Su piel es única, muestra que posee un gran poder, tanto de luz como de oscuridad, esas manchas, lo hacen ser llamado el Rey Manchado, el poderoso Rey Kenric, guardián de todos los Reinos.
Sabio e inteligente, aunque también vanidoso, soberbio y orgulloso, Siempre se sintió orgulloso de ser el Rey manchado, pero no contaba con la herencia de un legado sucio.
Cuando conozca a una hermosa princesa que hará estragos en su corazón, abrirá la brecha para que el mal salga y se apodere de corazones corrompidos desatando las más horribles guerras.
Te invito a seguir esta historia y me acompañes a disfrutar esta maravillosa aventura.
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Capítulo 21, AMOR MÍO
—¡Kenric! ¡Es una emboscada!
Gritó Olive lo más fuerte que pudo.
Lluvia de flechas comenzaron a caer y Kenric gritó
—¡Cubranse!
Los escuderos accionaron y protegieron al rey y a los demás, una vez que las flechas dejaron caer, se hicieron presente los guerreros oscuros.
—¡Ataquen!
Comenzó el ataque entre ambos grupos, aunque los guerreros del Reino blanco sabían cómo atacar y acabar con estos seres oscuros, se encontraron con unos muy fuertes, sin contar que sus armaduras no permitían atravesar el corazón.
Olive desde el carruaje presenciaba el ataque, muchos guerreros blancos estaban cayendo por manos de los oscuros, ella se recordó de algunas pócimas y aguas misteriosas y salió del carruaje, confiada de que con su poder, los seres oscuros no la verían ni atacarían.
Ella comenzó a esparcir las aguas misteriosas, tratando de que solo cayeran en los oscuros ya que si lo hacía sin cuidado, podía caer en uno de los buenos provocando una gran urticaria, al punto que se desgarraban la piel de tanto rascarse.
Precisamente esto es lo que ocasiona en los guerreros oscuros, la urticaria es tan desesperante que se quitaban las armaduras, los blancos al ver lo que hacían no perdieron tiempo y comenzaron a atacar sacando gran ventaja.
El rey ataca con rudeza y fuerza, no tiene cuidado con estos seres, pero está tan concentrado peleando que fue llevado cerca de la orilla de la playa alejándolo de los demás guerreros, mientras tanto el seguía atacando fuertemente a los seres oscuros. Todo era un plan malvado, su objetivo no era el Rey manchado sino Olive.
Una vez que ella colocó el agua misteriosa, aún quedaban muchos oscuros vivos, miró a su alrededor y por ningún lado estaba Kenric, decidió seguir caminando entre los hombres, se dirigió a la orilla de la playa y vió a lo lejos al manchado, cuando quiso comenzar a correr fue sorprendida por un guerrero oscuro estaba de pie frente a ella, su mirada apuntaba fijamente con deseos de atacar, ella por instinto miró hacia atrás, sin embargo no venía nadie tras ella, y se dió cuenta que la miraba era a ella.
Esos ojos malévolos, con sed de devorarla viva, levantó sus garras en señal de ataque, y dejó salir su asquerosa lengua y aunque ella estaba asustada, iba a responder a cualquier ataque.
Olive retrocedió un poco y cuando el oscuro quiso atacar lanzó el polvo dorado, haciendo que las garras de este no tocaran su delicada piel y enseguida lanzo una pluma al aire se paralizó el tiempo para el oscuro, ella lo pudo detallar y camino a su alrededor y los ojos rojos de esa bestia la seguían, la podía ver.
Sus padres los magos Edecio y Alegría, le habían explicado que sus poderes consistían en detener el tiempo y poder ver y sentir a los seres oscuros, pero no podía hacerles daño, de igual forma los seres oscuros no podían ni verla ni hacerle daño. Entonces ¿cómo era posible que este ser oscuro la haya atacado?, podía verla y quería hacerle daño.
Ella estaba muy asustada y sorprendida decidió dar vuelta y correr hacia el carruaje, allí podría estar más segura. Corrió tan rápido como pudo y se resguardo dentro del vehículo, su respiración estaba tan agitada y el corazón parecía que iba a salir de su pecho, prefirió sentarse en el suelo, de pronto escuchó un golpe en el techo que la hizo gritar.
La bestia comenzó a dar golpes y chillaba de manera horrible, Olive se colocó las manos en las orejas, para evitar escucharlo y comenzó a llorar estaba muy asustada. Las garras de la bestia seguían desgarrando el vehículo y ella gritaba más fuerte, de pronto comenzó a llamar a Kenric, en su instinto de hacer que él llegara y la salvara.
Kenric ya había sentido algo extraño en su pecho al momento de haberse alejado tanto de los demás, una vez que acabó con los oscuros que tenía a su alrededor, salió corriendo hacia los carruajes, en su mente estaba Olive, al ver la escena desde lejos, sintió su corazón desgarrado y a la vez lleno de furia, corrió y al llegar al vehículo se abalanzó sobre la bestia, le fracturó los brazos y luego los arrancó desde los hombros. La bestia mutilada se retorcía y chillaba, arrastrándose en el suelo comenzó a hablar.
—Eres fuerte manchado, pero ya conocemos tu debilidad, morirás tú y toda tu descendencia.
—¡Cállate! Maldito. Hasta el último día de mi vida, los buscaré y mataré.
El manchado agarró la lengua de la bestia, la enrrolló en sus manos y de un solo tirón la desprendió de su boca, acto seguido agarró su espada y la clavó en el corazón.
En seguida entró al carruaje y estaba Olive tirada en el piso, hecha un manojo de nervios, lloraba exageradamente, pero al ver que era Kenric quien había entrado extendió sus brazos, él la abrazó ahí mismo en el piso, la apretó con fuerza, la contuvo hasta que ella pudo calmarse, él besaba tiernamente su cabeza y le hablaba en tono de voz bajo.
—¡Shshshsh!, ya pasó amor mío, ya pasó, ya estoy aquí contigo protegiéndote, jamás permitiré que te hagan daño.
Ella solo asentía y lo abrazaba con más fuerza. El rey fue informado que ya todo había terminado y aunque habían ganado muchos guerreros fueron dados de baja en manos de estos seres. Decidieron pasar la noche en ese sitio, mientras se organizaban para poder seguir, ya que no sabían con que se encontrarían.
—Debes comer, no has querido nada en todo el día.
—No tengo hambre aún puedo sentir el olor asqueroso de esa bestia cerca de mí, si como algo siento que mi estómago no lo soportaría.
—Es solo la impresión de lo ocurrido, pero debes comer por qué si no lo haces estarás débil.
Olive negaba con la cabeza, no quería probar nada, entonces Kenric le digo.
—Bueno entonces como no quieres comer me iré al otro carruaje señorita Olive.
—No, no, no, está bien comeré algo, pero no me dejes sola, ni se te ocurra dejarme sola.
Kenric sonrió con picardía y le pasó el plato con algunos alimentos.
Después de eso comenzaron a hablar sobre lo ocurrido.