Enamorándome De Ti

Capítulo 19: Novios

Emilia

Estoy terminando de alistar todas las cosas para irme a Daroca, y así poder iniciar con el trabajo pendiente allá, los niños se quedarán con mi mamá y la niñera. Tengo pensado venir todos los fines de semana para pasar con ellos el tiempo, debo estar lejos por 3 meses. Daroca no está muy lejos de Zaragoza, pero es mejor quedarme allá por si algo de último momento se presenta.

Bajo y me subo a mi coche rumbo a Daroca

Después de una hora por carretera, finalmente he llegado y me dirijo principalmente al lugar donde se llevaría a cabo la construcción.

Después de terminar con los asuntos primordiales, nos dirigimos al hotel en donde me hospedaría, pues, preparé un almuerzo para todos los empleados.

Cuando se terminó el almuerzo, me dirigí hacia el vestíbulo, para ir a conocer la ciudad.

Saliendo, me encuentro con Antonio, ¿qué casualidad?

Emilia: ¿qué haces aquí?

Antonio: aquí me hospedo, ¿por qué? ¿A dónde vas?

Emilia: a cualquier lugar, lejos de ti.  Permiso.

Antonio: ¿por qué me evitas?

Emilia: no te estoy evitando, solo que no quiero más escenas bochornosas, sabes que eso nunca me ha gustado.

Antonio: ya te pedí disculpas, y te dije que eso no se iba a volver a repetir.

Emilia: ok, no hay problema, ahora, si me permites, debo salir.

Antonio: pero, ¿a dónde vas? No conoces este lugar.

Emilia: pues, precisamente, voy a eso, a conocer el lugar.

Antonio: bueno, yo también voy a hacer lo mismo, que te parece sí, vamos juntos.

Emilia: es mejor que vayamos por separado, y así cada uno conoce el lugar por separado.

Antonio: y sigues evitándome. ¿No crees que es mejor que empecemos a llevarnos bien como antes? Ahora estamos trabajando juntos, y lo mejor para todos, es que, no haya conflictos entre nosotros.

Aunque no quería aceptarlo, él tenía razón y yo lo sabía. Pero no solamente debíamos llevarnos bien por el trabajo, si no, también por nuestros hijos.

Emilia: ok, podemos ir juntos, tienes razón.

Salimos del hotel y empezamos a recorrer todo el lugar, la verdad, es un sitio muy hermoso, creo que debo traer a mis hijos, para qué también conozcan este lugar maravilloso.

Mientras caminábamos, no nos fijamos en el tiempo y para cuando quisimos darnos cuenta, ya era demasiado tarde, y mi estómago, empezó a gruñir de hambre.

Al salir de la fuente de los 20 caños, vi a un hombre vendiendo algunos bocadillos, en la calle, y sin más, me acerque y pregunte que vendía.

Emilia: ¿Qué vende, señor?

Señor: hola bella dama, tengo algunos platos típicos del lugar.  Las almojábanas arabescas, las famosas Rosquillas de Daroca y los exquisitos y sabrosos Mudéjares.

¿Cuál desea?

Lo pensé por un momento y luego respondí.

Emilia: Deme uno de cada uno, por favor.

Señor: aquí tiene, ¿y su novio que va a pedir?

Me quedé muda ante esa pregunta, ¿Cómo que mi novio?

Antes de que pudiera aclarar la situación, Antonio me interrumpió.

Antonio: igual que mi novia, uno de cada uno.

Pero que le pasa, como que su novia, yo no soy su novia, qué atrevido.

Nos dirigimos a una banqueta para sentarnos a disfrutar de lo que habíamos comprado.

Y una vez ahí, le pregunté que era lo que había pasado anteriormente, como que soy su novia.

Emilia: oye. ¿Cómo que tu novia?, mm, tienes una esposa en casa y no deberías tener noviecitas por ahí.

Antonio: Jajajajajjaja, solo me pareció chistoso y no quería contradecir a ese señor. Además, todo el mundo sabe que tú y yo fuimos esposos.

Emilia: sí, pero ya no somos nada y no hay nada que nos una, además, ¿Qué crees que pensaría Jimena si se entera de esto?

Antonio: pues, no quiero pensar en ella ahora y tampoco en eso, quiero estar aquí y pensar en lo que está sucediendo ahora y sobre todo, concentrarme en el trabajo. ¿Cómo están tus hijos?

Emilia: bien, están con mi mamá y la niñera, cada fin de semana, iré para visitarlos.

Tú deberías hacer lo mismo.

Antonio: ¿qué?, ¿visitar a tus hijos?, ¿no, que no son míos?

Emilia: no seas tonto, no es a eso que me refiero, sino que deberías visitar a tu hijo, así como yo a los míos, después de todo, estaremos aquí por 3 meses, y no sabemos qué pueda suceder.

Antonio: si, en eso, tienes razón, no sabemos qué pueda pasar durante estos tres meses, que estemos trabajando en este lugar.

Emilia: ¿y cómo van las cosas con Jimena?, ¿le pudiste contar lo que pasa con mis hijos y que tú no eres el padre?, ¿le dijiste por qué estábamos almorzando aquel día?

Antonio: si, ya todo está claro, no te preocupes, no volverá a ocasionar problemas. Y pensando en eso, me debes un almuerzo, pues, ese día no terminamos de comer.

Emilia: ¿por qué lo haces? ¿Por qué te empeñas en seguir persiguiéndome? Solo quiero que todo quede en el pasado.

Antonio: sí, todo está en el pasado, no te incomodes, es solo que, quiero que nos llevemos bien, solo quiero que seamos amigos.

Emilia: yo no tengo problema con que seamos amigos, pero, no quiero causarte molestias en tu matrimonio.

Eso era cierto, no quería que por mi culpa su matrimonio terminará, y debía pensar bien las cosas para decirle sobre los gemelos.