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ENTRE LÍNEAS PROHIBIDAS

ENTRE LÍNEAS PROHIBIDAS

Status: Terminada
Genre:Completas / Embarazo no planeado / Matrimonio arreglado / Romance de oficina / Casada con el millonario
Popularitas:57.9k
Nilai: 4.5
nombre de autor: Antonia Rovayo

¡A menos que un milagro salve nuestro matrimonio y nuestro futuro del colapso! Con cualquiera de las opciones, terminaré con el corazón roto. Decírselo y arriesgarme a perderlo. O mantener mi secreto y aún así perderlo. Él está centrado en su trabajo y no quiere complicaciones. Antonio nunca amaría este hijo nunca. Me dejó. Solo éramos nosotros dos, pero Antonio rompió la única regla que nos impedía estar juntos. Todo fue diversión y juegos hasta que estuvimos caminando de la mano por las calles de Europa. Ese hombre también es mi jefe Antonio, pensó que sería divertido ir a Europa y casarse. Se me ocurrió casarme por contrato falso, con un hombre que está comprometido con su trabajo.

NovelToon tiene autorización de Antonia Rovayo para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

LA INVITÉ A CENAR

Antonio Punto de Vista

Pasé los días siguientes a nuestra vuelta sumergido en el trabajo. Era la mejor distracción para superar el vacío que sentía en el pecho cuando dejé a Ambar a nuestro regreso a San Diego. El lunes por la mañana, estaba seguro de haber vuelto a la normalidad. Sí, el viaje había sido divertido, y había sido agradable echar un polvo, pero ahora que estaba en casa estaba listo para volver al trabajo.

El lunes a primera hora, me reuní con mis hermanos en la sala de conferencias para repasar el acuerdo de distribución.

—Así que, ¿de qué iba todo eso de la semana de luna de miel? —preguntó Noé, poniendo de nuevo la verdad sobre la mesa. Me sorprendió que estuviera allí, pero, al parecer, lo que sea que mi abuela estuviera haciendo para que se involucrara en el negocio estaba funcionando. Más o menos.

—Len lo organizó y pensamos que parecería sospechoso si no aceptábamos el regalo —expliqué, esperando mantener mi rostro impasible. Si no me sonrojaba, todo sería creíble. No necesitaba que mis hermanos vieran nada de eso. Para ellos, era necesario que pensaran que solo estaba llevando a cabo un negocio.

—Toda esta situación ha sido de lo más ridícula —se burló Carter.

—Pero ya está hecho y podemos seguir adelante —dijo Hamilton.

—¿Te la has cogido? —preguntó Noé.

—Carajo, Noé —dijeron tanto Hamilton como Carter.

—¿Qué? Pasó una semana en Europa de luna de miel. —Noé dijo «luna de miel» haciendo el símbolo de las comillas con los dedos.

—Es su asistente —dijo Carter, pero me miraba en plan: «más te vale que no te la hayas tirado».

—No —mentí. Odiaba mentirles, pero Carter tenía razón, acostarse con Ambar estaba mal, aunque en ese momento me hubiese parecido la mejor de las ideas.

Noé se rio de forma sarcástica.

—¿Tienes entrepierna?

—Cierra la boca, Noé —bramé. Noé levantó las manos en señal de rendición.

—¿Por qué se escandalizán de esa manera? Todos quieren que entre en el redil familiar, pero me gusta mi entrepierna. No voy a castrarla simplemente para poder ponerme un traje y dejar de vivir.

En el pasado, le habría rebatido su afirmación, pero las palabras de Ambar regresaron a mi cabeza. Aquellas en las que me preguntaba por qué trabajaba tanto pero nunca disfrutaba de los frutos de mi trabajo. Había pensado que era porque me gustaba el trabajo. El fruto que este me daba. Pero ahora, de repente, no estaba tan seguro. Me puse de pie.

—Tengo que ponerme al día.

Salí de la sala de conferencias y me dirigí a mi despacho. Estaba concentrado y listo para trabajar. Y, entonces, vi a Ambar sentada tras su escritorio. Llevaba el pelo recogido en su habitual peinado, y uno de esos trajes profesionales. Había vuelto a la normalidad. Yo había vuelto a la normalidad. Pero ya nada me parecía normal.

