Mi Vida Después Del Divorcio

Con un último esfuerzo, Brenda logró cerrar la puerta, pero no sin un visible esfuerzo. Permanecimos allí, separados por esa fina barrera, nuestras miradas aún conectadas. El silencio era casi ensordecedor, cargado de meses de palabras no dichas.

Finalmente, rompí el silencio.

— Brenda, por favor, necesitamos hablar.

Dudó por un momento antes de asentir lentamente. La puerta se abrió de nuevo, y entré en su casa.

La atmósfera en la casa de Brenda estaba cargada de electricidad, como si el tiempo no hubiera pasado entre nosotros. Mientras nuestras miradas se encontraban, podía sentir una tensión palpable en el aire, una chispa de algo que aún existía.

— Brenda... — mi voz salió en un susurro cargado de emoción, incapaz de contener el deseo que crecía dentro de mí.

Ella devolvió la mirada, los ojos brillando con una mezcla de pasión y vulnerabilidad. Lentamente, me acerqué, dejando que el silencio entre nosotros hablara más fuerte que cualquier palabra.

— Brenda, necesitamos hablar sobre lo que viste en las fotos. Sé que parecía... complicado, pero juro que no es lo que parece.

— Liebert, ¿cómo puedo creerte después de ver esas imágenes?

— Necesito que entiendas. Isabella montó todo eso. Sabía que verías las fotos y quería separarnos de cualquier manera.

— ¿Qué? ¿Cómo es eso?

— Siempre ha sido celosa, Brenda. Todos los que trabajan para ella son como sus propiedades. Así que organizó esa escena con la esperanza de alejarnos de una vez.

— Es difícil de creer, Liebert. ¿Por qué haría algo así?

— No estoy seguro, tal vez por inseguridad, miedo de perderme. —dije acercándome a ella.— Fui a su oficina, mi ángel, fui a hablar con ella para renunciar a mi carrera. Y fue entonces cuando me ofreció un vino. Caí, porque parecía entender la situación y me apoyó. Pero juro, Brenda, todo fue una farsa. No hay nada entre nosotros, no hubo nada entre nosotros, lo juro.

Brenda parecía pensativa. Estaba tan cerca de ella, tan cerca. Pude sentir su suave aroma, su perfume familiar. Mientras acariciaba su piel suave con mis dedos.

— Necesito procesar todo esto. Es mucha información de una vez. —dijo ella.

— Entiendo, Brenda. Por favor, solo quiero que sepas la verdad. Y estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para reconquistar tu confianza. — ¿Dónde está nuestro hijo?

— En la escuela. Tengo que recogerlo más tarde. —dijo apartando la mirada de la mía. Con los dedos, levanté su barbilla, haciéndola mirarme de nuevo. — Mi amor, no dejes que todas estas mentiras nos alejen y acaben con nuestro amor. ¡Por favor!

— Solo necesito tiempo, Liebert. —pidió Brenda manteniendo sus hermosos ojos en los míos.

Después del pedido de Brenda por tiempo, los días parecían arrastrarse. Respeté su necesidad de espacio, manteniéndome ocupado con el trabajo y buscando maneras de demostrar mi compromiso en reconstruir la confianza perdida.

Mientras tanto, Brenda se sumergía en un proceso profundo de reflexión. Sus palabras resonaban en mi mente, mezclándose con mis propias emociones. Ansiaba claridad, una decisión que pudiera guiar el camino hacia adelante.

Finalmente, después de un período que pareció una eternidad, Brenda sintió que estaba lista para enfrentar y hablar. Me llamó, concertando una cita en un lugar neutral.

Cuando nos encontramos, nuestras miradas se cruzaron, cargadas de esperanza y nerviosismo. Brenda comenzó a hablar, compartiendo sus reflexiones, sus dudas y la lucha por entender lo que realmente sentía.

Escuché atentamente, absorbiendo cada palabra, demostrando la sinceridad de mis sentimientos y el deseo genuino de que las cosas funcionaran.

Brenda compartió sus sentimientos, admitiendo que nuestro amor estaba sufriendo debido a la desconfianza y las mentiras, sentí un apretón en el corazón. Sus palabras cortaron profundo, revelando la extensión del daño que mis acciones habían causado.

Sus palabras resonaron en mi mente, pesando como una ancla. Sabía que había fallado en proteger la confianza que habíamos construido a lo largo de los años.

Con un nudo en la garganta, dije:

— Brenda, lo siento mucho por todo lo que ha pasado. Entiendo completamente cómo mis acciones han sacudido nuestra relación desde el principio. Pero nunca fue mi intención...

Ella me interrumpió con una mirada cansada pero determinada.

— Liebert, necesito que entiendas. No es solo cuestión de intención. Las consecuencias de tus elecciones nos están afectando.

