José Augusto pretende ser el Ceo en la empresa de su padre, pero este le puso como condición que debía casarse en un año. De lo contrario otro ocuparía ese lugar.
Así que él buscaba afanosamente una esposa.
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Boda falsa
Varios días después... Graciela se estaba preparando para salir con su esposo, habían quedado de reunirse con el abogado para ver en qué había acabado todo lo de la demanda.
Más tarde...
Ya quedó todo arreglado, aceptó la cantidad que usted le ofreció.
Luego, le extendió el papel con la firma de Lucrecia. Aquí se compromete a ya no molestar.
Muy bien, muchas gracias por toda su ayuda. Augusto le extendió un sobre. Aquí está su pago. Muchas gracias.
De nada, estamos para servirle, con permiso.
¿Ves, amor?, no hay nada que temer este caso está cerrado. ¿Quieres comer algo?
No tengo hambre estoy muy mareada.
¿Otra vez?, ¿quieres que te lleve con el médico?
No es necesario, pronto estaré mejor.
Amor, esto ya no es normal, vamos inmediatamente con el médico y no hay pero que valga ni acepto una negativa.
De acuerdo, vamos pues.
Graciela todavía tenía cierto resentimiento hacia Augusto por no haberle contado lo de Lucrecia.
Augusto hacía todo lo posible por contentarla.
Pero ella no ponía nada de su parte.
La llevó con un doctor particular. Después de unos minutos de auscultarla el doctor habló con Augusto.
Lo felicito, su esposa está embarazada. Augusto quedó sin habla, no podía esperar que su esposa estuviera embarazada le preocupaba mucho la situación en la que vivía, tenía que contarle la verdad a como diera lugar. Aunque eso significara que Graciela lo odiara de por vida.
Gracias, doctor, ¿puedo pasar a ver a mi esposa?
No es necesario, amor, ya estoy aquí. ¿Estás feliz con la noticia de que vamos a tener un hijo?, le dijo ella, acercándose muy melosa.
Claro que sí, amor, solo que la noticia me tomó por sorpresa.
Esperen, no les he dicho lo demás, dijo el doctor.
Ambos voltearon a ver al doctor. ¿Qué pasa doctor?, dijo Graciela.
Usted está embarazada de gemelos, son dos bebés los que usted tiene en su vientre, dijo el doctor con toda la seguridad que lo caracterizaba.
Graciela dio un gran suspiro, pero no dijo nada.
Gracias, doctor, dijo Augusto abrazando a Graciela, es la noticia más hermosa que nos ha dado.
Solo les pido que la señora no cargue cosas pesadas, que se la lleve tranquila, le voy a recetar algunas vitaminas porque está un poco anémica, por lo demás, todo está a la perfección.
Al llegar a su casa Augusto pidió algo de cenar para que Graciela no tuviera que cocinar.
¿Sabes, amor?, te voy a contratar a una cocinera y a una dama de compañía para que te atiendan en todo momento. También a una persona para los quehaceres domésticos.
Amor, no es para tanto, solo estoy embarazada no estoy enferma puedo encargarme de todo.
Yo lo sé, mi amor, pero mientras más cuidada estés mejor.
De acuerdo, haré lo que tú digas, pero de todos modos, quiero algo de privacidad no voy a querer que esas mujeres estén encima de mí todo el tiempo.
Por supuesto, amor. Lo único que quiero es que estés bien.
Claro que estaré bien. No te preocupes por eso.
Dos días después, todos los empleados sabían del embarazo de Graciela.
Julio Páez fue a felicitarla.
Enhorabuena, Graciela. Espero que tus hijos nazcan bien.
Gracias, Julio, y ahora pongámonos a trabajar porque hay muchas cosas todavía que checar.
No se sabe cómo, pero Lucrecia se enteró del embarazo de Graciela.
¡Maldita zorra! ¿Cómo se pudo embarazar de Augusto?, ¿por qué yo nunca me embaracé de él?
Cálmate, Lucrecia, dijo Nati que la estaba escuchando.
No puedo calmarme no estoy a gusto con que ella esté embarazada del hombre que yo amo.
Lucrecia, no te hagas tonta. Tú no amas a Augusto solamente sientes una obsesión hacia él.
¿Cómo es posible que tú, siendo mi amiga me estés hablando de esa manera?
De verdad lo siento, Lucrecia, pero sabes bien que es verdad lo que te estoy diciendo.
¡Cállate ya, Nati!, no quiero escucharte.
Al momento se recompuso Lucrecia.
Perdón, no quise hablarte así.
Amiga me duele verte en esa situación. ¿Por qué no olvidas a Augusto y te buscas otro hombre?, total has estado dos años separada de él ¿qué más te da?
Déjame en paz, si Augusto no es para mí tampoco será para ella tengo que pensar en algo para acabar con esa relación.
¿Relación?, ¿se te olvida que están casados?
No importa, voy a buscar algo para que ellos se separen y te juro que lo voy a lograr así sea lo último que hagas mi vida.
Ay Lucrecia, de verdad que estás muy mal.
Dime una cosa, Naty, ¿estás dispuesta a apoyarme o me vas a estar criticando todo el tiempo?
Por supuesto que te apoyo, amiga, pero no sé cómo hacerlo.
Pensaré en algo y luego te lo comunicaré, pero de que se separan, se separan, como que me llamo Lucrecia Belmonte López.
Al día siguiente, Lucrecia se presentó en la empresa de Augusto muy entrada la noche. Nati distrajo al guardia de seguridad mientras que Lucrecia entrada rápidamente.
Se dirigió directamente al despacho de Augusto. Ella sabía que Augusto nunca cerraba con llave la puerta, ya que no había necesidad, pensaba él.
Uno a uno empezó a checar los cajones de su escritorio.
No había nada importante ni fuera de lugar.
Augusto era un hombre muy ordenado, todo estaba en perfecto orden en su despacho.
Sacó una carpeta que estaba casi al mero fondo de un cajón muy escondido.
"Datos para una boda falsa", decía el título.
Lucrecia abrió mucho los ojos y una sonrisa malévola iluminó su rostro.
"¡No puedo creerlo!". "Augusto le inventó una boda a Graciela; esto es muy importante al fin tengo el arma que necesitaba para acabar con esos dos".
Acomodó todo en su lugar, guardó la carpeta en su bolsa y salió de ahí cuidando de no ser vista por el guardia de seguridad.
Ya en casa de Nati, Lucrecia se deschongó y le contó toda la verdad.
La boda de Augusto y Graciela es falsa, estoy segura que Augusto le inventó esa boda para obtener el título de CEO.
Puede ser, dijo Nati. ¿Y qué piensas hacer?
Por lo pronto no lo sé, tengo que idear un plan.
Ay amiga, eres terrible.
Así soy, ¿y qué?
Jajajajaj, las carcajadas se oían a kilómetros de distancia.