—Buenos días, señor Torrens.

oh. conocía el cuerpo de esta mujer tanto como el mío propio. Y ahora habíamos vuelto a esto.

—Buenos días, señora Nichols.

Sentí como si me hubiesen aplastado el corazón con una plancha, sobre todo cuando me di cuenta de que no llevaba la pulsera de dijes. ¿Qué significaba eso?

Asentí con la cabeza y entré en mi despacho cerrando la puerta.

Durante los tres días siguientes, fingí que no me la había cogido. Actué como el empresario y jefe profesional que creía ser. Pero, por dentro, era un desastre. Cada vez que la veía quería hablar y reír con ella, y las manos me picaban por tocarla. Se me hacía la boca agua por poder probarla. La situación empeoraba porque teníamos que ponernos al día con la expansión en Europa, así como con nuestro nuevo objetivo de expandirnos a Japón. Debido a las diferencias horarias, a menudo trabajábamos hasta tarde. Estar a solas con ella en mi oficina era un infierno. Muchas veces, me sorprendía a mí mismo alargando la mano para tocarla. Una noche, cuando llegué a casa del trabajo, bebí hasta caer en el olvido y estuve a punto de llamarla para despedirla y así poder acostarme con ella sin preocuparme de romper las reglas. Estaba hecho un problema.

A finales de la semana, ella se quedó un poco más tarde para que pudiéramos hacer una llamada a Japón, que estaba a dieciséis horas de diferencia. La llamada había ido bien, y ahora me presentaba unos papeles que habíamos acordado enviar al distribuidor japonés.

Se puso a mi lado mientras dejaba el papel sobre mi mesa para que lo firmara. Su aroma me llenó las fosas nasales y me emborrachó. Sacudí la cabeza y me concentré en el documento.

—¿Está la cláusula de entrega?

—Sí, señor. Aquí. —Se inclinó para señalar una sección del documento. Su brazo rozó el mío, enviando un infierno de necesidad directamente a mi entrepierna.

Giré la cabeza y la suya estaba justo ahí. Sus labios estaban a escasos centímetros. Mis ojos se desviaron hacia arriba. Me estaba mirando. Al principio, parecía sorprendida, y luego insegura.

Se mordió el labio y eso fue todo. Estaba perdido. Levanté la mano y la llevé a su nuca, la atraje hacia mí y mis labios devoraron los suyos como si estuviera muerto de hambre. Ella gimió y me devolvió el beso, gracias a Dios.

Cuando me separé, apoyé mi cabeza en la suya.

—Siento que tengo que disculparme, pero no lo siento, Ambar. —Empezó a enderezarse, y no pude soportar la distancia que puso entre nosotros. Me puse de pie y tomé su mano para evitar que se alejara—. Pensé que para cuando dejáramos Europa, tendría esto... —no sabía cómo llamar a nuestra relación, así que lo obvié—, fuera de mi sistema. —Ella asintió como si entendiera—. Pero veo que no es el caso. Todavía no. Me desafiaste a vivir un poco y aunque esto está tan mal... —Un nudo se me instaló en el estómago mientras la culpa y lo incorrecto lo llenaban—. Me pregunto si no podríamos continuar un poco más. Amigos con derecho a roce. Sin compromisos ni ataduras. Puedes darme la patada cuando quieras y no será un problema para tu trabajo, te lo prometo.

Se mordió el labio de nuevo y una parte de mí sintió que debía retroceder. Pero no pude.

—El sexo es increíble y nos divertimos, ¿no? ¿Por qué negárnoslo? ¿No es eso lo que intentaste enseñarme? —Era un idiota por usar sus palabras contra ella, pero era un hombre desesperado.

Se quedó callada un momento, y yo busqué en mi cerebro qué podía decir para convencerla de que estuviera de acuerdo.

—Era fácil en Europa porque no estábamos trabajando. ¿Cómo mantendremos la relación laboral separada de la amistad? —preguntó.

—No haremos nada en la oficina. —Eso me rompió un poco el corazón porque tenía la fantasía de cogermela en mi escritorio. Pero ella tenía razón. Si esto iba a funcionar, nadie podía saberlo. Teníamos que mantenerlo lejos de la oficina, de mis hermanos y de mi abuela—. Esto sería algo temporal. Hasta que nos saquemos el uno al otro de la cabeza.

