Fiorella

Capítulo 22

Nunca me divorciaré de ti

Martina inmediatamente tembló, ¡este hombre esta muy enojado!, le regalo su sonrisa más radiante, abrió un poco su bata de seda mostrando su parte de su espléndido corsé y le dijo con voz dulce “amor, ¿te gusto la sorpresa? ¡Remodele todo para que no tengas malos recuerdos al regresar! El hombre sonrío con frialdad, al principio quería hablar con ella y darle un castigo de acuerdo a sus acciones, pero ya lo hizo perder la cabeza, se volverá loco de solo tenerla en frente, el la tomo por los largos y deliberadamente amarillos cabellos, le dijo a uno de sus hombres “ya saben que hacer” y arrastro a la mujer hacia su despacho dos pisos arriba, ella intento zafarse, pero este hombre era muy fuerte, se doblo un tobillo y se golpeo varias veces la cara con algunos objetos, pero el agarre del hombre era demasiado fuerte…

Al llegar al despacho la puerta había sido cambiada después de violentar la cerradura, todo estaba remodelado, el hombre la tiro en un sofá y la tomo por el cuello, pellizcándola con fuerza hasta que dejara de respirar, ya la mujer estaba morada, casi sin aire en los pulmones y se escuchó un sonido de pasos apresurados entrar por la puerta, la voz de David detrás de el hablo, “señor, ya esta listo lo que nos pidió”, “vete” rugió el hombre que solo quería ver a la mujer muerta en sus manos, pero David de pie en el mismo lugar, sin ponerse nervioso le dijo “en este momento darle muerte a esta señora sería un gran escape para ella señor” el hombre enojado inmediatamente la soltó, David estaba en lo correcto, él tenía planes y debía seguirlos.

El asistente saco un documento de un portafolio y se lo entrego a Carlos, este lo leyó y dijo “perfecto” tomo a la mujer que intentaba llenar sus pulmones de aire nuevamente por los cabellos, la llevo al escritorio y le dijo: “Firma” entregándole una pluma de oro, la mujer que hace unos segundos estaba aterrada, comenzó a reírse a carcajadas, como si nunca le hubiera faltado el aire, y le dijo “nunca me divorciare de ti Carlos, escúchame bien nunca” el hombre sonrío con desdén, “¿estas segura que este es un acuerdo de divorcio?” la mujer delante de él, volteo su mirada al documento que estaba en el escritorio y era una confesión, era un documento largo, tenía más de 100 páginas, ella estaba segura de que ya Carlos conocía su verdadera identidad, por eso no era necesario el divorcio, ella ni siquiera se llama Martina.

“no lo hare, no firmare, no sé qué es eso” “no te preocupes, si no quieres firmar, otra persona lo hará por ti, ya no tengo paciencia para hablar contigo”, al escuchar a su jefe decir estas palabras, David desde la puerta del despacho hizo señas a dos hombres grandes que estaban esperando en el corredor en la parte de afuera, tomaron a la mujer, cada uno por un brazo, arrastrándola de nuevo escaleras abajo, sin importar absolutamente nada, porque antes de salir con ella escucharon al hombre enojado desde el escritorio advertir “si se escapa, pagaran con sus vidas, tomando su lugar” los hombres que ya conocían el destino de la desdichada mujer en su poder, solo asintieron y llevaron a la mujer en bata de seda, traje sexy debajo y zapatillas de casa a un vehículo blindado estacionado en la entrada y fuertemente escoltado, sin molestarse en ayudarla a cambiarse de ropa, no podían imaginarse tomando su lugar si esa peligrosa mujer llegara a escapar de sus manos por querer ayudarla a cambiarse de ropa.

En la mansión Zuloaga después de sacar a Martina, llevaron a prisión a todos los empleados que se encontraban allí que habían participado en actos ilegales o acosado a la niña…

Carlos fue implacable con ellos, nunca le daría la oportunidad a nadie de volver a meterse con su preciosa hija.

En el hospital, un grupo de matones enviados por Martina ya había encontrado la antigua habitación de la niña, pero hace un par de horas ya la habían cambiado de habitación, y ella se encontraba en el consultorio de su nuevo amigo el doctor Franco Sevilla pintando muchos dibujos que Franco le pedía, la mantuvo muy ocupada por muchas horas porque le gustaban mucho sus hermosos dibujos, esto la ponía feliz, aunque no sonreía, lo sentía en su corazón.

Abril, después de organizar bien las cosas de la pequeña en la gran suite del tamaño de un gran apartamento, decidió salir a buscar algo de comer, ya que la niña se fue temprano con el psicólogo y con el chofer, de todas maneras, si la necesitan, la pueden llamar por teléfono.

Decidió bajar por las escaleras y colocarse una mascarilla, porque al ser un hospital, no se sabe que infección respiratoria puede haber y hay que protegerse para poder proteger a la niña.

El piso de la nueva suite es muy alto, pero no importa, ella ahora tiene tiempo, además también quiere comprar unas golosinas para Fiorella, al pensar en esto siguió bajando despacio las escaleras, pero al llegar al piso de pediatría, sin querer giro la cabeza y vio una cara conocida, ¡era uno de los hombres que la golpearon ese día! su cuerpo tembló abruptamente y sus pies estaban muy pesados, al mirar bien, al otro lado, estaba otro de los hombres con traje de enfermero…

Ella decidió ser valiente, con mucha dificultad pudo mover sus piernas, bajo otro piso, busco un sanitario se encerró en el urinario y llamo a Juan, este no la entendía porque en su desesperación ella no le explico bien, tuvo que respirar, calmarse y explicar, Juan se tenso en seguida, le dijo que no salga de ese sanitario, llamo a David enseguida, al parecer son mas de una docena de delincuentes disfrazados, pero ellos solo tienen 6 guardaespaldas a su servicio.

Al salir del urinario Abril vio a un hombre recostado en el lavabo, él se tardó un rato, pero la reconoció de espaldas cuando ella bajo las escaleras, se sorprendió porque pensaba que ella estaba muerta y no imaginaba encontrarla aquí tan llena de vida, ¡si la jefa se entera, lo podría despellejar vivo!, “¡pequeña, no te rindes fácil! Si no hubieras aparecido ante mis ojos quizá hubieras tenido la oportunidad de seguir viviendo, pero ahora, has perdido esa oportunidad” Abril no dijo nada, el hombre saco un bisturí de su bolsillo, cuando iba a acercarlo a la chica, una gran patada en su mano hizo volar el bisturí hasta pegar del techo, ¡era Juan! El asesino enojado se abalanzo sobre el chofer, pero este en dos movimientos lo derribo con facilidad fracturando poco a poco sus muñecas, sus tobillos, sus piernas, todas sus costillas y desviando su columna.

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Ya le llegó su turno a Martina, ¿Que creen que merezca por todo el daño que ha sufrido Fiorella?