Soy Emilia Jones, llevo dos años de matrimonio con Antonio Del Castillo, hoy se cumple nuestro acuerdo de matrimonio, y estoy en mi oficina cuando veo entrar a su abogado.
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El pasado
Capítulo 21: el pasado
Antonio
Cuando terminamos de comer, nos dirigimos al hotel en el cual nos hospedamos, cada uno recibió su
tarjeta de habitación, y ambas quedaban en el mismo piso, pues el hotel, 5 estrellas,
contaba con 4 suites, y dos de ellas, las habíamos apartado nosotros.
Fui al baño, y me di una ducha, tratando de despejar mi mente, y recordando, todo lo
vivido hoy junto a Emilia, cada vez, me arrepiento más de lo que sucedió en el
pasado, y quisiera de laguna forma, solucionar todo esto.
Mientras pienso en aquello, caigo en un profundo sueño, y me despierto al siguiente día, por una
llamada en mi celular, al ver la pantalla, me fijo en que tengo más de 20
llamadas perdidas, y son de Jimena.
Antonio: ¿hola?
Jimena: buenos días, amor, ¿te desperté?
Antonio: no, para nada, ya estaba despierto. ¿Qué sucedió? Tengo más de 20 llamadas
perdidas tuyas.
Jimena: no ha sucedido nada, pero, yo pensé que te había pasado algo, porque no me respondías
el celular, desde ayer te he estado llamando y nada, la llamada no entra.
Antonio: discúlpame, tenía el teléfono en silencio, estuve toda la mañana en la construcción y en la
tarde en juntas para ultimar todo.
Jimena: sí, entiendo, no te preocupes. Y como también habías dicho que me llamarías en
cuanto llegaras allá, pensé que era algo grave.
Antonio: no Jimena, no te angusties, todo está bien, cuida a Chris, dile que lo amo, chao,
hablamos luego, voy para la construcción. Cuídate.
Sin más nada que decir, colgué la llamada, y me dispuse a alistarme.
Al bajar al restaurante del hotel, me encuentro con Emilia, desayunando.
Antonio: buenos días, bella dama, ¿la puedo acompañar?
Dije, mientras reía.
Emilia: buen día, caballero, claro que sí, adelante, este lugar es libre.
Ambos reímos, hice mi pedido y al poco tiempo, ya me habían traído el desayuno. Cuando terminamos
de comer, ambos debíamos ir a la construcción e instalar ahí la oficina provisionaría,
mientras estábamos aquí. Le dije que la podía llevar en mi auto, para que no tuviera
que conducir y yo poder pasar más tiempo a su lado, al principio, se rehusó, pero
después, no le deje más alternativa. Y termino aceptando mi propuesta.
En poco tiempo, llegamos a la base, y ya la oficina provisionaría está lista y adecuada
para usar, todos los trabajadores, incluyéndonos, debíamos usar casco para
protegernos en caso de peligro.
Emilia se fue con uno de los trabajadores para recorrer el lugar y conocerlo mejor, al
poco tiempo, regresaron, cargando con ellos frutas que se veían jugosas, todos
nos acercamos y comimos ese festín de frutas que Emilia e Ignacio, habían traído
para nosotros.
Luego, debíamos regresar al trabajo, y Emilia y yo, nos sentamos en la oficina revisando
algunos documentos.
Emilia: Antonio, podrías acercarte un momento, por favor.
Me dice, yo encantado.
Antonio: sí, dime en que puedo ayudarte.
Emilia: parece que hay algo mal con este plano, para el proyecto que queremos desarrollar,
esta parte, este almacén subterráneo que está aquí, no debería aparecer, ¿Qué piensas
tú?
Antonio: pues, la verdad, no sé por qué está ahí y nunca nos habían comentado esto,
debemos llamar al arquitecto e ingeniero a cargo.
Sin más, llamamos a Ignacio y a Rafael, que son las personas encargadas de la obra y les
preguntamos sobre ese almacén subterráneo, nos explicaron que para el proyecto que
se llevaría a cabo, era necesario contar con un lugar así, para guardar cosas
que utilizaremos más a delante y también para guardar artículos que no utilizaríamos
más.
Como ya todas nuestras dudas estaban claras, decidimos continuar con el trabajo, hasta
la hora del almuerzo, en donde invitaría a Emilia a almorzar, porque ella me
debe un almuerzo y es la ocasión perfecta para que me lo pague.
Y así, nos dirigimos a comer, pero no lejos de ella construcción, encontramos un sitio agradable
para almorzar y hablar de algo, que no sea trabajo.
Antonio: ¿Por qué nunca te enamoraste?
Emilia: ella, ¿a qué se debe esa pregunta?, ¿creo que ya hemos hablado esto anteriormente?
Antonio: sí, pero aún tengo dudas, es que, fueron 6 años desde que te fuiste, cuando te
marchaste, tenías 24 años y no tenías hijos, y ahora te vuelvo a ver, con 30
años, con hijos y sin marido, y me sorprende, el porqué una mujer tan bonita
como tú, aún está sola. A cualquier hombre le encantaría estar contigo.
Emilia: me halagan tus palabras, y sí, a cualquier hombre le encantaría estar conmigo, menos
a ti.
Su respuesta me dejo aturdido, ¿Por qué menos a mí?
Antonio: ¿de qué hablas?
Emilia: de nada, solo digo, que, estuvimos casados por dos años, y nos llevábamos bien,
pero nunca me viste como mujer, claro, yo entiendo que estás enamorado de
alguien más y lo respeto.
Antonio: perdóname, de verdad, no es que nunca te haya visto como mujer, es solo que, en aquel
entonces, yo estaba interesado en alguien más, pero a medida que nuestro matrimonio
avanzaba, yo empecé a…
No me dejo terminar.
Emilia: Antonio, lo nuestro nunca fue, siempre fue un arreglo y estábamos fingiendo, solo para
agradar a nuestros padres, gracias a Dios que termino y en buenos términos. Además,
cuando nos casamos tú ya estabas enamorado de alguien más, no es culpa de
nadie, fue el destino solamente.
Antonio: recuerdo que, en aquel entonces, también te gustaba alguien. ¿Nunca lo buscaste después de nuestro divorcio?
Emilia: no, nunca lo busque, porque a medida que el tiempo pasaba en nuestro matrimonio, mis
sentimientos por él fueron cambiando. Y ya después tuve a mis hijos, y bueno, no pudimos estar nunca juntos. Y no me arrepiento por nada y menos por mis hijos.
será grave y profunda
y sigue con la esposa
quitarlo de hay y ya