NovelToon NovelToon
Las Sombras Del Rey

Las Sombras Del Rey

Status: En proceso
Genre:Romance / Maestro-estudiante / Apoyo mutuo / Batalla por el trono / Grumpyxsunshine
Popularitas:714
Nilai: 5
nombre de autor: IdyHistorias

Uno asesina, otro espía, otro envenena y otro golpea y pregunta después. Son solo sombras. Eliminan lo que estorba, limpian el camino para quien gobierna con trampas y artimañas.

No se involucran. No se quiebran.

Pero esta vez, los cazadores serán cazados.

Porque hay personas que no preguntan, no piden permiso, no se detienen.

Simplemente invaden… y lo cambian todo.

NovelToon tiene autorización de IdyHistorias para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

¿El rey? Solo el idiota que manda mensajes. La pequeña loca es mía

Marcel la miró incrédulo, como si todavía no pudiera procesar lo que acababa de pasar. Luego me dirigió una mirada, acercándose despacio, con los ojos todavía puestos en la puerta por donde Clover había salido.

—Hermano —susurró, con una mezcla de asombro y humor—, ¿necesitas que te rescate?

Me relajé un poco, soltando una risa que había estado conteniendo.

—Idiota —le respondí, más en broma que en insulto.

Nos abrazamos, disipando la tensión. Nos sentamos, y Marcel, aún algo incrédulo por lo que acababa de pasar con Clover, comenzó a observar las piezas en las que había estado trabajando. Tocaba los artefactos con esa curiosidad suya, siempre admirando y evaluando al mismo tiempo.

—¿Te gusta realmente? —me preguntó, refiriéndose tanto al trabajo como a Clover.

La respuesta fue simple. No necesitaba pensarlo mucho.

—Sí.

Marcel asintió, como si ya esperara esa respuesta.

—Es ella a quien llevaste a la misión, ¿verdad?

Asentí. Sabía que no había por qué mentirle, él lo entendía. Marcel me conocía demasiado bien para no darse cuenta de cómo las cosas habían cambiado.

—Confías en ella rápido —dijo, más como una observación que una crítica—. Ha pasado poco más de un mes.

—La conozco desde hace casi un año —aclaré.

Marcel arqueó una ceja, sorprendido.

—¿Un año? —repitió—. Con el carácter que te manejas, me sorprende que no haya salido corriendo.

Sonrió de manera burlona, pero luego su expresión cambió, volviéndose más seria.

—Espera... ¿ella sabe lo que haces?

Asentí otra vez, esta vez con más seriedad. Marcel se recostó en la silla, evaluándome en silencio. Sabía que estaba intentando comprender todo, buscando el ángulo más práctico.

—Al estar contigo, se pone en peligro, y a ti también.

Volví a asentir. Era algo que ambos sabíamos, no tenía sentido negarlo. Marcel me observó con una mezcla de preocupación y resignación.

—¿Estás completamente seguro?

Sonreí. No podía evitarlo. La respuesta era simple, aunque me había llevado tiempo darme cuenta.

—Es por ella que quiero vivir cuando todo esto termine.

Marcel guardó silencio, procesando mis palabras. Sabía que esa frase significaba mucho más de lo que parecía. Él había sido quien, años atrás, me sugirió abrir este taller, para empezar una vida más allá de las misiones, la violencia y la incertidumbre. Sabía lo que significaba para mí desear algo más allá de la oscuridad.

Finalmente, Marcel habló de nuevo.

—¿Qué sabe ella?

Estaba a punto de responder cuando Clover bajó de la cocina con una bandeja de bocadillos y bebidas. Nos sirvió con esa tranquilidad que siempre me sorprendía, pero sus ojos seguían fijos en Marcel. Él se tensó ligeramente, esperando su próximo movimiento.

—Lo único que me importa —dijo Clover, mirándolo con firmeza— es que lo que hace para usted no lo define.

Marcel la observó en silencio, intentando analizar sus palabras.

—Sé quiénes son sus encargos —continuó Clover— y, supongo, debería estar agradecida con ambos por intentar limpiar el reino de esos monstruos.

