Mi Único Cielo Eres Tú

Un par de días antes de la fiesta de Jake... Adalyn se acercó a la oficina de su padre, pues este se hallaba alli realizando unas llamadas, tocó la puerta con improvisada timidez, cuando su progenitor le permitió entrar ella lo hizo con la mirada esquiva y nerviosa.

-Papá, necesito hablar contigo- dijo ella, jugueteando con un mechón de su cabello. Él la miró con curiosidad.

-¿Qué sucede, Adalyn?- indagó el hombre, imaginando de que venía tal acercamiento.

-Jake organizó una fiesta será en dos días y bueno yo quería hablar contigo al respecto- dijo Adalyn, evitando el contacto visual, si bien su edad le permitía salir sin pedir permiso, la realidad era que sus intenciones eran otras. Su padre la observó con atención.

-¿Y desde cuándo pides permiso para salir?- indagó su padre.

-¡Oh, no!- respondió ella- No estoy pidiéndote permiso para ir.

-¿Entonces?- le preguntó él con una mirada interrogante.

-Lo que quiero es que le pidas a él- dijo haciendo una seña con su cabeza indicando hacia afuera donde sabía que se encontraba Azael- que se quede en casa, o que se vaya a pasear, ¡Qué sé yo! Que haga lo que quiera menos seguirme- pidió la muchacha.

-¿Quiénes van a asistir?- preguntó su padre com curiosidad.

-Amigos de Jake, algunos chicos y chicas que comparten clases conmigo- respondió Adalyn, sin mencionar sus intereses personales para ir a aquella fiesta.

-Azael irá contigo- volvió a insistir el hombre.

-Padre, no quiero que él venga. Es incómodo. ¿Puedo ir sola, por favor?- suplicó la muchacha en un último intento por safar de su guardaespaldas. Su padre frunció el ceño.

-Adalyn, sabes que tu seguridad es primordial. Azael te acompañará.- replicó.

-¡Por favor!- dijo la muchacha haciendo un mohín, intentando convencer a su padre.

-No- repitió su padre de manera tajante- Eso es imposible- ella hizo una mueca de desagrado y cuando estaba dispuesta a replicarle, su progenitor continuó hablando- Creí haber sido claro, Azael va a estar contigo en todas partes, sin importar el lugar o la situación.

-¡Pero papá!- exclamó ella disconforme una vez más.

-Lo siento, cariño. Pero es mi decisión y no voy a cambiarla.- dijo finalmente el hombre dejando zanjado el asunto. Adalyn al notar que no tendría mayor oportunidad decidió marcharse, rezongando y renegando de su mala suerte.

Al salir del despacho de su padre, la joven obviamente ignoró al joven guardaespaldas, quien la seguía a escasos metros de distancia, ella iba pensando en que método utilizar para poder tener" la noche libre" y precisamente cuando estaba llegando a la puerta de su habitación tuvo una idea que le pareció perfecta. Así que sin más, pegó la media vuelta y regresó a hablar con su progenitor. Azael se quedó a mitad de camino, pensando en la posibilidad de que la muchacha se estuviera volviendo loca, ya que cuando salió del despacho de su padre lo hizo, refunfuñando y maldiciendo y ahora regresaba con una enorme sonrisa en su rostro.

Adalyn volvió a tocar la puerta, entró sin esperar el permiso de su padre y al estar ya dentro del despacho la muchacha alzó las manos en señal de rendición.

-¡Espera, espera!- dijo antes de que el hombre pronunciará palabra alguna- Acepto que mi niñera vaya conmigo- dijo casi sonriendo- pero quiero pedirte otra cosa- agregó, su padre inclinó la cabeza instándola a que hablara- Al menos deja que él vaya vestido normalmente- pidió, el hombre arrugó el ceño sin estar demasiado seguro de que fuera buena ide, pero mientras pensaba en la petición de su hija se dijo asimismo que no sería problema darle el gusto. Total, ya todos sabían que Azael era el guardaespaldas de la muchacha.

-Ok, pero Azael no se va a separar de ti durante la fiesta- afirmó

-Está bien- dijo ella encogiéndose de hombros, restándole importancia a la advertencia, luego de darle un beso a su padre salió con una sonrisa del lugar.

Azael al verla salir sonriendo, hizo una mueca de incomprensión, desconociendo los planes torcidos de la muchacha. Esto debido a que Miguel le había quitado el don de conocer los pensamientos de las personas a su alrededor. Lo cual a Azael le pareció demasiado drástico.

