TERCER LIBRO DE LA SAGA: "PASIONES PELIGROSAS".
Un asesinato es capaz de convertir un corazón lleno de pureza en uno de maldad.
Zafira Petrov quiere vengarse de quienes mataron al amor de su vida.
Massimo Lombardo quiere destruir a quienes violaron y mataron a su hermana.
Dos almas gemelas con sed de venganza se alían para acabar con aquellos que los vigilan desde las sombras, sin tomar las suficientes medidas para no caer en las irresistibles redes del deseo, o más bien del amor.
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Quiere verte.
—¿Ahora qué pasa por tu cabeza, Zafira...?
Interrumpo a Massimo con una mirada dominante fijada en sus ojos. ¿Cree que puede calmarme ahora que sé la clase de ratas con las que me junto?
—Qué curiosa es la vida, ¿no? —bajo mi brazo, dejando la boca del arma apuntando al suelo—. Yo crío y alimento ratas, y las muy descaradas prefieren supervivir trabajando por otro lado.
Meneo la cabeza cruzandome de brazos, poniendo los ojos en blanco con una sonrisa.
—Me encantaría escuchar el testimonio de cada uno y saber cuál de ustedes es el que me trae muchos problemas mientras finge jurar lealtad delante de mis ojos...
Paso la mirada en cada uno de ellos, deteniendome en Kiran que llega en una de las camionetas.
—Ah, llegaste justo a tiempo, mi gran amigo —sonrío, impediendole la entrada a la casa al estar frente a él.
—¿Para qué?
—Para que recuerdes todo el tiempo que te he tenido trabajando para mí, en el que te traté como un verdadero amigo, y en el que aun comiendo de mi mano me has jugado como un mendigo sucio —apunto a su estómago, pegandome más a él—. Nunca he usado mi pistola contigo, así que más te vale hablar.
—No tengo idea de lo que dices...
—¡Lo sabes! —lo cacheteo—. Desde que tuve idea de lo que era manejar un negocio y llevar un cargo, me has acompañado. Mira tú, qué curioso que habiendo encargadote de llevar la mercancía a las rutas de las que te hablé, las avionetas hayan explotado por arte de magia. O mejor, qué curioso que mandándote ayer al aeropuerto para revisar todo, digas que todo estaba en orden y que no querías que nadie más te acompañe. Mi corazón decía que confiara en ti, pero mi cerebro insistía en que no lo hiciera, ¡porque confianza a quien se la merece!
—Zafira...
—Tienes un minuto para hablar.
—Es un error...
—¡Ahora solo 30 segundos! —lo tomo de la mandíbula, apretándola—. ¿Con quién querías jugar, Kiran? ¿Con la estúpida Zafira de antes?
De reojo miro la camioneta en la que vino.
—Dame las llaves del carro —ordeno.
—Pero...
—¡Damelas!
Con la pesada mirada en el suelo, saca las llaves de la camioneta que le regalé, y antes de que caigan en mis manos Massimo se las quita, yendo a la cajuela del carro.
—Cuando te decía que no me dabas confianza, sabía que estaba en lo correcto —dice Massi, tomando en cada mano dos bolsas de dinero que lanza al suelo.
—Qué hijo de...
—Estaba amenazado, Zafira, entiéndeme.
—¿Amenazado? —ladeo la cabeza—. ¿Por qué no te creo, hijo de perra? Soy experta en repartir balazos, así que habla porque mi paciencia no es duradera. Confiesa o te irá peor.
—Ulises quería matarte, por lo que me utilizó para obtener su objetivo, y lo convencí de que no te tocara, pero a cambio debía entregar a Massimo.
Con el impacto de mi rodilla en su estómago, cae de rodillas.
—Zafira, perdóname...
Estando cara a cara con Massimo apunto la cabeza de Kiran con la pistola.
—¿Algo más, Kiran?
—Ulises quiere verte, me dijo que te llevara a donde estaba él porque tenían muchas cosas de qué hablar.
—Entonces le cumpliré su deseo.
NOTA:
Como que he estado muy desaparecida, ¿no? De verdad lo siento por la espera que les hago pasar, pero no saben lo difícil que es tener un poco de tiempo en una etapa en la que me mandan cien mil tareas en el colegio, lecciones, entre otras cosas. No les prometere que actualizaré seguido, pero que haré un esfuerzo por brindarle un maratón la próxima semana, y si no es en esta es porque de verdad tengo varias exposiciones en mi institución y el tiempo no me da.