Marcel se levantó, sorprendiéndome con un gesto formal hacia Clover, no como el rey que era, sino como mi amigo. Un reconocimiento respetuoso. Después, con una sonrisa más ligera, añadió:

—Creo que algunos me conocen como el rey de por aquí, pero parece que me conoces mejor como "el idiota que envía los mensajes".

Hice una mueca. No podía negarlo, era cierto. Clover se presentó formalmente, con una chispa de humor más relajada.

—Clover Sonnet.

En ese momento, el rostro de Marcel palideció. Su expresión cambió de sorpresa a algo más profundo, casi como si estuviera asustado.

—Tú... tú eres... —balbuceó, antes de inclinarse en una reverencia—. Lamento la pérdida de su padre, Lady Clover.

Lo miré, completamente desconcertado. Sabía el apellido de Clover desde el principio, pero no entendía la reacción de Marcel. ¿Cómo se conocían?

Marcel notó mi confusión y fue él quien rompió el silencio. Clover, tranquila, se sentó a mi lado.

—Gracias a tu padre, pudimos derrocar al usurpador del trono —dijo Marcel, su tono lleno de respeto.

Mi mente empezó a trabajar, tratando de recordar por qué el padre de Clover sería tan importante. Entonces, todo encajó.

—No puede ser... —murmuré, mientras las piezas caían en su lugar.

Marcel me miró, confirmando lo que había deducido.

—Su padre fue el joyero que creó la réplica de la corona.

De repente, recordé todo. La corona real no era un simple objeto ornamental; fue el primer artefacto mágico creado en el mundo. Tenía la propiedad de hacer que las gemas rojas incrustadas en ella brillaran solo en presencia de la verdadera familia real. Ese artefacto había sido un símbolo de legitimidad durante generaciones.

Pero Roland, el usurpador, había robado la corona original y escondido el verdadero símbolo del trono. Se coronó con una corona falsa, esperando que nadie notara la diferencia. En ese momento, Marcel, aún príncipe, necesitaba una réplica para desenmascararlo. Fue entonces cuando encargó una nueva corona, y yo fui el encargado de imbuirla con runas especiales para hacer que las gemas de esa réplica brillaran en color morado en lugar de rojo. Fue esa corona la que desenmascaró al falso rey.

Clover nos miraba en silencio, viendo cómo conectaba las piezas.

—Ezran, ¿sabías algo de la existencia de esa corona? —preguntó, con una mezcla de curiosidad y resignación.

Asentí en silencio, sin apartar la mirada de ella. Clover sonrió, aunque había tristeza en sus ojos, probablemente recordando a su padre.

—Supongo que fuiste tú quien hizo las runas. —dijo, más como una afirmación que una pregunta.

Asentí de nuevo. Clover, como siempre, lo había deducido antes de que pudiera decírselo. Luego, giró hacia Marcel con una chispa de burla en su mirada.

—Y tú, "rey", ¿cómo sabías de la muerte de un simple joyero?

Marcel se puso más tenso, rascándose la ceja, su típico gesto nervioso. Sabía que estaba atrapado.

—Hace dos años —empezó Marcel, con cautela—, fui a ver al señor Sonnet... para pedirle otro favor.

Clover lo miró con desconfianza. Recordé que ella había mencionado que su padre se endeudó por un encargo especial.

—Clover —le dije antes de que Marcel continuara—, ¿ese encargo fue lo que llevó a tu padre a endeudarse?

Ella asintió sin rodeos.

—Así es.

Sentí una oleada de rabia. Miré a Marcel, mi querido amigo, quien en ese momento no era más que un imbécil. ¿Cómo había sido tan inconsciente?

—¡Eres el idiota más grande que conozco! —grité, sin poder contenerme—. Le pediste un favor, lo arruinaste, y ni siquiera supiste cómo arreglarlo.

Marcel me miró, completamente desconcertado.

—¿Sabes lo que pasó? —continué, alzando la voz—. Su padre tuvo que enfrentarse a prestamistas para conseguir los materiales. ¡Tu pedazo de imbécil, ¿de dónde crees que salen el oro y las gemas? ¿De los malditos árboles?

