Cuando José Luis conoció a Violeta, no sabía a lo que se dedicaba.
Ella intentó cambiar de vida, pero las circunstancias no la dejaron.
Su vida siempre fue muy dura. El amor, la pasión, el sexo, hicieron presa de ella...
NovelToon tiene autorización de Maria Esther para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
¡Respeta su memoria!
Roberto aún guardaba en su memoria el rostro de Violeta después de abrir el ataúd. Su mente se negaba a borrarlo, era una escena grotesca. La Violeta que él conoció estaba completamente en estado de putrefacción.
Aún pudo reconocer en sus facciones la dulzura de Violeta. Esa chica que era muy alegre, pero que no llegó a los 30 años.
Roberto sintió como si una parte de su vida se hubiera ido al otro mundo. Se sintió muy mal de solo recordarlo.
Por ende no pudo partir porque se sentía sumamente mal, al momento que Ernesto se enteró de su mal inmediatamente lo llevó a checar.
El doctor le dijo que era una fiebre muy contagiosa y que lo mejor sería que se pusiera cubrebocas para evitar contagiarse.
Como ya habían estrechado una amistad muy sincera, Ernesto se quedó todo el tiempo que le duró la enfermedad a Roberto. El invierno estaba saliendo por fin y llegaba la primavera cubierta de flores y lindos pajaritos que cantaban muy emocionados.
Los árboles adquirían una belleza tal que era imposible no verlos. Cubiertos de hojas verdes que llenaban todos los lugares. Muchos de los árboles que se veían floreaban de muchos colores.
Todo parecía indicar que los días que seguían serían los mejores que hayan vivido llenos de esperanza.
Pero ni con todo eso, Roberto lograba ser feliz.
Ernesto trataba de reconfortarlo después de todo, Violeta estaba muerta y no le hubiera gustado que Roberto llorara tanto por ella.
Sal de tu depresión, Roberto. Acuérdate que tienes que contarme la historia.
Perdón, tiene razón.
Una semana después, Roberto estaba completamente recuperado, gracias al apoyo de Ernesto.
Me imagino que no vas a hacer tu viaje, ¿verdad, amigo?
Por lo pronto no, no me siento con ánimo de viajar después de haber visto esa horripilante escena de mi Violeta. Usted me entiende, ¿verdad?
"Pobre amigo mío, se ve que está muy lastimado por la muerte de Violeta, no lo puede aceptar. Espero que pronto logre olvidar ese episodio de su vida", pensó Ernesto.
Ernesto no entendía por qué Roberto le lloraba tanto a esa mujer que había sido de todos. Pero como él no era nadie para juzgar prefirió guardarlo en su memoria para siempre.
Bueno, amigo, dejemos las tristezas atrás y empieza, por favor, con tu relato.
Por supuesto, pero antes debo decirle algo.
Puedes hablar con toda confianza, le dijo Ernesto apretándole un hombro.
Casi di la vida por ella, pero eso ella no lo vio y me hizo sufrir bastante.
En esa carta que me envió me decía que me amaba que la perdonara, pero que no era amor como yo quería sino solamente una gran amistad. Por eso decidí alejarme, no sabe cuánto me he arrepentido. Si yo hubiera sabido de su enfermedad, créame que no la hubiera abandonado, aunque solo me quisiera como amigo.
Bueno, ya no te lamentes, ahora a salir adelante.
Tiene razón, pero me será muy difícil lograrlo, dijo Roberto.
Pero no imposible, amigo. Por ahora descansa, mañana vendré para que empieces a contarme toda la historia de Violeta contigo.
Está bien, gracias por comprender.
.
.
Pero no sino hasta dos días después que Roberto se decidió a contar la historia de su relación con Violeta.
Ella nunca se enamoró de ningún hombre, solo los utilizaba para que le dieran grandes cantidades de dinero. Que a decir verdad, nunca le sirvieron de nada, porque lejos de vivir bien, tenía deudas por grandes sumas de dinero, mucho más de lo que recibía por sus favores.
