Federico Belmonte, hijo menor de Brandon y Marisol; ha vivido solamente para trabajar y ser el tío soltero que malcría a los niños.
Sin embargo, todo eso cambia cuando accidentalmente lastima a una linda mujer de ojitos tristes, logrando por primera vez, despertar su interés en alguien y decide indagar en su vida; aunque no sabe si es por curiosidad o algo más profundo.
Ella, pocos minutos atrás, fue informada de una noticia que cambiará su vida para siempre y se siente muy mal para afrontarlo frente a su familia.
¿Qué será lo que la ha dejado así?
¿Será que el accidente fue orquestado por el destino para brindarles una oportunidad?
¿El médico más prestigioso de España podrá curar ese afligido corazón, o Alma levantará un muro que los separe, cerrándose a esa posibilidad?
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Previa a la reunión
Luego del camino tortuoso que tuvo que aguantar Amadeo, llegaron a la mansión y le enseñaron a Theo cuál será su habitación por algunos días, ya que Olga está con la remodelación en el departamento.
Pero, el adolescente antes de dormir, le realiza un dibujo a su padre, como lo prometió en el auto.
Para suerte y calma de Olga, su hermano no le ha hecho ningún tipo de pregunta sobre el impulsivo abrazo que le ha dado a su jefecito, pero ya no sabe como mirarlo a la cara por ese mismo motivo; es más, en la cena no lo miro en ningún momento por eso, la vergüenza la carcome por dentro, aunque es una mujer segura de sí misma que no evitará hablar del tema, cuando se dé la oportunidad.
Sin embargo, que Amanda la haya invitado a la reunión familiar e incluso asistir, le parece muy atrevido, ya que según ella, no tiene nada que hacer allí mezclada entre los Belmonte, pero ya le prometió al menor que iría para apoyarlo y calmar sus nervios, así que no le fallará.
Sin olvidar que la señora la ha llamado "futura nuera".
Por cierto, no entiende por qué la madre de Theo ha decidido abandonarlo, aunque sí confía que sea por algo muy importante, ya que si no lo hubiese querido, se hubiese, valga la redundancia; presentado en el pasado, con un niño de apenas meses o añitos. Aunque ella está dispuesta a darle la atención que una madre brinda, por lo menos mientras que Amadeo no esté en pareja. Lo cuidará, lo ayudará en lo que pueda y de ser necesario, será su consejera en temas del amor.
Se ocupará de conseguir los materiales que le pidan en el colegio, que haga las tareas y prepararle su alimento para los intervalos; sacar cita para el pediatra y saber hasta qué edad debe visitarlo o qué sigue luego de que el médico ya no pueda atenderlo por su edad.
Además están las charlas sexuales a las que debe prepararse mentalmente Amadeo para utilizar las mejores palabras, sin traumar al menor. El cual, tarde o temprano, va a querer experimentar y lo mejor será que vaya con conocimientos adecuados. Que aprenda a manejar sus hormonas y no se vuelva loco cuando su cuerpo cambie, ya sea por hacer deporte o gimnasio, lo que provocará la liberación de testosterona.
…
En un nuevo y loco día, las mujeres Belmonte inician una charla muy emocionante con respecto a la reunión, lo que altera de inmediato a los hombres porque ni siquiera han desayunado cuando la catarata de mensajes suenan sin parar, como si ellas nunca se vieran o el día no les llegase a alcanzar.
—Por dios, quiero a mi esposa para mí unos minutos— dice Emilio abrazando por la espalda a su mujer.
—Me tienes todos los días— se excusa ella, aunque recuesta su cabeza en el firme pecho de su rubio, leyendo lo que ha llegado a ese grupo.
—Lo sé, pero ustedes también se escriben todo el día como si no lo hicieran— aclara él metiendo las manos por debajo del vestido.
—Has ganado— jadea sintiendo como las yemas de los dedos de su querido arquitecto están trazando líneas invisibles sobre su piel, algo que la vuelve loca y por eso, se entrega sin más demora.
Hay que aprovechar que las niñas ya son adolescentes y les encanta hacer pijamadas en la casa de su tía Eliani, la cual está entretenida con las cinco mini rubias que se han sentado en la mesa para desayunar antes de salir.
—¿Cómo durmieron?— cuestiona ella.
—La pregunta debería ser diferente— se ríe Isaías— ¿Durmieron?
—Lo hicimos –responden todas entre risas que hacen feliz a la pareja, aunque, los varones están con un poco de mal humor porque no fueron invitados; Isaac, Elias y Eduardo.
El último mencionado es menor por dos años y ninguna de las niñas estuvieron de acuerdo para que ´´Los chicos´´ se metieran en las conversaciones que ya no son sobre dibujitos o maquillaje infantil, sino que avanzaron hasta la etapa de ´´¿Quién te gusta?´´ y así, que obviamente, no puede saber nadie más que ellas cinco.
Isaías realizó una noche de solo hombres para que no se sintieran mal y aprendieran, no solo, a que ya no son unos niños, sino que la privacidad de cada uno se debe respetar. Sin dejar de lado, el apoyarse mutuamente como familia, siempre que se necesite, además de que también se fastidiarán cuando sus hermanas o primas quieran meterse entre ellos y sus posibles noviecitas…
—Yo jamás dejaré que mi hermana tenga novio— avisa Elias.
—Por mí no hay problema mientras que no lloren por ellos— responde Isaac.
—Yo sigo enojado porque no me cuentan nada— dice Eduardo de brazos cruzados.
Pero, a pesar de esas frases emitidas, todos saben en su corazón que las cuidarán y serán hermanos celosos toda su vida.