Amor Valiente.

CAPÍTULO 21.

(Tyler)...

Aún no comprendo por qué le envié un mensaje a Liz. Invitándola a qué me, acompañe hoy a tomar fotografías a un asilo de ancianos fuera de la ciudad.

Desde que dejé a Liz en su puerta, me fue imposible sacármela de mi cabeza y de mis pensamientos. Me vuelve loco el hecho de pensar en sus labios y de querer sentirlos nuevamente pegados a los míos, qué inventé la excusa de que necesitaba un ayudante para mi trabajo.

Reconozco que me atrae mucho su personalidad introvertida, que le da igual como se vista, que le dé igual si se maquilla o no. Pero lo que más me gusta de ella es que ya no está a la defensiva conmigo y ya está tomando más confianza cuando está a mi lado.

Al otro día...

Respiro hondo cuando me abre la puerta de su casa y la veo vestida diferente a como suele hacerlo. No pude evitar hacerla enojar, que le dije que hoy no se ve tan mal (No pude evitar sonreír al ver la cara que puso)

 La palabra "Idiota" salió de su boca de forma espontánea, como si la hubiera tenido en la punta de la lengua (Me encanta que diga lo que piensa) Esa manera desafiante, me vuelve loco. Que me dan unas enormes ganas de traerla hacia mí para besarla hasta que se le pase lo molesta.

Debo admitir que se molestó con justa razón y trató de hacerme enojar, pero conmigo no es tan fácil que digamos, porque me tomé su desayuno y luego la cogí de su mano para llevarla hasta el carro. Ya que no puedo llegar tarde a mi cita en el asilo de ancianos.

Luego...

El trayecto hasta al asilo en donde vive mi abuelo Luis, duró dos horas. Mi abuelo lo llama así, más bien yo diría que es un lujoso hotel por su alto costo, con vista a un hermoso río. Que proporciona servicios de salud y de cuidado personal a cada uno de los residentes.

Al llegar lo primero que hago es ir a saludar a mi abuelo y presentarle a Liz como una amiga. Quién de inmediato mi abuelo comenzó a charlar con ella muy a gusto y a hacerle preguntas a Liz, porque con mi abuelo no se pueden tener secretos por el hecho de que me conoce tanto que solamente con mirarme a la cara se da cuenta de que esa simple chica es más que una simple amiga.

Los dejé platicando, se veía que se estaban divirtiendo al ver cómo Liz se reía. Yo tomé mi cámara fotográfica y comencé a tomar las fotografías a varios ancianos que se encuentran en el jardín, capturando la belleza y la esencia de cada uno de ellos.

Al terminar vuelvo a la habitación de mi abuelo, observo a Liz relajada y divertida platicando con mi abuelo. Escuchando de vez en cuando reírse a carcajadas cuando mi abuelo le revelaba todas mis travesuras de pequeño.

_ Ya nos vamos _ le digo cuando me ven entrar.

_ ¿Por qué tan pronto? _ pregunta mi abuelo.

_ Tengo varias cosas que hacer _ le respondo _ prometo que vendré la próxima semana y me quedaré todo el día a tu lado.

_ Bueno, nos veremos pronto y espero que tú también me vengas a visitar, linda muchacha _ le dice a Liz.

_ Será un placer _ le responde Liz despidiéndose de mi abuelo de un abrazo.

Al salir de ahí, nos fuimos directo a almorzar a un bonito lugar y luego nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad, puesto que Liz no la conocía. Mientras ella disfruta del lugar, yo aproveché de tomarle unas cuantas fotografías sin que se diera cuenta.

 Al ver su esencia tras la cámara, no me puedo negar de que algo está surgiendo en mí y de alguna forma temo a perderla ¡Eso me asusta! Aunque sé que lo nuestro no sea real, no quiero estar sin ella.

Sonó mi móvil, lo tomé y vi que es mi madre...

_ Hola _ la saludo.

_ Cariño, hoy haré una pequeña fiesta con algunos amigos en casa, Como tu padre está de viaje, quiero que tú y tu hermano estén presentes.

_ No sé si podré llegar a tiempo, vine a visitar a mi abuelo.

_ Hijo, nunca te pido mucho _ me dice con un tono de voz triste _ últimamente me he sentido muy sola, por eso hoy quiero estar acompañada de mis seres queridos.

_ Bueno, mamá, iré enseguida _ le respondo.

_ Puedes invitar a tus amigos para que no te sientas tan solo en la fiesta.

_ Bueno, nos vemos pronto _ le corto.

_ Algún problema _ me pregunta Liz.

_ No, solo que tenemos que volver _ le digo abriendo la puerta del carro para que se suba.

Camino a Pohemix, platicamos sobre la vida de mi abuelo y como llegó a tomar la decisión de preferir vivir en un asilo de ancianos en vez de vivir con su familia. Ya qué mi abuelo nunca ha aceptado el matrimonio de mi madre porque siempre ha dicho que mi padre no es una buena persona y no es quien realmente dice ser.

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Al llegar casi a las diez de la noche, le pido a Liz que me acompañe a mi casa, con la escusa de que debo dejar unas llaves que tomé por error. No se vio muy convencida, pero accedió cuando le dije que no había nadie en casa.

Al bajar del carro, obviamente Liz se dio cuenta de que había mucha gente, así que se dio la media vuelta para volver a subir al carro.

_ ¡Hijo! Que bueno que llegaste a tiempo _ me dice mi madre cuando nos ve y camina hacia nosotros.

_ Hola _ la saludo.

_ Veo que has invitado a una amiga _ me dijo mirando a Liz que no sabía que hacer de lo nerviosa que estaba

_ Hola un gusto _ la saluda mi madre con un beso en la mejilla.

_ Hola, el placer es mío _ le responde Liz.

_ Pasen por favor... Hijo tus amigos están en el jardín, tu hermano los invitó temprano _ Liz me asesina con la mirada.

Yo me hago el loco y la tomo de la mano para que me acompañe a saludar a mis amigos.

Cómo hay tanta gente Liz se contuvo las ganas de insultarme o de asesinarme, ya que viendo como me mira, sé que no debo estar a solas en este momento con ella.

_ Miren a estos tortolitos _ nos dice Christopher cuando nos ve.

_ ¿Cómo que pasan mucho tiempo juntos? _ pregunta Bruno con el ceño fruncido.

_ Tyler, ven cariño _ dice mi madre jalando de mí, para llevarme a saludar a un grupo de amigos que se encuentran a varios metros de dónde dejé a Liz sola con Bruno y Christopher.

La observo en todo momento, Bruno se retira por un momento y vuelve con un trago para ella (No lo bebas, maldigo en mi mente) pero... Se lo bebió de un solo sorbo, cuando me ve que camino muy molesto hacia ellos.

_ Quiero otro _ le dice Liz a Bruno, mirándome a los ojos.

¡Pero, en cosas de segundos!

Todo cambió, cuando alcancé a sujetar a Liz antes de que su cuerpo se estrellara contra el piso. Maldiciendo entre dientes a Bruno y pidiendo a gritos agua para darle antes de que perdiera el conocimiento por completo, porque estoy seguro de que el idiota de mi amigo la DROGÓ.