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Stalker

Stalker

Status: En proceso
Genre:Escena del crimen / Casos sin resolver
Popularitas:3.9k
Nilai: 5
nombre de autor: Sr. Corbatas

¿Qué sentirías al mirar los ojos de un asesino? Vacíos, fríos, sin alma. ¿Qué harías al tenerle frente a tí? ¿Huirías? ¿Esperarías la muerte? ¿Le enfrentarías?

Entonces...

¿Qué sentirías al tener al asesino tras de tí?

Esta es la historia de Levi.

NovelToon tiene autorización de Sr. Corbatas para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿?

...El dolor... ¿Nos limita, o nos libera?...

Una pequeña de cabello corto y ojos vivaces jugaba en la nieve, con otros niños del vecindario, saltando en los montículos helados y haciendo bolas frías con sus pequeñas manos, mientras por la ventana, su madre la observaba, vigilándola.

Por un instante, el viento nevado se pausó por completo, era el único instante que alguien más necesitó para hacer desaparecer a la niña de entre la nieve.

— Hola señor... ¿Ha visto a esta niña? ¿Usted la vió? Disculpe, ¿La cara de esta niña se le hace conocida? — La madre de la niña recorría las frías calles de Cuzfield con volantes. Volantes con la cara de la niña en ellos.

En un programa, por la radio, se escuchaba su voz...

— Buenos días, sí, muchas gracias por permitirme el espacio, mi nombre es Jenna, mi motivo para estar aquí es que mi hija pequeña está desaparecida hace una semana, por favor, si alguien sabe algo... Por favor...

Los volantes estaban por doquier. La policía buscó arduamente, y no pudieron encontrar nada.

— Cariño... Necesitas descansar un poco, yo saldré a buscar, por favor, quédate hoy en casa.

— No puedo, Nick. No puedo. ¿Honestamente crees que voy a poder dormir? ¡Nuestra hija está ahí fuera, está desaparecida, nuestra bebé!

— Yo... Lo sé, Jenna... Lo sé, pero, llevas días sin dormir... Necesitas el descanso, aunque sea un poco... Yo me encargaré, por favor...

La madre y el padre de la niña en casa, se angustiaban, cayendo en desesperación, cada día más.

Un día tras de otro.

Pasó un mes.

— Señor... ¿Ha visto usted a esta niña? Es mi hija, está perdida... Tiene sólo 7 años... — La cara de la mujer era distinta. Demacrada y flaca.

Se acercó entonces un hombre, con traje de policía hasta ella.

— Disculpe, ¿es usted Jenna de Strauss?

— Sí... Dígame, oficial — Su voz se escuchaba gastada y seca.

— ¿Sería tan amable de acompañarme, por favor? Se trata de su hija.

La mujer abrió los ojos como platos, y subió con prisa a la patrulla del oficial.

En la estación de policía, a través de un cristal de un sólo sentido, podía verse a una niña. Era la misma niña. Pero, no era la misma niña.

Estaba cubierta con una manta, su mirada estaba perdida, sus ojos, hundidos. Tenía el cabello sucio, y aún más corto, por las orejas. Como si se hubiera tijereteado los mechones ella sola. Bajo la mesa, sus delgadas piernas estaban cubiertas de moretones. Se le veía sucia y confundida.

— Oficial... ¡Oficial esa es mi hija! — La mujer corrió hacia la puerta, mas esta tenía el seguro puesto.

— Señora, le pido que se calme. Por favor. Escuche primero lo que le diré. Hallamos a esta niña en Catarina Falls. Es un destino turístico, unas cataratas, para ser exactos. No sabe su nombre, no sabe cómo llegó allí. Estaba perdida y buscaba comida entre las casas rodantes. Uno de los visitantes llamó a la policía y de la zona nos contactaron. Usted hizo un buen trabajo, a nivel nacional todo el mundo conocía el caso. Pero... Tiene signos de maltrato. Físico, psicológico y... Lamento tener que decir esto, pero se le realizó una prueba médica, por lo visto, fué abusada sexualmente.

Las lágrimas brotaron por sí solas de los ojos de la madre, quién por impulso se abrazó al oficial. Este, al verla, la sostuvo mientras ella lloraba.

— No... Mi niña... ¿Dios, por qué...? Mi niña no... Mi niña no... — Decía ahogada en llanto.

— Lo lamento mucho señora. Tómese el tiempo que necesite para prepararse, si me permite decirlo, creo que lo que más necesita esa pequeña en estos momentos es la serenidad y seguridad que usted como madre pueda ofrecerle.

La madre asintió y salió un momento de la estación, fuera encendió un cigarrillo, la nieve estaba empezando a caer nuevamente y llamó a su esposo, para contarle lo que estaba ocurriendo.

Al poco tiempo ambos estaban frente a la puerta, donde la niña seguía, sentada, justo de la misma manera.

