En Mí Habitación

Al día siguiente Liam y Bastian vinieron a visitarnos nuevamente, esta vez Bastián se marcharía, ya que a pesar de ser fin de semana debía trabajar, pero Liam se quedaría el sábado en mi casa y se marcharía el domingo al mediodía, su padre enviaría por él al chófer. Yo estaba feliz de poder estar a su lado un día más.

Su padre le pidió a mi madre que me dejara pasar el fin de semana que viene en su casa, él enviaría el chófer buscarme si mi madre me daba permiso claro, le costó un poco, ya que ella debía trabajar el sábado y le sería algo incómodo dar el viaje de regreso si se marchaba el viernes así que me dejó ir con Liam y el chófer, ella iría el sábado en la noche y pasaría el domingo para regresar conmigo.

Esta noticia me llenó de gozo, ya que cada minuto lejos de Liam se me hacía eterno, deseaba casarme ya, yo lo tenía claro, no necesitaba ese período de prueba como si fuese una niña. Lo amaba y sentía que él también a mí y eso era lo importante. Respiré profundo y volví a concentrarme en mi realidad, me había olvidado que estaban allí cuando me dejé llevar por mis pensamientos.

Liam y yo pasamos el sábado en casa, ya que mi madre no tuvo que ir al trabajo porque tuvo que cambiar el turno para el domingo en la noche, una compañera necesitaba cambiar por una salida que tenía y ella no pudo negarse, tuvimos poca privacidad. No faltaron los besos, pero todo fue con mucha medida, porque aunque mi madre no quisiera ser indiscreta aparecía de momento y no podíamos dejarnos llevar y terminar pasando una vergüenza.

El domingo se marchó y sentí que cada vez era más doloroso dejarlo ir, aunque lo pudiera ver por la pantalla de mi móvil y escuchar su voz cada vez que lo deseara no me era suficiente. La semana pasó lentamente para mí, mis amigas intentaron levantar mi ánimo, pero la verdad estaba por el suelo. Este sentimiento si me sirvió para mis encargos de cartas de amor, sobre todo con las de inicio, muchas dieron el sí a través de mis palabras esa semana.

Ya se les había olvidado que no novio tenía problemas con su pierna, un nuevo tema había surgido así que volví a ser invisible como antes, solo la chica de las cartas y eso me daba paz. Liam ya había aprendido a caminar sin necesidad de un bastón con su prótesis, aunque tenía la zona un poco afectada con peladuras, pero los médicos dijeron que era normal al inicio.

Ya hoy era viernes, por fin viernes y justamente las cuatro así que mi gran amor vendría por mí, para llevarme a su casa. Lo esperé con mis amigas, no demoró mucho. Al llegar el coche y bajarse ten bello como era, llevaba pantalón azul y un pullover blanco, sus brazos resaltaban por sus tatuajes y lo definimos que aún se encontraban a pesar del tiempo sin ejercicio que todos lo miraron.

Las chicas sorprendidas lo admiraban y los chicos lo envidiaban, al ver que iba por mí no lo podían creer, es que nadie asoció que fuese el mismo chico de la otra vez, claro solo miraron su pierna y nada más. Como esta ocasión caminaba normal con ambos pies nadie creyó que fuese el mismo. Nos besamos, me despedí de mis amigas que lo saludaron y fuimos a su auto para marchar a su hogar al fin.