Me miró y pensé que tal vez había herido sus sentimientos o la había ofendido. Pero luego asintió.

—Sí, de acuerdo.

Mi entrepierna estaba prácticamente cantando de alegría. Le pasé el pulgar por la muñeca.

—¿Por eso no llevas la pulsera de dijes? ¿Porque te preocupa lo que los demás puedan pensar que significa? —Parpadeó sorprendida y luego asintió.

—Sí.

—No creo que la gente se dé cuenta. Lo digo por si quieres llevarla. —Carajo, oh. ¿Qué me pasaba que me parecía tan importante que la llevara?

—De acuerdo.

—Bien. Genial. ¿Qué tal si cenamos? Hay un restaurante mexicano familiar muy bueno en Pacific Beach. Todavía no hemos comido comida mexicana. —Su sonrisa era encantadora, aunque todavía no tan radiante como la recordaba. Sintiéndome culpable, le apreté la mano—. Puedes decir que no, Ambar.

Ella apartó la mirada.

—No quiero decir que no. —Por alguna razón, su comentario no fue tan tranquilizador como debería haber sido.

—Pareces dudar.

—Es que no quiero que acabes arrepintiéndote.

Esto era lo que la hacía una gran asistente. Siempre estaba anticipando y calculando mis riesgos.

—Lo único que lamento ahora es no poder pasar tiempo contigo. Esto no es urgente, por eso creo que estará bien salir a cenar.

—Sí, por supuesto. Solo voy a escanear estos papeles y enviarlos a Japón, entonces estaré lista.

La miré marcharse, sintiéndome un poco fuera de lugar por su respuesta y, al mismo tiempo, tan jodidamente excitado por cenar con ella y más tarde volver a tocarla.

1
Estrella Soliis
Excelente
Berta Alicia Hernandez
o sea Antonio y ámbar quedaron en 3l olvido ya no son los protagonistas de ka novela, pero escritora sigues mezclando el nombre de ámbar con Ricardo y no una sino muchas veces ,muy recurrente .o sea decídete O Ricardo esta con Ámbar o con melissa.
Antonia Rovayo: Son hermanos, no quedaron en el olvido. Son dos hermanos y dos hermanas, querida lectora. Gracias por comentar
Antonia Rovayo: Son dos hermanos y dos hermanas
total 2 replies
Berta Alicia Hernandez
apellido de laa chicas y nombres ,y cambias Ámbar x melissa y así tanto que confundes a uno
Berta Alicia Hernandez
pensé que los protagonistas eran Ambar y Antonio, y quien es Ricardo? porque hasta donde recuerdo ,ninguno de los hermanos de Antonio se llama Ricardo y quien es kelly?
Adriana Padron De Parra
Muy lindas historias de amor, corazones sensibles que se unieron para curar sus miedos y sus heridas, felicitaciones y muchas gracias
Antonia Rovayo: Gracias a ti!!
total 1 replies
Adriana Padron De Parra
🔥🔥🔥😈😈😈🔥💥💥 son candela, los amo también
Adriana Padron De Parra
No sé si estoy equivocada, pero nos perdimos la boda de los protagonistas, ella la quería en la playa y aparentemente por el comentario de Ricardo fue en Fidji, otra cosa hay problemas con los nombres de los hermanos de Antonio, no se creo que la aplicación dejó de subir ese capítulo y repitio este último.
Adriana Padron De Parra
Amé a la abuela, buen sacudon le dió a Antonio y lo trajo a tierra, y amo también su humildad a la hora de reconocer a Ámbar que fue un bruto y que la ama ❤️❤️❤️❤️
Elizabeth Araiza
muy bonita novela,
Mirian Torrealba Sánchez
Normal
Desiree Gil
Que hermosura! 💕💕
Desiree Gil
Qué lindo 😍
Sandra Mora
y empezarán a salir más secretos....
Nelly Mondoñedo
Muy agradecida con su novela Escritora la disfruté mucho Felicidades y Bendiciones para Ud
Nelly Mondoñedo
Bueno
Nelly Mondoñedo
Malo
Guadalupe Barrios
Encantada con tu novela muchas felicidades 🤩🤩
Sandra Mora
Excelente
Sandra Mora
todo un reto, tanto la trama como el de los personajes...
Monica Mendoza
Malo
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