Christian Moltanba es el principal sospechoso de cometer tres asesinatos, por esta causa, es llevado a la pena de muerte. El muere sin conocer a su hijo, Mathias, el cuál también es hijo de Ana Lucia, una joven abogada que luchó hasta el último momento junto a Christian, pero la muerte del joven la deja a ella en peligro, y se ve obligada a casarse con el más longevo de la familia Montalbán. El señor William. quién después de la muerte de Christian, reaparece luciendo mucho más joven.
lo cierto es que el deceso de Christian no quedará impune, pues Moltanba regresará del mismo infierno para hacer pagar a todos sus enemigos y así poder demostrar que es inocente.
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Evidencia.
Adelantándose a los hechos, Montalbán agudizó la mirada y la desvío hacia uno de sus hombres de confianza.
—Olivier, busca a mi abogado… — dijo con apuro. Las cosas no pintan bien y se nos devolvemos a los hechos anteriores, Christian no se salvó de ser embaucado y ejecutado..
—De ninguna manera, señor William, yo puedo defenderlo. Ana no dudó en ofrecerse a defender al viejo; después de todo, William la ha estado cuidando y protegiendo.
—Ana, tú tienes mucho trabajo. William titubeó por un instante.
—No se preocupe, puedo hacerlo, será sencillo.
Evidentemente se llenaron de preocupación, pero hay alguien más interesado en estos casos. Alguien muy astuto, el cual se adelantó y fue en busca de cámaras aledañas al lugar, quería obtener primero las pruebas, antes de que alguien más las acapara y escondiera la evidencia.
El investigador, Richard, es quien desde que llegó, notó que la víctima fue atacada de la misma manera que Teresa.
Lo cierto es que el hombre se hizo pasar por inspector de electricidad y así pudo llevarse dos grabaciones de las únicas cámaras que estaban cerca del lugar del crimen.
Algo dentro de él le decía que Ana lo iba a contactar, últimamente él lo ha intentado, pero solamente ha recibido mensajes en los cuales ella le dice que están bien.
Ese día se suspendieron las clases de Mathias; por lo tanto, se quedó en la mansión, al cuidado de Rosalba. El pequeño es ajeno a los problemas que suceden a su alrededor, así que tras una larga y aburrida hora de lectura, el niño bostezó y tiró la silla hacia atrás. —Me aburro mucho por aquí. Pensó mientras se limpió la lágrima que brotó a raíz del bostezo.
—Será mejor que vaya en busca de aventuras. El niño salió de la habitación y notó que el pasillo estaba completamente despejado.
Podrían asustarme aquí, pero un gran hombre como yo, no le teme a nada. El pequeño se aventuró con su imaginación, e imaginó un castillo tenebroso, y abrió con cautela cada una de las puertas. Pero conforme iba avanzando, su interés y energía iban disminuyendo.
—Qué aburrido— este juego ya no es divertido.
Justo cuando llegó a la mitad del pasillo, observó una habitación; era la única que parecía ser algo vieja, y creyó que se trataba de una bodega o algo similar. El niño decidió entrar y ver qué podía encontrar, pero justo cuando estaba por sujetar el porno, la puerta se abrió desde adentro.
—Ah— el pequeño se asustó mucho al ver a William de frente.
—Mathias, ¿qué haces por acá? ¿Acaso no te dijeron que no podías entrar aquí? William cerró rápidamente la puerta detrás de él, luego se agachó y quedó a la altura del niño.
No obstante, Mathias quedó inmóvil, pues sus ojos se habían clavado en la mujer que vio postrada en la cama.
—¡Oye! Te hizo una pregunta. William no había recibido respuesta.
—¡Lo, lo siento! Solamente buscaba divertirme un rato. Él titubeo del niño, no despertó sospecha en William, al contrario, le creyó, y al ponerse de pie, le sostuvo de la mano.
—¡Ven conmigo! Le pediré a Rocky que te lleve al zoológico para que no te aburras, yo lo haría, pero hoy tengo unos pendientes.
Mathias caminó junto con el anciano, lo hizo sin levantar sospechas. Pero en el fondo la curiosidad lo comienza a embargar. ¿Quién es esa señora? Tengo que verla, su rostro me resultó familiar. Pensaba el pequeño, pero en realidad no era el rostro de la mujer lo que le resultó familiar, fue el famoso llamado de la sangre. Esa mujer es Margarita, la madre de Christian. Su abuela paterna.
Horas después, Richard fingió estar con malestar estómacal y abandonó la escena del crimen, ya tenía en su poderío algunas fotografías. y ahora se encuentra en su estudio secreto, no está solo, Ana está a su lado. Se había contactado con ella desde que consiguió la grabación.
—Ana, quiero que veas esto, te advierto que son escenas muy fuertes. El detective advirtió antes de reproducir el vídeo.
—¡Puedo hacerlo! Ella asintió y se cruzó de brazos. Desde que se reunió con el joven, ha estado ocultando su anillo de matrimonio, todavía no ha sido capaz de contarle la verdad.
El vídeo comenzó a reproducirse, y en la escena se aprecia a un hombre encapuchado y en espera de alguien más.
Richard tuvo que adelantar un poco el vídeo, lo hizo hasta que apareció la esposa del alcalde. Pero el vídeo no cuenta con sonido, solamente pueden ver a las dos personas.
En las imágenes la mujer se acerca al hombre y parece suplicar, pues por un instante da la impresión de querer ponerse de rodillas; sin embargo, el hombre misterioso la levanta del cabello y la golpea justo en el rostro.
Y cuando cae al suelo, recibe una patada que la deja inconsciente. Es ahí donde el hombre le propinó el golpe final y lo que viene a continuación es sumamente doloroso.
—Ana, ya es suficiente: no mires más. El detective detuvo la cinta, pero Lucía sacudió la cabeza.
—¡Déjame ver! Añadió con rudeza. Quizás ella misma necesita comprobar algo.
Lo cierto es que en el vídeo, se ve al homicida sujetando un hacha, con la cual desmembró a la mujer. Tardó varias horas antes de que se viera al hombre sentarse justo al lado de la cabeza de su víctima. Luego se logra apreciar donde la sostiene por unos minutos y al parecer le dedica algunas palabras.
En ese momento, Ana volteó y no aguantó más, devolvió todo su desayuno, y lo hizo justo a los pies de Richard.
—¡Ana, te lo dije! Esto es sumamente fuerte para ti. El hombre le alcanzó una caja de toallas de papel y una bolsa para que terminase de vomitar. El tiempo avanzó y cuando Ana se sintió mejor, Richard logró notar que la mirada de la chica era diferente.