Una Madre Para Mi Hijo

Jarek aún no entendía lo que acaba de ocurrir, en su mente solo estaban las últimas palabras de Victoria, aunque él sabía que su abuela podía llegar a ser demasiado convincente.

Decidio salir del despacho y visitar a su hijo, quería estar con él por un buen rato, aunque no solía demostrar mucho su amor hacia él. Lo acompañaba a ver televisión, o a escuchar las historias que leía Paulina.

Al llegar a la habitación, el niño dormía mientras Paulina lo observaba. Notó que ya Jacob estaba bañado y vestido, no se veía tan demacrado como en días anteriores y conservaba en su rostro una pequeña sonrisa que hace mucho tiempo no veía.

Paulina, al ver llegar a su hermano, se levantó de su silla con la intención de abandonar la habitación.

—No es necesario que salgas, Paulina, solo vine un momento a mirar cómo sigue Jacob - le dice Jarek a su hermana algo seria.

—Ya se ve mejor, Victoria le ha hecho mucho bien —responde Paulina tímidamente.

—Y a ti, Paulina, a quien busco para que te haga bien - le pregunta Jarek a su hermana.

Ella lo miraba confundida, su hermano nunca hablaba más de una palabra con ella, a pesar de que desde niña la defendía de su madre o de los niños que la molestaban.

—Dime, Paulina, qué puedo hacer por ti - pregunta Jarek

—Ya lo hiciste, hermano - le responde Paulina.

—Perdóname, por no protegerte de Dalila, esos golpes no lo merecías, has sido una buena niña todos estos años - le dice Jarek.

—No te preocupes, Jarek, tú siempre me cuidaste —le responde Paulina, cabizbaja.

—Llama a la modista, pide para ti, para Victoria y para Jacob la ropa que necesiten, pide en especial un traje bonito para el niño y un hermoso vestido para ti, hoy tendremos una boda— dice Jarek.

—¿Una boda?—pregunta Paulina.

—Sí, mi boda con Victoria— responde Jarek abandonando la habitación.

Paulina sonrió, nunca imaginó que su hermano después de lo ocurrido se casaría. Sabía que Jacob era el principal motivo para esta boda, pero también creía que la doctora había llegado para cambiar la vida de todos los que habitaban la sombría mansión.

Mientras cuidaba a Jacob, hizo lo que su hermano le había pedido, preguntó a su abuela la talla de ropa de Victoria, y un par de horas después ya estaba la modista en casa llena de bolsas con muchos diseños de todo tipo de ropa para la familia.

Victoria escuchó desde su habitación un alboroto en el cuarto del niño, eso la preocupó y salió para mirar lo que sucedía. La sonrisa de Paulina midiendose ropa y de la abuela escogiendo trajes para el niño, quien daba su aprobación, la hizo feliz.

—Ven, Victoria, es un regalo de mi hermano para todos, también trajeron para ti, le dice Paulina - muy sonriente.

—No es necesario, pero me alegra que tu hermano haga esto por ustedes —responde Victoria con una sonrisa.

Paulina se acerca y la toma de la mano.

—Ven, tú serás la esposa de mi hermano, ayúdame a elegir un bonito vestido, y escoge la ropa que tú quieras —le responde muy sonriente.

Jacob, Victoria, Paulina y la abuela Alma pasaron parte de la tarde eligiendo vestidos para la ocasión y ropa bonita. Luego llegaron a la casa tres estilistas que las peinarían y maquillarían para la boda. Aunque era algo sencillo, la abuela quería que todas brillaran esa noche.

Victoria no podía creer lo que estaba viviendo, se miraba en el espejo y no lograba reconocerse, se veía tan hermosa con su peinado y maquillaje, nunca pensó que este día llegaría, y menos con el hombre que la secuestró.

—Te ves muy bonita, Victoria —dice Paulina, muy sonriente.

—Quién lo dice, mírate, pareces una princesa con ese vestido —responde Victoria dándole un abrazo.

Ambas estaban a punto de llorar, pero la abuela lo evitó. Decía que no era buena idea arruinar el maquillaje, en ese momento entregó a Victoria una caja blanca muy bonita y grande.

—Este es mi regalo para ti —le dice la abuela.

Victoria destapa la caja; era un hermoso vestido blanco. Alma y Paulina le ayudan a vestirse, un momento después se mira al espejo y no podía creer que ese reflejo era el de ella.

El vestido entallaba sus atributos, su trasero se veía hermoso, el escote era perfecto para sus senos. Nunca pensé verse tan hermosa en un vestido de novia.

—Espera en esta habitación, mi nieto viene por ti en un momento, ya el juez nos espera en el salón — le dice la abuela a Victoria con una sonrisa.

