Soy Emilia Jones, llevo dos años de matrimonio con Antonio Del Castillo, hoy se cumple nuestro acuerdo de matrimonio, y estoy en mi oficina cuando veo entrar a su abogado.
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Mi historia a medias
Capítulo 22: Mi historia a medias.
Emilia
Pase una tarde
maravillosa. Estuve con paseando con Antonio, regresamos al hotel y yo, llamé a
casa, para saber sobre mis hijos, y luego, ir a dormir.
Emilia:
hola estela, buenas noches, ¿Dónde está mama?
Estela:
buenas noches, señorita Emilia. La señora esta cenando fuera con los niños y el
señor Jones.
Emilia: ok
estela, había llamado para hablar con ellos y saber como están, pero al parecer,
están muy bien, gracias. Cuando lleguen, les dice que llame. Hasta mañana.
Colgué la
llamada con estela, pues con quienes quería hablar no estaban en casa, sin más,
me dirigí a darme una ducha y luego, a dormir.
Al día
siguiente me levanto muy temprano para ir hasta el lugar de construcción, pues
yo era la jefa y debía estar ahí.
Bajo al
restaurante del hotel a desayunar y cuando ya estoy comiendo, levanto la vista,
y veo a Antonio, dirigirse a mi mesa, me saluda y pregunta si puede sentarse
para desayunar, con lo que yo concuerdo con él, y toman su pedido.
Después del
desayuno, nos dirigimos hasta el lugar de la obra, el decide llevarme, aunque
sabe que tengo mi propio vehículo, al principio, quise rechazarlo, pero después
de insistir, sabia que no me lo quitaría de encima.
Llegamos a
la base, y ya todos están trabajando, la oficina provisional también esta
lista, saludo a todos, y minutos después, Ignacio, el arquitecto de la obra que
contratamos, viene hacia mi y me invita a acompañarme para conocer mejor el
lugar, a lo que yo accedo.
Mientras caminamos,
hablamos un poco para conocernos mejor.
Ignacio: Emilia
jones, ¿cierto?
Emilia: sí,
claro, y tú eres Ignacio Rivas.
Ignacio: ¿Cómo
lo supiste?
Emilia: ¿acaso
se te olvida que mi empresa te contrato?
Ambos reímos
ante aquel comentario.
Ignacio: me
impresionas.
Emilia: ¿Por
qué? ¿Qué tengo de impresionante, Ignacio?
Ignacio:
pues, que eres hermosa, exitosa, madre de dos hijos, y, sobre todo, y lo más
importante, soltera; lo que no estoy seguro, es, si aceptas hojas de vida.
Yo me quede
sorprendida ante aquella revelación, si lo pensaba mejor, Ignacio, me estaba
cortejando, no podía aguantar la risa, pero no era una risa de felicidad, sino
de pena.
Emilia: me
impresionas tu a mi ahora ¿Cómo es que sabes todo eso de mí?
Ignacio: al
parecer, a ti se te olvido, que eres una figura pública. Y que es raro que no
te conozcan, eres una gran empresaria y trabajas directamente con proyectos,
como el que tengo ahora a mi cargo, y, por supuesto, estoy pendiente a todos
los acontecimientos que suceden en cuanto a proyectos, y así fue como te conocí.
Aquella revelación,
me dejo desconcertada, pues, si se que soy una figura pública, peor no sabía
hasta donde, solo había regresado hace un mes, y ya todo el mundo sabio más de
mi vida, que yo misma.
Mientras caminábamos,
vimos un árbol lleno de manzanas y decidimos recoger algunas para llevar a la
base. Regresamos a la base, después de conocer el sitio y recoger manzanas, repartimos
las frutas y cada uno regresa a su trabajo.
Yo entre a
la oficina, y encendí mi computadora, empecé a navegar en la web, coloque mi nombre,
pues quería saber si era cierto todo lo que Ignacio me haya dicho anteriormente,
sobre mi vida.