En cambio, le transmitieron esa enfermedad mortal, que acabó con su vida.
Ese día Roberto comenzó con su historia.
Ernesto escuchaba atentamente, jamás se hubiera imaginado todo lo que esa jovencita había sufrido por la maldad de unos padres inconscientes, que sin importarles nada más la abandonaron a su suerte.
Violeta hizo todo lo que pudo por salvar la situación con sus padres, y por terminar la Universidad.
Ahora ella estaba muerta y sus padres recibieron el dinero que ella había logrado con su cuerpo. Así es la vida de injusta.
Aunque sus padres nunca le perdonaron la vida disipada que llevaba, no tuvieron empacho en estirar la mano para recibir un dinero manchado con las inmoralidades de su hija.
.
.
Por otro lado, José Luis la reubicó en un lugar mejor, aunque eso ya no importaba, ella no se iba a dar cuenta de nada.
Él, otro hombre que la amó, sin que ella lo hubiera comprendido.
José Luis sufrió mucho por eso. Al igual que infinidad de hombres que morían por ella sin que les hiciera caso.
Violeta se había convertido en una mujer sin escrúpulos, los hombres se disputaban su amor y ella gozaba con verlos pelear entre sí por los favores de ella.
José Luis fue el único hombre que amó, pero ese amor no se logró gracias a las amenazas de Carlos, y al final como quiera se dio cuenta de todo y la despreció. Aunque se arrepintió poco después, pero ella yo no lo volvió a aceptar, alegando que no quería que desperdiciara su vida por una mujer que no lo valía.
José Luis fue a ponerle flores a la tumba de Violeta. Cuando volteó sus ojos se toparon con unos ojos llenos de odio.
¡¿Tú?!
Sí, yo, dijo Jairo que se veía imponente en la entrada del mausoleo.
Qué haces aquí, ¿no te das cuenta que por tu culpa Violeta pasó todo su vida haciendo cosas que no debía?, todo eso la llevó a la muerte.
Te equivocas yo hice lo posible para que Violeta estuviera bien. Ella salió adelante por sus propios medios porque sus padres la abandonaron y la echaron a la calle.
Tú la enamoraste solo para meterla a esa maldita casa. Gracias a Dios ya está cerrada y jamás va a volver a operar, y tú, ¿por qué estás aquí?, deberías de estar en la cárcel, dijo José Luis sin la menor expresión en su rostro. Él sabía que Jairo fue el que la indujo a entrar a esa casa, y Violeta, al punto máximo de la desesperación, no tuvo más opciones.
Pues sí, pero pudiste haberla ayudado de otra manera, dándole un buen trabajo qué sé yo.
¿Y tú crees que con un trabajo mediocre ella iba a salir adelante?, no tenía casa, ¿que no le entiendes? Al menos allí tuvo techo y comida.
Claro que sí, pero a un costo demasiado elevado que hasta la llevó a la muerte, pobre Violeta lo que ha de haber sufrido.
Y, si tú la amabas tanto, ¿por qué no la sacaste de ese lugar?, es muy fácil hablar pero no se hace lo que se debe hacer.
José Luis lo observó por unos momentos y después dijo:
Yo la amaba, intenté sacarla me iba a casar con ella, pero al final ella me abandonó y no sé por qué.
Porque ella siempre fue una p...
No lo digas, lo interrumpió José Luis, ella fue una buena mujer a pesar de todo.
Claro que fue una buena mujer... en la cama.
José Luis le aventó un golpe en pleno rostro. ¡Cállate imbécil!, ¡no vuelvas a decirlo ella ya está muerta, respeta su memoria!
Pero Jairo, envalentonado como estaba se le echó encima y los dos se enfrascaron en una lucha terrible.
A todas estas, ¿y la anticoncepción?