Oscura Obsesión.

"¿Me trajiste aquí para matarme? ¿Esa es tu intención?" Charlie ríe, tenerla vulnerable y acorralada le parece divertido.

"Si tanto miedo tienes de mí. ¡Aléjate de Lucas! Antes de que salga lastimado por tu culpa." Lucía abre su boca, no sabe si reír o seguir impresionada.

"Tu hermano no me interesa en lo absoluto. Nunca antes había salido a cenar con él hasta hoy, además nunca le dirijo la palabra en el trabajo. ¿Qué es lo que te hizo pensar que me obsesionaría con él? ¡He!"

"¡Te vi como lo tomaste del brazo! Es claro que tienes intenciones oscuras. ¡No te hagas la inocente!"

"¡Ya te dije que no! Estás loco. Ya no quiero seguir ni un segundo más en este lugar. ¡Me voy!"

Se para molesta y con el corazón acelerado, había sido expuesta y tenía miedo de que Charlie revelará su pasado e identidad.

"¡Olvídalo! Dormirás aquí, mañana irás a trabajar conmigo."

"¡Entonces renunció! No quiero tener nada que ver contigo o la compañía, ni siquiera con tu hermano. Buscaré otro trabajo, ser asistente apesta."

"¡No te lo permito! Si renuncias iré con el juez y haré todo lo que esté en mis manos para que lo pierdas todo. Tu título, tu trabajo y también tu dinero. Tú no me conoces, pero yo tengo el poder y las influencias para acabarte."

Lucía retrocede unos cuantos pasos y comienza a llorar. Estaba de manos atadas frente a un monstruo peor que ella.

"¡Me arrepiento de haberme fijado en ti! No he hecho nada malo más que trabajar y ser paciente con tu estúpida noviecita. El que sepas mi pasado no te da el derecho de amenazarme."

Charlie se acerca a ella y limpia las lágrimas de su rostro. Comienza a sonreír, pues Lucía había dicho algo que lo había hecho sentir completo y feliz.

"¿Te obsesionaste conmigo? Dijiste que te fijaste en mí. ¿Eso quiere decir que fui tu objetivo? ¿Todavía te gustó?" Lucía se queda perpleja, se le había escapado algo que nunca debió mencionar. Él parecía tener una personalidad inestable y esto la asustó al punto de querer correr de ahí.

"¿Estás loco? Escuchaste mal, nunca me fijaría en alguien como tú" Él la toma de la quijada y aprieta solo un poco.

"No me mientas Everly. Detesto cuando las personas mienten, sobre todo a mí. Entonces... ¿Estuviste o no interesado en mí?"

Ella asienta con la cabeza mientras hace pucheros. Piensa que esto es un castigo divino por haber acosado y amenazado a personas que no la querían como ella pensaba.

"Bien, buena chica. Ahora ve a la habitación principal y mira tu misma. Después de todo hay que ser honestos entre nosotros."

Ella dudaba en entrar, creía que en cualquier momento encontraría un cuerpo en descomposición o algo peor.

Al abrir la puerta sus ojos no podían creer lo que miraban. No se podía mover, sentía que sus pies se habían adherido al suelo y el alma la había abandonado.

"¿Te gusta? Yo también tenía los ojos puestos en ti. A decir verdad, no me gusta compartir mis cosas y por poco pienso que mi hermano quería jugar con lo que es mío."

Lucía toma una bocanada de aire. Las paredes estaban repletas de fotografías suyas y había un mural repleto de lugares que ella frecuentaba. Él había hecho un trabajo mejor que el suyo, él estaba a otro nivel, uno del cual ella era la víctima.

"Tuve que castigar a Cecil por la humillación que te hizo pasar. La discusión que presenciaste fue porque mi padre no toleró que le rompiera el corazón a la hija de su mejor amigo. Por ti puedo ser capaz de cualquier cosa, incluso firmar esos papeles y llevarlos al juez en persona. ¿Eso quieres?"

Jugaba con su cabello y susurraba cada palabra en su oído. Pensó que podía mostrarse tal cual, ya que ella también había sido igual.

Lucía de verdad quería cambiar y ser mejor persona, pero las circunstancias habían cambiado. Limpio las lágrimas de su rostro y pensó que ya no debía hacerse la débil para suplicar por su silencio o piedad.

"Que me hayas gustado no te da el derecho de reclamarme como de tu propiedad. Soy humano y por lo tanto tengo sentimientos, no soy un juguete mucho menos un objeto. Déjate de rodeos y mejor ve al grano. ¿Qué quieres de mí? ¡Anda, dilo de una vez!"

Charlie no puede evitar sonreír. Se sirve un vaso de vodka con tranquilidad y paciencia, sin nada ni nadie que lo apresure.

"Lo quiero todo, no pienso dejarte ir. ¡Eso nunca! Tú y yo somos iguales y debemos estar juntos. Tranquila, tampoco pienso hacerte nada que no quieras, no soy un violador, pero te puedo asegurar que suplicaras que te haga mía. Te volveré loca por mí y no dormirás de solo querer correr a mis brazos. Seré gentil y abriré mi corazón cuando me demuestres que lo mereces. Te trataré mejor que a una princesa, seré tu noche y tú mañana, porque jamás volverás a sentirte sola de nuevo. Únicamente debes ser buena conmigo y con nadie más. Si descubro que intentas seducir, mentirme o engañarme con otro sujeto, seré tu peor pesadilla. Te recomiendo no tentar a la suerte Everly. ¿Qué opinas de todo esto? ¿Tienes miedo de mí? ¿Acaso te asusté?"

Lucía no se movió y fue atenta en cada palabra que salió de su boca. Si tan solo hubiera expresado todas estas palabras un día antes, ella correría a sus brazos, pero la naturaleza de ser él mismo le dio un poco de miedo, debía ser más lista que él si no quería caer en su juego.

"¿Miedo? No creo que conozcas el verdadero miedo. ¡Esto no es nada para mí!" Lo mira de frente, tan de cerca que casi podían sentir la respiración del otro.

"Si estás tan seguro de enamorarme entonces quiero ver cómo lo haces. ¡Pero! Si fracasas tendrás que olvidarme y dejarme ir. Yo también tengo contactos, tampoco te hagas el peligroso conmigo. Y nunca en tu vida vuelvas a amenazarme.