Cautiva Por Tu Deseo

7 DE DICIEMBRE DE 2.022

• JUGUETERIA BOZZ •

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MELINA

–. ¡MELINA! –grito el señor Kigman.

¿Y ahora que quiere este maldito viejo?. Tranquila Melina. 1-2-3, respira y sonríe. Recuerda que tu turno está por terminar.

–. ¿Que pasa, señor? –me gire–. ¿Por qué me llama?.

–. ¡LADRONA! –me grita.

Su gritó hizo que todos se giren hacia nosotros. ¿Y ahora que le pasa a este?

–. ¿Disculpe? –lo mire confundida–. No entiendo.

–. No te hagas la inocente, Melina –me dice con rabia–. ¡Me has robado!.

–. ¿¡QUE!? –exclamo–. Tiene que estar equivocándose, señor. Yo no robe nada.

–. No es un buen lugar para arreglar esto –dice mirando a su al rededor–. Ven conmigo.

Lo sigo hasta su oficina todos nos miran. ¿Que está pasando? ¡YO NO ROBE NADA!.

Entro a su oficina y él cierra la puerta detrás. Me siento frente a su escritorio.

–. Señor, yo no robe absolutamente nada –digo–. ¡No sé que ha pasado pero...!.

–. Tengo pruebas, Melina –me dice–. No lo niegues.

–. ¿Pruebas...? –digo riendo–. ¿Que pruebas? ¿Las cámaras de seguridad? ¿Eh?. Pues muestreme esas pruebas.

Se levanta y camisa hacia la ventana.

–. Se acabó –me mira–. Usted está despedida.

–. ¿Despedida? –le pregunto–. ¡No puede hacerlo sin pruebas! ¡YO NO ROBE NADA!.

–. Voy a llamar a la policía –dice–. Ellos se harán cargo de esto.

–. ¿A la policía? ¡Está bien! ¡Hágalo! –le digo–. Yo no tengo nada de que ser culpable.

–. O podemos arreglar esto de una manera... –me mira–. Diferente.

–. ¿Diferente? –pregunto molesta–. ¿De que manera "diferente"?.

Este se encamina hacia mí, rodea mí silla yo miro hacia su escritorio esperando. Su sucia y asquerosa mano se mete debajo de mí cabello tocando mí cuello.

Me levanto y me giro hacia él.

–. ¡ASQUEROSO! –digo furiosa–. ¿¡COMO SE ATREVE A TOCARME!?.

–. No te hagas la santa, Melina –dice sonriendo–. Te vi seducir a varios clientes... Cómo al moreno de ojos azules de hace unas semanas y al de hace unos días... El de la cajita musical.

–. Usted es un... Puerco –lo insulto–. Yo jamás seduci a alguien.

–. Te haces la difícil –sonríe–. Vamos. Será más fácil para los dos de esta manera. ¿Quieres ir a la cárcel acaso?.

–. ¿Por qué iría a la cárcel? –pregunto segura–. ¿Por qué encontrarán dinero que seguramente usted planto en mí bolso?. ¡VÁYASE A LA MIERDA!. Yo esperaré a la policía fuera de aquí.

Cuando voy a hacia la puerta toma mí brazo y me tira hacia atrás. Mí espalda choca con el borde de la mesa.

–. Llevo mirándote... Deseándote por dos años –me dice–. Desde que te vi por primera vez.

–. Déjame, hijo de puta –le digo–. Jamás seré de usted, me da asco y vergüenza ajena.

–. Ya verás después eso –sonríe.

Lo miro aterrada, aunque sea un hombre viejo y gordo es bastante más grande que yo. Busco algo, lo que sea con lo que pueda defenderme, pero nada. Si gritó nadie me escuchara ya que hay música navideña a todo volumen afuera. ¿Que hago?.

No me queda otra que intentar escapar, corro hacia la puerta pero toma mí brazo tirándome hacia abajo. Mí cabeza choca contra creo que el borde del escritorio. Mí mente da vueltas al igual que mí vista, siento la sangre correr por mí nuca y deslizarse por mí cuello. Intento levantarme pero Kigman me empuja de nuevo al suelo, no tengo fuerzas para defenderme.

Él está sobre mí, escucho el sonido y el leve tirón de como rompe mí camisa, dejando mí sostén y abdomen expuesto.

Mí mente grita: " ¡HAZ ALGO! ¡REACCIONA! ¡GRITA LO QUE SEA! ¡PERO HAZ ALGO!".

Entonces por obra del Dios, uso la poca fuerza que me llega al cuerpo y gritó lo primero que se me viene a la cabeza.

–. ¡RENZO! –grito.

–. ¡Cállate! –cubre mí boca.

Renzo ayudame, por favor. Mis fuerzas se acaban poco a poco.

Doy todo por vencido hasta que la puerta sale volando por fuerte golpe. Miro a quien lo hizo... Renzo, se abalanza con toda su furia tomando a Kigman por los hombros y haciéndolo volar.

–. ¡TE VOY A MATAR, HIJO DE PUTA! –lo golpea–. ¿¡COMO TE ATREVES A TOCAR A MI MUJER!?.

Los golpes no cesan, verdaderamente está furioso. Trato de llamarlo antes de que lo mate pero de mí boca no sale ni un sonido, mí vista se está nublando.

Mitchel entra rápidamente y detrás de él otro hombre, mayor que Renzo y él. Mientras Mitchel intenta detener a Renzo ya que está cebado golpeando a Kigman sin parar.

–. ¡RENZO! ¡STAMATA, ADERFE! (¡RENZO! ¡DETENTE, HERMANO!) –Mitchel tira a Renzo hacia atrás.

Él otro hombre llega hacia mí, levanta mí cabeza por lo cual suelto un quejido de dolor.

–. Cariño –me llama–. Hija aguanta, por favor... Por pa...

Lo último que veo son los ojos azules de este hombre. No escucho nada más todo se vuelve oscuro.

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8 DE DICIEMBRE DE 2.022

• MANSIÓN LEONE •

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Al abrir los ojos me duele la cabeza. Reconozco enseguida la habitación de Renzo. Me cuesta mantenerlos abiertos pero siento que si los cierro me moriré.

Una mano acaricia la mía delicadamente, se enseguida que es Renzo... Me giro hacia él, duerme a mí lado. Me muevo lentamente para estar más cerca de él, pero el dolor no me deja.

Él se despierta enseguida.

–. Melina... –dice con preocupación–. ¿Estás bien?.

–. Renzo –digo–. ¿Cómo termine...?.

–. Sshh, calma. Ahora estás bien –me dice–. No te preocupes. Él desgraciado no volverá a tocarte.

Las lágrimas empiezan a caer sin control, Renzo se acerca a mí para abrazarme y pegar su frente a la mía.

–. Tenía tanto miedo –digo.

–. ¿Y como crees que estaba yo cuando te escuché gritar? –dice–. Estaba aterrado.

–. Van dos veces que me vas rescatando –lo miro–. Eres mí Lobo Salvador..

–. Jamás dejaré que algo malo le pase a mí Caperucita –me besa la frente–. Te protegeré siempre.

Cierro los ojos, aunque tengo dolor pego mí rostro contra su torso.

Es asombroso, su olor, su presencia alivia todo mí mal. Se siente tan bien escuchar los latidos de su corazón, es hermoso.