-¿En serio, Miguel?- preguntó mentalmente a su superior, sabiendo que el arcángel estaba atento a sus pasos.

-¿Qué quieres que te diga?- respondió Miguel- Creo que así va a ser mucho más divertido todo.

-¿Divertido? ¿Acaso estás jugando conmigo?- volvió a preguntar el joven ángel y el silencio fue absoluto- ¡Rayos!- exclamó frustrado Azael mientras seguía a Adalyn.

Ella se encaminó hacia la cocina, él caminó detrás de ella. La muchacha tomó una fruta de la canasta que había sobre la mesa americana, se dio vuelta sabiendo que seguramente el muchacho estaba detrás de ella, lo miró, le sonrió con malicia y dijo:

-¡Nos vamos de compras!

Azael la miró desconcertado, y salió detrás de ella, ambos se dirigieron al coche de la muchacha, esta le lanzó las llaves y él se encaminó hacia el centro comercial más grande del lugar.

Con su guardaespaldas, caminando detrás de ella emprendió rumbo dentro del animado centro comercial. Mientras caminaban, notó las miradas de admiración que recibía su guardaespaldas por su atractivo, pero ella estaba centrada en su misión. Entre los brillantes escaparates, Adalyn exploró tiendas con vestidos elegantes y a la moda. Finalmente, se detuvo frente a una boutique a observar un vestido que capturó su atención. Intrigada, entró y se dirigió hacia la prenda que la llamaba. Ajena a las miradas envidiosas de otras mujeres, Adalyn se sumergió en la elección del vestido perfecto. Azael, siempre vigilante, aunque bastante descontento, observaba discretamente a su alrededor.

-Necesito que me ayudes- le dijo de repente.

-¿Yo?- preguntó él, ella asintió-¿A qué?- insistió el muchacho.

-Tengo que elegir el vestido perfecto y como hombre tú podrías darme una buena opinión.- respondió ella.

Azael bufó, pero no le quedaba otra alternativa que seguirle el juego a la muchacha.

Adalyn entró en la habitación rebosante de vestidos, con una sonrisa traviesa iluminando su rostro. Mientras examinaba el perchero lleno de opciones, su guardaespaldas, permanecía impasible.

- ¿Qué te parece este primero?- le dijo la muchacha mostrándole un bello vestido y sin dejarle oportunidad de responder dijo- ¿Demasiado elegante para mi estilo rebelde?.

Acto seguido se metió en el vestidor de la tienda, dejando a Azael sentado en una butaca. Minutos despues ella emergió con un vestido largo de lentejuelas doradas, desafiante. Azael apenas levantó la mirada.

- Muy llamativo, señorita- comentó.

- ¡Oh, vamos! Deberías emocionarte un poco más. Aquí va otro- le reclamó ella. Esta vez, Adalyn se enfundó en un vestido rojo pasión, con un escote pronunciado. Azael mantuvo su compostura.

- Nada que no hayamos visto antes- murmuró. -Estás siendo aburrido. ¡Necesitas un poco más de emoción en tu vida!- le recriminó la muchacha con el univo fin de fastidiarlo. Adalyn se cambió a un vestido negro ceñido, con aberturas estratégicas. Azael solo levantó una ceja.

-La emoción no es parte de mi trabajo, señorita.- le dijo con seriedad.

-Bien, tú te lo pierdes. Pero no te preocupes, ¡aún tengo más sorpresas!- Adalyn desapareció detrás del biombo y emergió en un vestido de gala color esmeralda, con una cola que se extendía por el suelo. Alex finalmente mostró una ligera expresión de sorpresa.

-Ese está bien- dijo el muchacho aprobando el vestido.

-¡Ah, al fin! Parece que has despertado. ¿Crees que estaría bien para la fiesta de Jake?- preguntó la muchacha.

-Es perfecto para una señorita de su clase- agregó él.

-¡Perfecto! Quizás no eres tan aburrido después de todo.- Adalyn salió de la habitación con una risa traviesa, dejando a Azael con una ceja levantada mientras sacudía la cabeza e ignoraba que la muchacha era muy, muy inteligente y cuando llegara la noche de la fiesta lo sabría.

Después de probarse varios vestidos, Adalyn finalmente encontró aquel que resaltaba su elegancia y personalidad. Con el vestido en mano, Adalyn se preparaba para la inminente fiesta, sin perder de vista a Azael, la muchacha sonrió con malicia al recordar su plan para deshacerse de él.