En el despacho se encontraba Jarek con su mejor amigo Dylan y con Demetrio, quienes serían sus testigos en la boda. Aunque no lo mostraba, estaba nervioso por lo que pasaría.

Demetrio no estaba de acuerdo con lo que estaba a punto de hacer, pero Dylan le sugirió que no se entrometiera, que había que dejar a Jarek tomar las decisiones que mejor le convinieran.

En su corazón aumentaba el odio hacia Jarek, porque desde que había visto a Victoria llegar a la mansión, la quería para él, pero como siempre su amigo se había adelantado.

La abuela entra al despacho y los tres hombres se levantan para recibirla.

—Hijo, tu prometida te espera, ya todo está listo para la boda —le dice a su nieto observándolo en su hermoso esmoquin negro.

—Está bien, abuela —responde Jarek.

—Te ves tan guapo, Jarek, estás haciendo lo correcto —le dice en voz baja dándole un abrazo.

—Ustedes, hombres guapos, serán mis acompañantes esta noche —les dice a Demetrio y a Dylan tomándolos del brazo y sacándolos del despacho.

Jarek observa a su abuela salir con sus mejores amigos, se acerca a la licorera, abre su mejor whisky y se toma un vaso de un solo trago, segundos después sale del despacho en búsqueda de su futura esposa.

—Puedo pasar - pregunta Jarek llamando a la puerta.

—Sí… — responde Victoria muy nerviosa.

Jarek abrió la puerta de la habitación y no podía creer lo que sus ojos veían. La doctora estaba tan hermosa en ese vestido, por más que intentaba no reaccionar. Verla así lo hizo inevitable, sus ojos mostraban cada una de las cosas que su corazón sentía y esto para victoria no pasó desapercibido.

—Nos esperan en el salón —le dice Jarek estirando su brazo.

Victoria tampoco podía dejar de mirar al hombre con el que se casaría. Se veía tan guapo en su traje, al parecer había cortado un poco su cabello y su barba. Después de reaccionar, toma la mano de quien se convertirá en pocos minutos en su futuro esposo.

La abuela llego muy bien acompañada de Demetrio y Dylan y saludaron al juez, Paulina no podia ocultar como su rostro cambiaba al ver a ese mal hombre, en ese momento su sonrisa desaparecio y la abuela pudo notar esto.

Dylan tambien lo noto y se acerco a ella sutilmente, su presencia no incomodaba a Paulina, por el contrario le daba seguridad.

La abuela logró acomodar a Jacob de una manera apropiada para que acompañara a su padre en este día. Los testigos, por parte de Victoria, serían Alma y Paulina.

Como era la tradición, los novios tomados de la mano llegaron al salón donde los esperaban sus invitados, que en esta ocasión eran pocos.

El juez empieza la ceremonia civil.

—Estamos aquí reunidos para celebrar la unión de Jarek y Victoria. Señorita Victoria, ¿está usted en esta ceremonia por voluntad propia? —preguntó el juez.

—Sí, señor, estoy aquí por voluntad propia - responde Victoria con seguridad.

—Usted, señor Jarek, está aquí por su propia voluntad - pregunta el juez.

—Así es— responde Jarek.

— Jarek, ¿recibe usted Victoria, para ser su esposa, para vivir juntos en matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla y cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus

vidas? -

—Acepto— responde Jarek.

—Victoria, ¿recibe usted a Jarek para ser su esposo, para vivir juntos en matrimonio, para amarla, honrarla, consolarla y cuidarla, en salud y en enfermedad, guardándole fidelidad, durante el tiempo que duren sus vidas? -

—Sí, señor juez, acepto—responde Victoria unos segundos después.

El juez se acerca a los novios, la abuela entrega los anillos y ambos realizan su intercambio de alianzas, luego pone la mano de Jarek sobre la mano de Victoria y les dice:

— En virtud de la autoridad que me conceden las leyes del Estado, los declaro marido y mujer. —

—Jarek, puede usted besar a su esposa—replica el juez.

En ese momento, Jarek se acerca a Victoria, la mira a los ojos y le da un beso en la frente. Aunque parezca extraño, este beso simboliza que la va a cuidar y a proteger sobre todas las cosas.

Un momento después, los testigos se acercan a firmar el acta, los novios hacen lo mismo, y la abuela muy feliz empieza a reunir a la familia para las fotos.

La familia felicitaba a los ahora esposos, cuando escucharon una voz conocida:

—Bravo, Jarek, dejaste a tu madre fuera de todo este circo… — dice Dalila entrando al gran salón junto a Cinthya.