Se miraron a los ojos, y llenos de valor, abrieron la puerta y se acercaron a la pequeña. Quien al verlos, no se inmutó ni siquiera un poco.

— ¡Vivianne, mi amor! — Dijo la madre abrazando a la pequeña niña.

— ¡Hija, no sabes lo mucho que te amamos...! — Decía el padre entre suspiros.

Ambos abrazaron a la chiquilla, quien los miraba extrañada, sin ninguna expresión aparente.

La madre la miró y quitó los mechones de su rostro.

— Nunca te vuelvas a separar de nosotros, Vivianne. Te cuidaremos para siempre... — Dijo y volvió a abrazarla.

— Ya estamos aquí contigo mi amor. No te volveremos a soltar nunca más — Expresaba el padre mientras agarraba la mano sucia y llena de barro de su hija.

La niña los miró y asintió con la cabeza.

— Mi amor... — Dijo la madre, tomando entre sus manos la cara de la pequeña — ¿Puedes contarnos qué fué lo que ocurrió? Yo... Yo te estaba viendo en la ventana y... Y de repente ya no estabas, Vivianne.

La niña miró a su madre.

— ¿Mami? ¿Papi?

Los padres se miraron a los ojos y la abrazaron fuerte.

— Si mi niña... Aquí estamos... Te amamos muchísimo... — Dijeron ambos entre lágrimas.

La niña a penas entraba en razón, sus pupilas, dilatadas, a penas enfocaron a los que eran sus padres. Los miraba con extrañeza.

— Estaba en la nieve... Y después... Vino un señor en un auto y me cargó... Y me dijo que me iba a llevar a un parque. Me dijo... Él... Me llevó a un parque, pero no me podía mover porque, los juguetes me lastimaban... Me apretaban las manos y... Si me movía, me apretaban más duro.

Los padres horrorizados y de rodillas con su hija, la observaban mientras ella contaba aquel espeluznante relato.

— Y... — Siguió diciendo — Él me dijo que si me portaba bien y no gritaba, me llevaría con mi papi. Pero, luego me decía que él era mi papi. Y... No recuerdo muy bien... Me pegué muy fuerte en la cabeza... — Señaló su cabeza, donde un hematoma resaltaba cerca de la nuca.

Los padres de la niña, con un nudo en la garganta, no hallaron ninguna palabra que valiera para poder darle aliento a su hija, que con completa valentía, hablaba sin titubear. Era una niña muy inteligente.

— Hace varios días me dejó sola... En medio de la carretera... Y me perdí... Yo no sabía dónde estaba... Así que caminé hasta que ví un parque, tenía mucha hambre, pero la gente me daba comida, y un señor hace rato me dijo que esperara mientras me buscaba comida, y luego el señor del uniforme me trajo hasta aquí... Mami, tengo mucha hambre... — Concluyó.

Con sus manos huesudas señaló su abdomen, delgado, cuyas costillas se asomaban.

Su madre la abrazó con fuerza.

— Ay mi amor... Vámonos, vámonos de aquí, te llevaré a casa y nunca te volverá a pasar nada malo Vivi — Le dijo ahogándose entre lágrimas.

— Sí mami, vámonos.

Salieron de la estación de policía, luego de firmar documentos, dar declaración, y quedar a la orden del departamento de niños y familia, quienes iban a seguir el caso de cerca.

Subieron al auto del padre y se marcharon. En el camino, la pequeña que iba sentada en el auto trasero, acercó la cabeza hacia la parte delantera y miró con confusión a su madre.

— Mami... ¿Puedo preguntar algo?

— Lo que quieras mi amor — Dijo la madre en tono maternal, tomando su manito.

— Desde que llegaste me estás llamando Vivianne, o Vivi... ¿Por qué?

La madre miró extrañada a su esposo, y él a ella.

— Mi... Mi amor, porque, pues, ese es tu nombre, te llamas Vivianne... — Fué interrumpida por la niña, quien negó con la cabeza.

— No, mami, no es así.

— ¿Por qué dices que no mi amor?

— No me llamo así — Dijo con un tono más animado.

— ¿Entonces cómo te llamas?

— Mami, me llamo... Erica.

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Ana Laura
/Scare/OMG
Ana Laura
siento que ella me va a caer bien
Ana Laura
ya valió el Levi
Milagros Seijas
¿Cuando seguirás subiendo más capitulos?
Ana Peña
me gusta
Ashley R
Muero por seguir leyendo esta historia.
Sr. Corbatas: ¡Muchas gracias por leer!
total 1 replies
Ashley R
Mi piel se erizo, nunca había leído algo así. 😦
Ashley R
es muy interesante 😯
Ana Laura: que intenso/Ok/
total 1 replies
ZoreKmm
y que pasó con la maniática?
Krisnay
Ojalá tener un perrito como Reno/Whimper/
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