Marcel abrió la boca para responder, pero lo interrumpí antes de que pudiera excusarse.

—¿Por qué demonios no se te ocurrió buscar tú mismo los materiales? —grité—. ¿Por qué no pensaste en las consecuencias de lo que pedías?

Antes de que pudiera continuar, sentí la mano de Clover en mi brazo, calmándome. Marcel, claramente nervioso, apenas podía mantenerse en pie.

—No puedo echarle la culpa del todo —dijo ella, su tono firme pero razonado—. Mi padre era consciente de lo que hacía y por qué lo hacía. Además, siguió pidiendo préstamos para mejorar el negocio. Así que no puedo molestarme por eso.

La miré y suspiré. Como siempre, Clover analizaba las cosas más rápido y con más claridad que yo. Ella no se dejaba llevar por la emoción del momento como yo. Tenía razón, y aunque eso me dolía admitirlo, también me calmaba. Me giré hacia Marcel, aún furioso pero más controlado.

—¿Y qué favor ibas a pedirle, pedazo de descerebrado? —le solté, aunque ahora más por querer entender que por querer pelear.

Marcel miró a Clover, como si la presencia de ella lo hiciera más consciente de sus palabras. Suspiró, algo nervioso, y comenzó a hablar, sabiendo que lo que iba a decir no me iba a gustar.

—Le dije al señor Sonnet que cuando me convirtiera en rey lo buscaría... —se detuvo por un segundo, mirándome a mí y luego a Clover, antes de añadir con un tono que intentaba ser neutral—, y me casaría con su hija.

El silencio que siguió fue mortal. Sentí cómo la furia empezaba a crecer de nuevo dentro de mí, pero antes de que pudiera decir algo, Marcel levantó las manos en señal de defensa.

—Ezran, espera, escúchame. —comenzó a defenderse, intentando justificarse—. Sabes que en ese momento no tenía nada en los bolsillos. Pero, dime, ¿qué hombre no querría que su hija se convirtiera en reina?

Clover, como siempre, no se dejó impresionar por las palabras de Marcel. Tan cortante como era, respondió:

—Mi padre.

La frialdad en su tono era palpable, y Marcel se tensó al escucharla, claramente no esperando una respuesta tan directa.

Solté una pequeña risa al ver cómo Clover manejaba la situación, pero mi furia no había desaparecido del todo. Miré a Clover, agradecido por su compostura y su manera de lidiar con todo esto.

Marcel me miró, aliviado de que yo no lo estuviera estrangulando aún, y continuó hablando:

—Efectivamente —dijo, mientras me lanzaba una mirada algo culpable—. El señor Sonnet dijo que si su hija se enamoraba de mí, no lo impediría... pero tampoco la forzaría a hacerlo.

Clover soltó una risa burlona, sin la menor duda en su tono.

—En tus sueños me enamoraría de un tipo pomposo como tú —dijo, con una sonrisa sarcástica que me hizo soltar una carcajada, a pesar de la tensión.

1
Liliana Barros
Clover es la pareja perfecta para Ezran. Y más vale que el Rey no se olvide de su amigo o Clover va a hacer que lo lamente 😱😂😂😂
IdyHistorias: Siiii Clover es de temer… incluso Ezran le teme …
total 1 replies
Liliana Barros
Así que sus vidas estuvieron cruzándose desde el inicio. Y Clover en lugar de ser Reina, eligió a Ezra 😂😂😂😂😂
Liliana Barros
Amé la personalidad de Cloe y como trató al Rey, que se merece el mote de imbécil jajaja. Y el pobre Ezra viendo como se peleaban los dos por él 😂😂😂😂😂
Liliana Barros
Me encanta la historia. Aquí esperando más capítulos 😍😍😍
Liliana Barros
Me gustó que se decidieran a hablar y aclarar su relación. Son perfectos el uno para el otro
Liliana Barros
Creo que Rowen es mujer, por la descripción de delicadeza. Quizás por eso la quieren los prestamistas
Liliana Barros
Ezran acaba de cambiar su destino. Aunque todavía no lo sabe. Será un chico o una chica, el testigo? 🤔
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play