Cegada por el primer amor confío en que era correspondida dando paso a lo que fue y lo que será la vida de Diana, una adolescente que comienza a experimentar una vida de maltratos
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Capítulo 21
Cuando vi a mí hijo parado frente a mi, quería que la tierra me tragara, este era mi fin, no había forma de explicar lo que ocurría, pensé en mentir sobre que su padre dormía, pero él fue bien firme, me había asegurado que me había visto entrar con Marx. Incluso me pidió que me apartara de la entrada para que el pudiese entrar a verificar.
Lo hice, entro y al verlo vistiendo se volvió hiriente conmigo, su mirada reflejaba asco y desprecio hacia mi, no creía como podría haber sido capaz de traicionar a su padre. Pregunto si su padre estaba al tanto de esto, si sabía que lo engañaba, yo negué con mi cabeza, esto lo endureció más, incluso Marx salió en mi defensa, pero mi hijo lo hizo callar. Con su rostro lleno de lágrimas salió a toda prisa de la habitación, yo intenté detenerlo, pero estaba desnuda así que me fue imposible y mis llamados para que se detuviera fueron en vano.
Cuando lo vi marchar así en esas circunstancias, tomé mi ropa desesperada por ir tras él y comencé a vestirme lo más pronto posible, Marx intento calmarme, pero ver a mi hijo así me partió el alma, no podía contar la verdad aún sin antes consultar a Rubén, decidí llamarlo por teléfono para ir juntos a su habitación, si él consideraba que era momento de confesarlo todo lo haríamos, le contaríamos toda la verdad, incluso que su tío y no su padre, en caso de que se decidiera por esperar respetaría su decisión.
Rubén apareció en menos de diez minutos en la habitación, intenté contarle todo como pude, pero estaba demasiado nerviosa y no paraba de llorar, temía por mi hijo y como esto repercutiría en nuestra relación, temía que no quisiera saber más de mí. Era tanta mi inestabilidad que Marx tuvo que ayudarme a completar mis palabras con Rubén.
Poco a poco Rubén me pidió calma, todo lo que había hecho era por el bien de mi hijo, él debía entender, también merecía ser feliz, como cualquier persona de este mundo, lo merecía y mucho, por todo lo que había sufrido, con relación a que él se hiciera pasar por su tío tampoco hubo opción, de no ser así ambos hubiésemos terminado muertos o quién sabe como.
Quedamos en que era mejor decirle todo ya, aunque hubiésemos acordado que sería en las vacaciones ya él estaba sufriendo u se llevaría un duro golpe, era mejor juzgara con base, sabiendo que motivos me llevó allí, que no que vio no era lo que él imaginaba. Así lo hicimos entonces, le confesaríamos todo.
Llegamos a su habitación, Karla fue la que nos recibió, él se encontraba dentro, estaba indispuesto, no quería saber nada de mí y mucho menos lo que tendría que decir. Solo dejó entrar a su padre. Rubén fue con gran valor el que le tuvo que confesar la verdad, toda su historia y lo peor que solo.
En un inicio Rubén junior se negó a creer todo lo que me explicaba su padre, negaba que era gay una y otra vez, era imposible, impensable decía, luego todo comenzó a tomar sentido, recordó que jamás nos vio besarnos, nunca tuvimos una muestra de afecto romántica frente a él, también lo ocurrido en el hotel con lo de la boda.
Enterarse que no era su padre también lo descolocó por completar, al saber que hasta su abuela estaba en el complot, se mantuvo callado y escuchó todo hasta el final luego le pidió a su padre que la dejara solo, lo necesitaba así que Rubén le dio el espacio que pedía y nos marchamos juntos hacia nuestra habitación donde nos esperaba Marx y Augusto.
Esa noche nuestro hijo no salió de la habitación, Karla nos hizo saber que no quería vernos, a ninguno de los dos. Estaba muy enojado con tantos engaños juntos, un engaño tan serio. Su vida había resultado ser una falsa todo este tiempo, se sentía sin rumbo, estaba destruido,era mucho que asimilar.