En un mundo donde la magia y la naturaleza están entrelazadas, Kael, un poderoso lobo beta, es desterrado de su manada por desafiar las reglas impuestas por su Alfa, Darian, un líder tirano que busca explotar a su gente. Mientras deambula por los bosques prohibidos, herido y solo, Kael encuentra a Selene, una bruja exiliada por su propio pueblo, temida por su inmenso poder.
Ambos, marginados y perseguidos, encuentran en el otro una razón para luchar y sobrevivir. A medida que su vínculo crece, una pasión ardiente nace entre ellos, desafiando las leyes de sus mundos. Pero el peligro los acecha: Darian ha hecho un pacto con fuerzas oscuras para mantener su dominio, y el consejo de hechiceros busca eliminar a Selene antes de que su poder se descontrole.
Juntos, Kael y Selene deben enfrentar enemigos implacables, descubrir los secretos de sus propias naturalezas y decidir si su amor es suficiente para desafiar el destino. En un juego de traición, magia y deseo, la batalla por la libertad.
NovelToon tiene autorización de Celina González ♥️ para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capitulo 21
El amanecer se filtraba con timidez entre las ramas retorcidas del bosque prohibido, tiñendo de gris plateado las piedras antiguas del templo. Afuera, el mundo comenzaba a despertar, pero dentro del santuario, todo estaba en silencio. Un silencio tenso, expectante… como si el mismo aire contuviera la respiración.
Kael abrió los ojos de golpe.
Su cuerpo desnudo aún envolvía el de Selene, tibia y acurrucada contra su pecho. Pero algo no estaba bien. Lo sintió antes de pensarlo, como una punzada helada en la base de la columna. Se incorporó con cuidado, los músculos tensos, los sentidos aguzados. Un escalofrío recorrió su espalda, ajeno al frío de la madrugada.
—Kael… —murmuró Selene con voz adormilada, su respiración cálida contra su piel—. ¿Qué pasa?
Kael no respondió de inmediato. Su mirada se desvió hacia la entrada del templo, donde una tenue neblina reptaba por las grietas del suelo. Su corazón latía con fuerza contenida, un tambor ancestral que le decía que algo —o alguien— venía por ellos.
¡BOOM!
El estruendo sacudió los cimientos del templo. Una lluvia de polvo cayó desde lo alto, y las paredes de piedra vibraron como si el lugar mismo hubiera despertado. El sonido de la madera astillándose resonó por todo el pasillo principal.
Kael se puso de pie en un salto, arrastrando consigo una manta para cubrir a Selene. Sus ojos brillaban con un fulgor azul intenso, lobuno, salvaje.
—Vístete. Ahora.
Selene, aún aturdida, lo miró con el corazón acelerado.
—¿Qué sucede?
—Nos han encontrado —dijo entre dientes, sus mandíbulas apretadas, la voz cargada de ira y urgencia—. Están aquí por ti. Por nosotros.
Ella tragó saliva, sintiendo cómo la realidad caía sobre ella como un balde de agua helada. Las emociones de la noche anterior aún palpitaban en su interior, cálidas, dulces… pero ahora el peligro latía más fuerte.
—No podemos pelear —dijo ella con firmeza, aunque su voz temblaba un poco—. No ahora. No estamos listos. Kael… tenemos que escapar.
Kael se detuvo un instante, sus ojos fijos en los de ella. Un segundo de duda. Solo uno. Luego asintió.
—Sí. Por aquí —tomó su mano y la guio hacia el fondo del santuario, donde las sombras parecían más densas.
Mientras corrían, el sonido de pasos pesados y gritos resonaba en la distancia. El olor a humo y magia negra comenzó a colarse por los pasillos, haciéndole cosquillas a sus instintos.
—¡Por aquí! —gritó una voz masculina a lo lejos.
Kael maldijo entre dientes y apretó el paso, empujando una estatua antigua hacia un lado. Bajo ella, un túnel de piedra se abrió, cubierto de raíces y oscuridad.
—Entra —ordenó.
Selene lo obedeció sin titubear, deslizándose al interior. El aire allí abajo era húmedo, cargado de tierra y secretos antiguos. Kael entró tras ella y empujó la estatua de nuevo a su sitio, ocultando la entrada.
El túnel era angosto, el eco de sus pisadas se mezclaba con sus jadeos entrecortados. Cada paso era una carrera contra el tiempo, contra el enemigo. Kael iba delante, sus sentidos al máximo, sus músculos preparados para atacar en cualquier momento.
—Kael… tengo miedo —confesó Selene en voz baja, casi un susurro.
Él se volvió un instante y le acarició la mejilla.
—No temas, mi fuego —dijo suavemente—. Mientras respire, nadie te tocará.
Un temblor de emoción cruzó el rostro de Selene. Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero siguió avanzando. No era momento para quebrarse.
Al llegar al final del túnel, una abertura los condujo a la espesura del bosque. El cielo comenzaba a teñirse de naranja, y el canto de los cuervos resonaba como una advertencia en la lejanía.
Kael olfateó el aire.
—Nos siguen. Rápido.
Se quitó la camisa y la arrojó al suelo, sus huesos crujiendo mientras comenzaba la transformación. La piel se tensó, sus músculos se expandieron y su rostro cambió hasta convertirse en el de una bestia majestuosa. Su pelaje negro brillaba como obsidiana bajo el sol naciente, y sus ojos ardían como brasas.
Selene contuvo la respiración al verlo. No era un simple lobo, y no entendía su cambió, antes lo había presenciado por completo, estaba cambiado. Y aun así, no sintió miedo. Sintió… poder.
Kael se agachó ante ella, y con cuidado, la ayudó a subir a su lomo. Apenas ella se sujetó con fuerza, él corrió.
El bosque se convirtió en una sombra borrosa a su alrededor. Las ramas se agitaban como garras, la tierra se abría bajo sus zancadas. Selene se aferraba a él, su corazón latiendo al ritmo de la carrera. Cada salto, cada rugido lejano, era una señal de que los perseguían.
—¡Ya casi! —gritó, aunque Kael solo gruñó en respuesta.
Atravesaron el río oscuro que cruzaba el bosque prohibido, la corriente salpicando sus piernas. Subieron una colina cubierta de niebla, y al llegar a la cima, Selene pudo ver más allá de los árboles: la llanura.
La libertad.
Kael no se detuvo hasta que el bosque quedó atrás y la luz del sol los bañó por completo. Solo entonces frenó, agitado, sus patas marcando la tierra húmeda mientras exhalaba con fuerza.
Selene bajó de su lomo con las piernas temblorosas. Lo miró, jadeando.
—Lo logramos… ¿Cierto?
Kael se transformó de nuevo, su respiración aún agitada, el sudor marcando su piel.
—Por ahora.
Se acercó a ella y la abrazó con fuerza. Su piel aún olía a tierra, a magia, a miedo… y a amor.
—Pero volverán, Selene —murmuró contra su oído—. Esto solo acaba de comenzar.
Ella alzó el rostro y lo besó, con fuerza, con gratitud.
—Entonces prepárate, Lobo —susurró—. Porque esta vez… no huiremos. Vamos a pelear. Juntos.
Kael sonrió, pero luego su rostro tomó seriedad, el sabía que algo había cambiado en él.
—¿Te diste cuenta de que algo cambio en mí?
Selene asintió.
—Tu pelaje es más oscuro, tus ojos están llenos de poder y tu aura más poderosa. Ya no eres el mismo lobo, eres aún más poderoso —susurro acariciando su mejilla.
Kael se acercó a sus labios y la besó, un beso suave como una caricia. Selene correspondió aunque solo fue un beso corto.