Y mi
sorpresa fue grande, pues decía todo sobre mi, y hasta de mis hijos hablaba,
solo que se decía que mis hijos, son de Antonio, aunque es cierto, ellos no
tienen la certeza de eso, decido ignorar el articulo y no aclarar la situación,
pero, entendí, el por que Jimena, el otro día, llego a donde estaba almorzando
con Antonio, y dijo todas aquellas cosas. Incluso, había un artículo, en donde
se decía la discusión que Jimena y yo tuvimos. Pero me concentre en trabajar.
Encontré una
anomalía en cuanto al diseño. Había un sótano, un almacén subterráneo que nunca
pedimos que estuviera ahí.
Llamo a Antonio,
para preguntarle si él sabia de esto y estaba igual de desconcertado como yo. Decidimos
llamar a Ignacio que es el arquitecto, y a Rafael, que es el ingeniero de la
obra, y aclaramos nuestras dudas, hasta nos aprecio correcto, que se hiciera
ese almacén.
La mañana termina
sin contratiempos, y era hora de almuerzo, Antonio, me invita a comer y yo
acepto su invitación, fuimos a un lugar cerca de la construcción, pues, debíamos
regresar al trabajo pronto.
El, habla
del pasado, de cosas que no pudieron ser, y yo le aclaro, que el pasado, simplemente
esta en el pasado, y no se que gana hablando de eso, o que quiere conseguir con
eso.
Yo non
quiero revolver las cosas, y le digo que es mejor que no hablemos de eso.
Terminando de
almorzar, nos regresamos a la base, aun hay trabajo que hacer. La tarde pasa
muy rápido y pronto, ya es hora de salir del trabajo, cuando termino de recoger
mis pertenencias, me encuentro con Ignacio en la puerta, y me dice que me esta
esperando para invitarme a cenar. Eso en verdad me sorprende; pero empecé a atar
cabos y entendía lo que se proponía, así que, acepte, quizá de esa manera,
pueda alejar un poco a Antonio de mí.
Como no había
llevado mi coche, me subí en el carro de Ignacio, cuando este, me abre la puerta,
Antonio grita mi nombre, y yo volteo para encontrarme con sus ojos de avellana
que me derriten.
Antonio: Emilia,
¿a dónde vas? Pensé que íbamos a regresar juntos, como te traje esta mañana en
mi coche, creí que regresaríamos al hotel.
Emilia: Antonio,
no tenía intención de regresar contigo al hotel. Esta mañana, acepte tu
ofrecimiento, porque aun no conozco a la perfección el lugar, pero, Ignacio, se
ofreció a llevarme y me invito a comer y yo acepte, nos vemos mañana, aquí.
Me subí al
coche de Ignacio, y nos fuimos.
Ignacio, es
buen conductor, mientras manejaba, hizo un a pregunta, que me dejo
boquiabierta.
Ignacio: ¿Qué
fue eso? Su interacción fue muy incómoda, hasta parece que fueran pareja.
Yo no sabia
como responder, abrí la boca para decirle que no pensara esas cosas, pero yo entendía,
que se habían malinterpretado nuestro trato desde un inicio, y opté, por
sincerarme con Ignacio, que demostraba, ser buen amigo.
Emilia:
jajaja, que cosas dices Ignacio, el y yo, solo somos socios y amigos, además, Antonio,
está casado y tiene una familia, y no te olvides, que tengo dos hijos.
Ignacio: si
eso lo sé, y se dice que tus hijos son de tu antiguo matrimonio, y creo, que el
es tu antiguo matrimonio.
Emilia: si,
el y yo estuvimos casados por dos años y luego nos divorciamos, yo me fue al
extranjero y seis años después, regrese con dos niños hermosos.
Ignacio: entonces,
¿si son de él los niños?
Emilia: no
claro que no, ni siquiera tienen su apellido, yo tuve una relación después de él
y quedé en embarazo y el padre de mis hijos murió en un accidente automovilístico
por estar hablando de más, mientras conducía.
será grave y profunda
y sigue con la esposa
quitarlo de hay y ya