La novela trata de la vida de Rouse y Henry, él es profesor de la universidad de letras y ella su alumna, ambos se embarcan en un romance prohibido. Él le enseña un nuevo mundo de morbo y pasión, cumpliendo todas sus fantasías, pero no todo siempre es color de rosa. El padre de Henry y su ex se unirán para cambiarlo todo por un propósito egoísta.
Traiciones, engaños, malentendidos y más tendrán que vivir y decidir si vale la pena seguir juntos o no.
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Capítulo 9
-Me dijiste que ayer por la tarde te dejé con las ganas en el salón y que querías sacártelas, anoche no pude porque estabas muy ebria y no me quise aprovechar, pero ahora que estás de lo más lúcida planeó cumplir con tu pedido - le susurró al oído a Rouse, haciendo que sus partes se estremecieron y su cara ardiera.
Henry sin dudarlo giró a Rouse dejándola frente a él, sus cuerpos estaban a un centímetro de distancia entré sí, por lo que Henry dando medio paso atrás la observo sonrojarse para luego recorrer su cuerpo aún cubierto de su ropa. Colocó ambas manos en las caderas de ella, ascendiendo lentamente, sus manos recorrían las curvas de su cuerpo como sí fuesen sus carreteras favoritas.
-Me enloquece cómo te queda mi ropa cariño, pero en este momento me estorba - anunció gentilmente Henry antes de quitarle la remera y luego el short deportivo.
Rouse estaba extasiada por la forma en la que su novio la miraba, como si fuese la mejor obra de arte o su escultura predilecta.
Él por su parte tomo a Rouse por las caderas depositándola suavemente sobre la mesada de la cocina. Desde los dedos de sus pies, hasta su cuello, no dejó ningún rincón sin besar u acariciar.
A Rouse nada más le quedaban sus bragas puestas, sus senos estaban al aire, teóricamente, ya que Henry se los estaba devorando, causándole miles de sensaciones. Ella, sin darse cuenta, le había abierto las piernas a Henry para que tenga mayor proximidad hacia ella.
Este, al notar como ella se iba relajado, notó como ella le abría las piernas para darle un lugar más próximo.
De un momento a otro la tumbó sobre la mesada, ella se recostó sobre sus antebrazos para ver que pensaba hacer él. Quién le terminó de sacar la última prenda, bajo sus bragas y la abrió más de piernas, para él, era su exposición de arte favorita.
Henry sacó su lengua y fue recorriendo su muslo izquierdo hasta su entrada en "V", mirándola fijamente a los ojos de ella.
-Mi amor, voy a degustarte profundamente y quiero que mires como lo hago - ordenó Henry con voz gruesa y algo ronca.
Rouse asintió media obnubilada.
-Quiero que abras las piernas todo lo que puedas para mí, mi amor. - pidió él - sí... Muy bien, así me gusta cielo.
Luego metió su boca al centro de su deseo, él podía sentir los temblores del cuerpo de ella, no dejaba pasar ningún detalle. Pasó suave y lentamente su lengua sobre sus labios, de extremo a extremo, para después abrirlos con sus dedos. Él desgusto como le prometió a ella, la saboreó y mordisquiba despacito causándole mareas de placer, pero en ningún momento separaron la mirada del otro, lo que solo les causaba más erotismo al momento.
Henry tenso lo más que pudo la lengua, para así penetrarla con ella, para más tarde reemplazarlo por sus dedos mientras su boca seguía allí.
-aah, Henry... - gimió ella - creo que me estoy por venir
Henry lo había notado por lo que había acelerado sus acometidas dentro de ella.
A los pocos segundos una lluvia explotó, empapando la cara de Henry, que no hacía más que beber de ella.
Rouse estaba extasiada por completo, jamás le habían dado tanto placer en su vida, nunca antes había tenido un momento tan erótico como el que acababa de tener y eso que solo era un preliminar.
Ella estaba por completo sin fuerzas, aún recuperándose de la explosión de su cuerpo.
Henry la tomó de la cintura y la recostó sobre su cuerpo, alzándola, luego subió las escaleras con ella encima, que se iba quejando por su peso, pero para él, ella pesaba lo mismo que una pluma.
Una vez en el cuarto de él, la dejó suavemente sobre la cama, luego se desapareció unos instantes.
Rouse pensó que había ido a lavarse la cara, ya que sentía el ruido del agua correr. Pero luego vio a Henry llegar con un paño un poco mojado, la abrió suavemente de piernas y la limpió, mientras él aún tenía restos de los fluidos de ella en su rostro.
Eso gesto la conmovió en lo más profundo de su ser, ya que para él, ella era primero. Eso le dió coraje para hacer también algo por él.
Rouse tomó su mano, mientras se iba sentando en la cama, Henry que estaba parado frente a ella aún con toda su ropa puesta, no entendía lo que sucedía.
Ella lo recorrió con la mirada, tal como él había hecho con ella antes.
-Amor, estás precioso con tu pijama, pero necesito verte sin ella - manifestó ella, para luego bajarle el pantalón y bóxer, dejando a la vista su erección.
Henry por su parte, ya se había quitado la camisa, ahora entendía lo que su novia quería hacer, y eso lo volvía loco, de solo pensar en los suaves, deliciosos y delicados labios de ella chupando su erección, lo dejaba sin aire, pero no quería que se sintiese obligada por lo que él había hecho.
-Amor, estoy encantado con lo que quieres hacer, pero no quiero que te sientas obligada por lo qu... - Rouse no lo dejó terminar ya qué para interrumpirlo había tomado su hombría en más manos.
Ella pensaba que era de largo como un micrófono, pero grueso como su muñeca de la mano, no estaba segura de que le fuera a caber en la boca, pero debía intentarlo al menos.
Luego de acariciarlo un rato, le paso la lengua desde los testículos hasta el glande provocando fuertes gemidos de él, a ella le gustó mucho provocar eso en él.
Decidió que su lengua debía recorrer su cabecita, por lo que la paseó por su alrededor para luego ingresarlo poco a poco a su boca, apenas cabía, pero lo que no entraba en su boca ella lo iba acariciando con las manos.
Así estuvo un buen rato comiéndosela, de vez en cuando separaba una mano y acariciaba sus testículos, no quería olvidarse de ellos. Había notado que cada vez que lo hacía, Henry gemía más fuerte.
-A..amor, cre...creo que m..me estoy po...por v...venir - murmuró apenas entendible Henry, él trato de quitarla pero ella negando con la cabeza mientras lo venía a los ojos con su erección dentro de su boca hizo que por fin llegará al clímax.
Ella chupo y trago cada gota de amor de él, así como anteriormente él había hecho con ella.
Él luchaba con sus últimas fuerzas para no cerrar los ojos mientras se venía, ya que nunca habían roto el contacto visual.
Finalmente él se desplomó sobre la cama, mientras ella se acostaba a su lago, relamiéndose los labios.