A sus 30 años Dennis Donovan se mantiene soltero y en buen estado físico, mantiene en secreto su obsesión por la sobrina latina de su vecina.
Penélope una chica curvilinea de 20 años cruza por una etapa fuerte en su vida, luego de perder a su padre.
Dennis quiere acercarse a ella pero la idea de perder el control estando cerca lo lleva a alejarse aún más, pero encontrará la manera de acercarse. Solo espera lograrlo.
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Amigos.
—¿Y Evan? — intento mirar hacia atrás.
—Tuvo un pequeño percance con Gloria. — entre cierra los ojos. — ¿Y tú qué haces aquí?—
—Estoy jugando a la pelota. — respondió de manera sarcástica.
—No tienes que ser tan respondona, sabes. — agregó, mirando con la cabeza a un lado. — Te ves hermosa. —
—No, tengo porque... — se quedó callada, mirándolos a los ojos. — ¿Qué quiere Dennis?—
—Solo te admiro. — sus mejillas se sonrojan.
—Te vas a cansar. — agregó.
—Tomaré el riesgo. — atacó, con una sonrisa.
Aquellas palabras hacen estremecer a Penélope caminando detrás de ella como un gran lobo guardián, entran al antro y se encuentran con los demás. Gloria bailando con Joe, Ana con un chico que se encontró y Andy se perdió con Frederik. Ya nada la sorprende. Se mueven al ritmo de la música, Dennis la observa como menea su cuerpo, pero al levantar la vista se encuentra con los ojos hirientes de más hombres, sobre ella. Su seriedad sobre pasa los límites que su mente le permite, se acerca un poco más a ella demostrando que está con ella. Aun sabiendo que no es suficiente, la toma del cuello, atrayendo la hacia atrás, y la besa con avaricia agarrando su cuerpo como se fuera una diamante. La suela lentamente por falta de aire.
—¿Qué estás haciendo? — pregunto jadeando.
—No quiero carroñeros, cerca. — agregó acariciando sus labios.
—Eres un idiota. —
La mirada de Joe y Gloria ante el acto de Dennis, las hacen gritar de la emoción. La música se vuelve intensa, aturdiendo los oídos de las personas, embriagado la con bebidas alcohólicas, vasos llenos, por la mitad y vacíos, colillas de cigarrillos en el suelo, y el humo que abruma, el sentido de la vista y olfato. Penélope gira y ve a Dennis cruzado de brazos, mirándola solo el llamado aquella mirada le es nueva, es una mirada de deseo, territorial. Se está acostumbrando.
—¿Acaso no bailas? — le preguntó, acercándose.
—No sé bailar. — acotó apenado. — Pero me gusta verte bailar. —
—Entonces solo observa. — le guiña un ojo.
—Gracias. —
La noche parece volverse eterna, Andy vuelve y se une a los chicos, eso los hace ponerse aún más felices. Frederik se acerca a su hermano y a lado aparece Evan, mirando a Penélope pero la mirada penetrante de Dennis lo hace que lo vea a él.
—¿Se te perdió algo? — pregunto poniéndose de frente.
—Sí, ella. — respondió altanero.
—No creo que sea el momento de pelear. — Frederik se pone entre medio de los dos. — Dennis, ve con Penélope Evan tú apártate. —
—No lo creo. — quiere caminar a Penélope pero Dennis lo detiene. — Suéltame. —
—¿Qué pasa? —
—Nada, Croissant... ¿Tú continúas bailando? — ellos se miran.
—¿Cómo estás Pen? — se pone entre medio de ellos dos. — Tiempo sin verte. —
—Hola. — Penélope mira de lado a Dennis y este solo suspira. —Ven conmigo. —
—¿A dónde vas? — Dennis la detiene.
—Quiero hablar con Evan, ahora vuelvo. — le toma la mano a Evan y salen al patio.
En Argentina, en la casa del difunto Hernan Flores, su madre sentada en el sillón que se encuentra afuera, mirando un viejo árbol con mirada triste, una mujer vestida de enfermera sale por la puerta acompañada por un joven.
—Romina, te vinieron a ver. — deja al joven con la señora.
—¿Quien? — voltea.
—Hola Romina. — saluda un joven de ojos marrones y sonrisa amplia. — Soy yo Angel.—
—Angel. — hablo con una gran sonrisa. — Tanto tiempo sin verte. —
—¿Y dime? — ella se levanta sujetándose de la manos de Angel. — ¿Me ayudarás? —
—Lo mina. — Romina lo abraza feliz y con amor.
—Te pagaré todo, no necesitas… — la interrumpe.
—Si voy a hacer, yo pondré de mi parte. — corresponde a su sonrisa.
—Gracias, Angel. —
Mientras tanto en Alicante, Penélope habla con Evan en el patio del antro mientras que Dennis los observa desde la puerta, inquieto y muy molesto. Joe y Gloria se acerca para distraerlo, pero este no les da mucho caso, en cambio, busca la manera de llamar la atención de Penélope.
—Evan sé que no hemos tenido mucho tiempo para hablar, pero ahora que podemos, quiero decirte que... — la interrumpe.
—Guapa, no me preocupa el tiempo que no paso contigo. — ella ladea la cabeza. — Me preocupa que estés con las personas equivocada. —
—¿Por quién lo decís? — pregunto.
—Solo ten cuidado con Dennis. — advirtió.
—¿Podemos ser amigos? — pregunto.
—Claro. — contesto, con una sonrisa honestá.
En un microsegundo, Dennis llego hasta Penélope y la sujeta de la mano, para sacar de ahí, pero Evan la sujeta de la otra mano haciendo que ambos se detengan, Dennis voltea para mirarse con Evan de manera amenazante. Es tensión se noto aún más cuando ambos tiraron de los brazos de la pequeña Argentina, los ojos de Penélope se mueven de una lado a otro, esperando a que uno de los dos, la suelte primero.
Frederik llego junto a Andy pero no se quedo tranquilo y fue a buscar a los demás. En segundos Gloria, Ana y Joe se encuentra mirando la escena, en la que su amiga y prima se encuentra entre dos hombres, que pelean por ella. Sus sonrisas se ven a quilómetros.
—Suéltala. — exigió.
—¿Y qué pasa si no quiero? — expreso, con voz firme.
—Suéltenme ahora, los dos. — la ignoran. — Evan, suéltame Dennis vos también. —
—No lo hare hasta que él, lo haga. — respondió Evan.
—Yo no voy a soltarte. Que lo haga él. — indico.
—Evan suéltame, hablaremos mañana. — Dennis la levanta sobre su hombro. — ¡Dennis, qué mierda estás haciendo! —
Saliendo del antro, Dennis mete a Penélope a su auto y se la lleva, sin escucharla, algunas personas lograron ver como la forzó a subir a su auto y llamaron a la policía, pero cuando ellos llegaron ya no estaban. En una calle vacía, Dennis detiene el auto y se queda mirando al frente, Penélope asustada saca su celular de su bolsillo y manda una mensaje a Ana, avisándole que las llaves de su auto están en su cartera.
—¿Qué haces? —
—¿Ahora no puedo mandar mensaje? — respondió con las voz quebrada y sus ojos llenos de lágrimas.
Dennis sorprendido por lo que provoco en ella, vuelve su vista al frente, lamentándose el error. Los minutos fueron pasando y Penélope se calmo, pero aún no quiere hacer contacto visual con él, evita mirar hacia su izquierda.
—Por favor, vuelve a mirarme.—