Cassandra Yohana, una chica de 17 años que aún usa el uniforme gris de secundaria, tiene el pasatiempo de saltarse clases y dormir durante las lecciones. Aun así, sus calificaciones siempre son excelentes, lo que la ha vuelto bastante arrogante.
"¿De qué sirve tener cerebro si no lo usas? De nada sirve ser un ratón de biblioteca si tu cabeza sigue siendo débil", decía Cassandra con su lengua afilada al ver a sus compañeras estudiosas.
Hasta que un día, su clase recibe a un nuevo profesor que pone su mundo patas arriba.
Arsenio Xalendra, un hombre maduro con un carisma imponente, cuya mirada fría y penetrante intimida a cualquiera.
Pero para Cassandra, Arsenio Xalendra no es más que un hombre cruel que vino a destruir su tranquilidad.
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Capítulo 2
Una vez finalizada la primera clase, Casandra regresó al aula justo cuando estaba a punto de comenzar la segunda.
Greta sonrió al ver a Casandra de vuelta.
"En serio, una hora con la Srta. Tel me hace sentir como en la cárcel". Greta pareció soltar un largo suspiro.
"Uf, yo no podría soportarlo". Casandra sonrió.
Al poco tiempo, su profesor llegó al aula y Casandra pareció seguir la lección con tranquilidad.
Tras pasar casi todo el día en el colegio, Casandra llegó por fin a casa.
Como de costumbre, la gran casa en la que vivía parecía deshabitada.
"Señorita, ya ha vuelto". La señora Minah saludó a Casandra, que acababa de llegar.
"Sí, señora Minah, ¿qué está cocinando?", preguntó mientras se dirigía directamente a la mesa del comedor.
"Estoy cocinando su plato favorito, señorita. ¿Quiere comer ahora?", preguntó la señora Minah mientras le mostraba la comida.
"Claro, me cambiaré de ropa primero, señora Minah". Casandra sonrió y se fue enseguida.
La señora Minah se limitó a asentir y a soltar un profundo suspiro.
"Espero que la señorita Sandra siempre tenga felicidad".
La vida que la gente ve perfecta no es necesariamente tan perfecta como la que ellos mismos viven.
"¿Cuándo volverán mamá y papá, señora Minah?", preguntó Casandra cuando ya estaba sentada a la mesa.
"No lo sé, señorita. ¿No se han puesto en contacto con usted?", preguntó la señora Minah a su vez.
"Como si se acordaran de que me tienen, señora Minah". La voz de Casandra pareció entrecortarse al decirlo.
La señora Minah sonrió. "Claro que se acuerdan, señorita. ¿Cómo van a olvidarse de su propia hija?", dijo la señora Minah para consolarla.
"Como si no lo supieras, señora Minah. Aunque muriera, probablemente no les importaría".
Por mucho que Casandra se doliera y se decepcionara de sus padres, la chica de aspecto altivo tenía un lado frágil que no se veía.
Casandra era la única hija de Casani Yohana, una modelo muy famosa a nivel internacional.
Su padre, por su parte, era un empresario que tenía poco tiempo para estar en casa y pasaba la mayor parte del tiempo fuera de la ciudad o del país.
Casandra estaba acostumbrada a su situación desde que era adolescente; la chica se quedaba a menudo sola y sólo la acompañaba la señora Mirna.
Si Casandra hubiera podido elegir, habría preferido nacer en una familia humilde pero con cariño y compañía en todo momento. Sin embargo, Casandra era consciente de que su destino era ser una chica independiente desde una edad temprana.
"Termínese, señorita, y luego descanse". A la señora Mirna le partía el corazón ver así a su niña. La señora Mirna había cuidado de Casandra desde que era pequeña, y la consideraba como su propia hija.
"Voy a engordar, señora Minah". Casandra se rió, haciendo que la señora Mirna se riera también.
*Mañana en el colegio*...
Las alumnas estaban ocupadas arreglándose al ver a alguien que acababa de llegar al edificio del colegio.
Corría el rumor de que ese día llegaba un nuevo profesor a su colegio.
"Dicen que el nuevo profesor es guapo y elegante".
"Seguro que es muy atractivo, pero el problema es que es viudo".
Los rumores ya habían empezado a circular: su nuevo profesor era viudo.
"A mí no me importa que sea viudo o soltero, lo importante es que tenga buena presencia y la cartera llena. ¿Verdad?... jajaja..."
Casi todas las alumnas cotilleaban sobre el nuevo profesor, hasta que vieron la figura de un hombre alto y corpulento con una mirada penetrante que resultaba muy intimidante.
"Dios mío, ha llegado el príncipe".
Todas se quedaron prendadas de la figura de aquel hombre maduro con un cuerpo que cualquier mujer desearía. Estaban entusiasmadas.
"Gret, ¿ha venido alguna celebridad?", preguntó Casandra al ver a todas las alumnas amontonadas.
Casandra acababa de llegar con Greta.
"Eh, ¿qué pasa aquí? ¿Por qué hay tanta gente?", preguntó Greta a una de las alumnas que pasaban por allí.
"Ha llegado un nuevo profesor al colegio, y resulta que es muy guapo y atractivo..."
*¡Puaj!*
"Más bien un perrito caliente". Dijo Greta mientras se alejaba.
"Un nuevo profesor, dicen que es un perrito caliente".
Ambas se echaron a reír y entraron en clase.
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