— Si quieres que lo deje todo atrás, lo haré, Brenda. Lo dejaré todo por ti y nuestro hijo. Solo pídelo y lo haré. —dije tomando sus manos. Su mirada triste encontró la mía.

— No puedo pedirte algo así, Liebert. Cuando te conocí, ya estabas en esta carrera, una carrera que amas y por la que luchaste para conseguirla, porque sé que no es fácil. No puedes abandonar lo que has luchado por conseguir así. Sé que después te sentirías mal y dirías que permití que abandonaras lo que tanto querías en la vida.

Sus palabras fueron como un golpe en el estómago, pero sabía que tenía razón. El dolor de la verdad era casi insoportable, pero necesitaba enfrentarlo.

— Brenda, te prometo que haré todo lo que esté a mi alcance para reconquistar tu confianza. Sé que las palabras suenan vacías ahora, pero quiero que sepas cuánto significas para mí.

Ella miró a mis ojos, buscando algún signo de sinceridad. Por un momento, hubo un destello de esperanza en su mirada, pero pronto fue reemplazado por la precaución.

— Liebert, esto no será fácil. Necesitaremos trabajar juntos, día tras día, para superar todo esto.

Asentí, decidido a demostrar que podríamos superar este obstáculo y construir un futuro más fufuerte que nunca.

En los días que siguieron, me sumergí por completo en la jornada de reconstrucción. Cada conversación, cada momento compartido, era una oportunidad para mostrarle a Brenda cuánto significaba para mí. Todavía estamos aquí en Florida; tengo algunos asuntos que resolver antes de regresar a nuestra casa. Sí, Brenda y nuestro hijo vendrán conmigo.

Después del pedido de Brenda por tiempo, los días parecían eternos. Respeté su necesidad de espacio, ocupándome con el trabajo y esforzándome por demostrar mi compromiso en reconstruir la confianza perdida.

Brenda, por su parte, se sumió en una profunda reflexión. Sus palabras resonaban en mi mente, mezclándose con mis propias emociones. Ansiaba claridad, una decisión que pudiera marcar el rumbo a seguir.

Finalmente, tras un período que pareció interminable, Brenda sintió que estaba lista para enfrentar la situación y hablar. Me llamó, acordando una reunión en un lugar neutral.

Al encontrarnos, nuestras miradas se cruzaron, llenas de esperanza y nerviosismo. Brenda empezó a hablar, compartiendo sus reflexiones, dudas y la lucha por comprender lo que realmente sentía.

Escuché atentamente, asimilando cada palabra y mostrando la sinceridad de mis sentimientos, así como el auténtico deseo de que las cosas mejoraran.

Brenda compartió sus sentimientos, reconociendo que nuestro amor estaba sufriendo a causa de la desconfianza y las mentiras. Sentí un apretón en el corazón al comprender la magnitud del daño que mis acciones habían causado.

Sus palabras resonaron en mi mente, pesadas como una ancla. Sabía que había fallado en proteger la confianza que habíamos construido a lo largo de los años.

Con un nudo en la garganta, expresé:

— Brenda, lo siento mucho por todo lo ocurrido. Comprendo completamente cómo mis acciones han sacudido nuestra relación desde el principio. Pero nunca fue mi intención...

Ella me interrumpió con una mirada cansada pero firme.

— Liebert, necesito que comprendas. No es solo cuestión de intención. Las consecuencias de tus elecciones nos están afectando.

— Si quieres que deje todo atrás, lo haré, Brenda. Renunciaré por ti y nuestro hijo. Solo pídelo y lo haré. —dije tomando sus manos. Su mirada triste encontró la mía.

— No puedo pedirte algo así, Liebert. Cuando te conocí, ya estabas en esta carrera, una carrera que amas y por la que luchaste para conseguirla. No puedes abandonar lo que has luchado por conseguir así. Sé que después te sentirías mal y dirías que permití que abandonaras lo que tanto querías en la vida.

Sus palabras golpearon como un puñetazo en el estómago, pero sabía que tenía razón. El dolor de la verdad era casi insoportable, pero necesitaba enfrentarlo.

— Brenda, te prometo que haré todo lo posible para reconquistar tu confianza. Sé que las palabras suenan vacías ahora, pero quiero que sepas cuánto significas para mí.

Ella miró fijamente mis ojos, buscando algún signo de sinceridad. Por un momento, hubo un destello de esperanza en su mirada, pero pronto fue reemplazado por la cautela.

— Liebert, esto no será fácil. Necesitaremos trabajar juntos, día tras día, para superar todo esto.

Asentí, determinado a demostrar que podríamos superar este obstáculo y construir un futuro más fuerte que nunca.