran terribles. No la creía capaz de aprender está noche junto a su hijo algo que no fuera que se encontraban bien juntos.
En el corredor María Cristina quedó de golpe congelada ante una foto de la ficha escaneada.
Allí estaba. Era sin dudas el asesino.
– Es este inspector. Ve. Son sus ojos y si bien, aquí está serio, son sus ojos, sin su especial sonrisa.Pero es él, sin dudas. -
– Demian Zorman. Bien. Tenemos al sujeto. No será fácil inculpar a este tipo. Es un niño de plata.
Jose Maria se levantó y habló con su jefe Demir Ofkan.
– La señorita Kioto lo reconoció.... Está cien por cien segura... Es él que le atacó a ella en su departamento…siento mucho que el asesino tenga influencias. Debemos proceder ya. ¿Quiere que vaya ahora mismo? ¿Irá usted?..Pero…
– Tengo que dejarte Cris. No puedo permitir que mí jefe vaya solo. Debo acompañarlo porque perderemos al sujeto.
– Su madre lo espera para cenar y…
– Lo sé. Entenderá. ¿Te he dicho que estás muy bonita con ese vestido?-
– Inspector. ¿No sé despedirá de su madre? – dijo sonrojándose.
Pero el inspector le tomó del rostro y volvió a besarla. Mientras se iba hacia su moto escuchó que hablaba con Marga Esquivel. Y Cris sintió celos. El va a su lado- se dijo. Ella es muy hermosa.
Trató de sacarse al inspector de la cabeza. Avisó con un mensaje a su jefa que el señor José Maria había salido de urgencia y luego ella también se tiró en la cama a esperar el horario de la cena. A pesar de haber reconocido al asesino sentía una sensación de pérdida.
Y esa sensación siguió cuando su celular sonó y José Maria le contó que el asesino no fue encontrado, que su padre había negado la presencia de su hijo en la localidad el día del hecho, que no quería decir dónde estaba el delincuente, que su jefe decía que con su sola denuncia del ataque no podían hacer nada contra Demian Zorman.
– Pero que crees Cris.Marga Esquivel encontró el modo.¿ Recuerdas que las fichas estaban firmadas?. La Z del asesino múltiple es igual a la donde él firmó en la ficha del club. ¡Lo tenemos! Interpol comenzó a buscarlo. Marga es una genia.--
“Marga es una genio y yo soy una estúpida”. Pensó Maria Cristina. Debo olvidar al inspector y dedicarme a mí trabajo. “ Marga es una genia”. Resonaba la frase del inspector en su cabeza.
Pidió al alma de su hermana y a la de su madre que le ayude en este renunciamiento. Pero en sus sueños esa noche Marilú sonreía y su sonrisa era idéntica a la del asesino.